¡Brollos!, no del Sur del Lago, de la Alcaldía de Maracaibo

      La Alcaldía de Maracaibo también tiene sus brollos, no como los echados a rodar por los opositores en el Sur del Lago; los del ayuntamiento tienen la particularidad de que terminan siendo verdad.

      En todo caso, lo cierto es que tanto el ex alcalde interino Daniel Ponne y la alcaldesa de Maracaibo, Eveling de Rosales, le arruinaron las navidades y obviamente el Año Nuevo a los trabajadores municipales.

      Después de unas fuertes protestas laborales les cancelaron por partes los aguinaldos, y los asalariados saben lo que significa ganar sueldo mínimo y que al final de año las cuatro lochas que les corresponden luego de haber laborado 12 meses, se las entreguen en retazos. Eso es una agresión, una humillación, una falta de respeto que siempre ha prevalecido en las gestiones opositoras enquistadas en esa Alcaldía.

      Los directores y gente de confianza de la alcaldesa se pueden dar el lujo de cobrar por pedacitos, porque ganan mucho dinero. Recuerden que en la gestión de Ponne se aumentaron nuevamente el sueldo, pero es una desconsideración, un acto inhumano, pagarle a un padre o madre de familia unos aguinaldos en retacitos calculados en base a un salario precario.

      Encima de tal aberración, les deben vacaciones desde agosto y unos seis meses de tique cesta, con el agravante de que les dicen que no hay dinero para honrar los compromisos con los trabajadores. No tienen esperanza de cobrar, por lo menos en corto tiempo. ¿Qué han hecho con el dinero que les ha enviado el Gobierno bolivariano? ¿Qué han hecho con los créditos adicionales que les aprobaron para cancelarle a la masa laboral? Vaya usted a saber, nuestra primera alcaldesa, Eveling de Rosales, pregona que el ayuntamiento no tiene dinero y punto.

      De la misma forma se corre el brollo -muy creíble, porque sucedió con Ponne y lo cumplieron- de que en enero continuarán botando a los trabajadores rojos rojitos que quedan en la Alcaldía y muchos que -aunque ahora se la dan de adecos o de ser simpatizantes de un Nuevo Tiempo-, se le arrodillaban a Gian Carlo Di Martino durante su gestión municipal, pero los tienen identificados y, al parecer, esta vez si no los salvará nadie.

      Ante los decretos de inamovilidad laboral, se “brolla” que la alcaldesa aplicará la táctica que en su momento utilizaron Manuel Rosales y Daniel Ponne en el ayuntamiento. Llamaban a los trabajadores, les prometían que si renunciaban les cancelarían todas sus prestaciones y después no les pagaban. En consecuencia, hicieron que mucha gente redactara su carta de renuncia, pusiera el cargo a disposición del despacho municipal, y al final quedó sin trabajo y sin dinero. Nunca les cumplieron.

      En otros casos, ejercían presiones en contra de las personas que querían despedir, como por ejemplo, enviar un periodista o un técnico en computación a manipular una máquina de limpiar cañadas. El objetivo era que abandonaran los cargos.

      Otro brollo: hasta los concejales afectos a Un Nuevo Tiempo ya protestan porque estos ediles de la oposición, como ustedes bien saben mis amigos lectores, no soportan ese golpe constante en el oído de: no hay dinero, no hay dinero, para nada hay dinero.

      Pero en fin, los rumores, sobre todo, el despido masivo, le destruyó el comienzo de Año Nuevo a todo aquel que está identificado con la revolución o que laboró durante la gestión de Di Martino, porque cada vez cobra mayor fuerza que el perfume de mujer con aroma de Rosales que usa la alcaldesa, después que ganó lo ligó con la fragancia Ponne y a despedir empelados rojos rojitos se ha dicho.   

Periodista

albemor60@hotmail.com



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Alberto Morán*


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