Responsables con el futuro, construimos desde abajo y adentro

Advertencia, esto no es un artículo de investigación objetiva, no es una nota seria. Este escrito está absolutamente sesgado por nuestra pasión política, que es la revolucionaria.

En la casa del Costurero de los sueños emancipatorios "Eulogio Paredes", Venimos construyendo caminos desde el año 2011, muchas ideas han sido parte de la cotidianidad de este espacio, un pequeño rincón digno de la ciudad de Mérida. Consecuentes con la lucha del pueblo, solidarios con las necesidades del pueblo trabajador, en esta organización comunitaria transitamos, con nuestras propias contradicciones, por caminos espinosos que tienen como horizonte despejar la incógnita de hombre-mujer en libertad, sin embargo estamos plena y absolutamente convencidos que para lograr esto es necesario tener la barriga llena con la ternura de un pan.

Hemos cometido muchos errores, y estamos convencidos que en los tiempos venideros cometeremos más, quizá de mayor impacto de los que hemos cometido hasta ahora, pero el poco o mucho aprendizaje adquirido durante estas largas jornadas de trabajo nos abre posibilidades para seguir caminando con la gente, sumando voluntades y empecinarnos en la idea de que es posible liberar el trabajo, planificar la producción para la satisfacción de necesidades del pueblo, y generar recursos para re-invertir en nuestra comunidad, fortalecer lo organizativo, lo comunicacional y consolidar un espacio pedagógico transformador.

Empresa de propiedad social directa comunal. Una herramienta para el trabajo liberador.

Decidimos activar la producción de pan y arepas para nuestra comunidad. Un país que se organiza a partir del trabajo es un país productivo, un país que sueñe con producir para alimentar, es un país que hace poesía, un país que trabaja diariamente para solventar desde el trabajo las necesidades básicas de los seres humanos, es un país que próspera, un país que entiende que la riqueza es fruto del trabajo colectivo y que la apropiación de esa riqueza es un robo, es un país consciente.

Volvemos otra vez a ponerle las manos a la masa, volvemos otra vez al trabajo. Hay mucho camino andado, muchos compañeros y compañeras han aportado a esta construcción colectiva, unos siguen empecinados, otros han buscado nuevos horizontes, pero ¡seguimos avanzando!

Reafirmamos la convicción, que nuestra producción está destinada a alimentar a nuestra comunidad, no soñamos como el explotador, pero tampoco pensamos como el vencido. No hacemos eco del pensamiento derrotista, ante el pesimismo intelectual, avanzamos con el optimismo de la voluntad, una voluntad transformadora, una voluntad consciente, una voluntad que entiende que en los procesos sociales radica la posibilidad de transformar la realidad. Trabajamos en colectivo, trabajamos por nuestra comunidad.

Muchos actores están detrás de nuestro trabajo, entre ellos el apoyo del gobierno Bolivariano por medio de La SUNAGRO, quien desde nuestro inicios nos ha prestado la mano y toda la solidaridad para avanzar desde lo comunitario. Hoy día, sin ningún tipo de maquinaria, a mano limpia (porque no robamos, trabajamos), hacemos al rededor de 200 Arepas Diarias, 150 Paledonias y 30 panes, todos a precios solidarios, y según rumores del lugar de producción, la gente que trabaja en la panadería "Pan Pal pueblo", afirma que van por más. Ganas y compromiso diario demostrado cada mañana. Sin embargo, hay muchas cosas más que discutir, más allá de los números.

La realidad que vivimos en una realidad compleja, lo sabemos. Es una realidad que tiene altibajos, es una realidad en la que la incertidumbre forma parte de la cotidianidad. No es lineal. No es fácil para pequeños emprendedores salir adelante, mucho menos para consolidar una orgánica comunitaria, pero el tesón, el esfuerzo, la necedad, la insistencia, la constancia, rinden frutos cuando el trabajo se hace desde el corazón, por tanto consideramos que hoy día buscar nuevos senderos, NO con la mirada de la rentabilidad productivista y explotadora, sino que sean emancipatorios, senderos, no que generen ganancias apropiables por una minoría, sino que generen felicidad colectiva.

Sin duda alguna, éste es un tiempo que nos brinda la posibilidad de reinventarnos, de mirar de nuevo nuestro andar, de vernos en nuestro proceso vital y de reflexionar sobre los elementos que tienen que ver con el futuro. Hay que producir, para satisfacer necesidades. Producir desde la planificación, desde lo colectivo, para la soberanía, para la independencia y la autonomía, hay que producir bienes materiales tangibles y también reflexiones intangibles, es decir estamos ante la necesidad de sistematizar cada uno de los procesos en los que estamos insertos para poder construir una Nueva visión del saber, uno hecho y delineado desde nuestro vivir, desde nuestro actuar transformador. Debemos sistematizar y re-conceptualizar cada uno de los procesos en los que estamos implicados como sujetos transformadores, porque nuestro andar transformador, debe ser la materia prima para edificar el nuevo conocimiento para la transformación social.

Si hacemos un ejercicio analítico, con alguna de las teorías sociales existentes, encontramos, por ejemplo, el análisis de lo comunitario desde distintas ramas de las ciencias sociales, tal es el caso de la antropología, la sociología, el trabajo social, la historia, o la psicología social. Mucho se ha dicho, pero nunca será suficiente para construir herramientas que le sirvan al pueblo para desarrollar y emprender la lucha de su propia liberación. En un texto titulado Introducción a la psicología comunitaria.Desarrollo conceptos y procesos (2004), de Maritza Montero encontramos en la introducción de éste texto un escrito de Isaac Prilleltensky el cual habla del bienestar y la justicia, la libertad y la igualdad, que aunque necesarias no son suficientes para la construcción de una sociedad buena. Éste autor plantea la necesidad que existe de entender el asunto de las necesidades individuales y colectivas, como una dialéctica en permanente sinergia. No puede sobreponerse una necesidad sobre otra, o anularla, lo individual y lo colectivo juegan un papel simbiótico de una relación que sin duda alguna puede ayudarnos a construir justicia. Textualmente el mismo autor afirma que: construir el bienestar como si fuese estrictamente psicológico sería equiparable hablar de alma sin cuerpo en tanto que definirlo como estrictamente comunitario sería equivalente hablar de culturas sin gente (P. 7).

Por tanto es necesario entender y comprender la sinergia que existe entre lo individual y lo colectivo. Individual, no desde la perspectiva individualista liberal, sino desde la concepción de la individuacion, desde la necesidad personal que cada sujeto tiene de forjar su identidad, y lo colectivo, no desde un colectivismo que anula la individualidad, lo colectivo, desde el trabajo consciente, grupal, para satisfacer necesidades humanas.

No podemos concebir el trabajo comunitario y la psicología comunitaria como un espacio para el asistencialismo, es necesario visualizar a estos procesos como potencia transformadora, herramientas para la toma de decisiones, potencia para la satisfacción de necesidades vitales. El trabajo comunitario en estos tiempos debe ser una herramienta para la emancipación, por eso hay que producir, por eso hay que organizarse, por eso hay que adquirir cada día más autonomía. De esta forma las viejas estructuras políticas no contaminarán los procesos sociales con sus viejas prácticas, con su clientelismo, con su compadrazgo, con su sectarismo y con las formas demagógico bajo las cuales conciben el poder.

¡Claro que podemos! es más, moralmente deberíamos decir, ¡Claro que debemos! no tendremos otra oportunidad, la lógica del capital pretende aplastar todo sueño comunitario, la lógica monopolista capitalista pretende anular cualquier proceso de construcción colectiva desde abajo y desde adentro. Para nosotros es importante levantar la bandera del trabajo y de la producción, también la bandera de la deconstrucción, de la crítica y de la transformación. Decía el comandante Chávez: los consejos comunales no pueden ser apéndices del partido. Los partidos políticos deberían estar al servicio del trabajo comunitario, del poder comunal, del poder popular, para que de esta forma podamos hacer sentido de una revolución que apenas está dando sus primeros pasos pero que ha avanzado mucho en conciencia, y que sin duda alguna merece la pena criarla, atenderla y formarla para que el día de mañana sea la mujer combativa, que dé al traste definitivo con este mundo que sólo le sirve a los intereses de unos pocos.

Nosotros nos vamos a encontrar en el trabajo nosotros, nos vamos a encontrar en el país que merecemos, para ello requerimos de un ejercicio tremendo de conciencia, para ello requerimos de la absoluta abolición de las viejas prácticas egoístas, sectarias y chismosas a la que nos acostumbraron los adecos, esos mismos que hoy se visten de rojo y tienen la revolución en la boca para enriquecer sus bolsillos con negocios turbios, a la sombra del poder.

Pan, paledonias y arepas con ternura para nuestro pueblo, para su alimento, para que luche, para que sueñe, para que ningún niño se acueste con la barriga vacía, pero también para que nosotros podamos medir la dimensión de la fuerza que radica en nuestro sujeto colectivo.

Nos cansamos de llorar y de pedir. Ahora nadie será capaz de arruinar el poder creador que se ha despertado.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1646 veces.



Carlos Rivas

Escuela Popular de Comunicación ?Eulogio Paredes?. Vocero de la Casa del Costurero.

 carlos_rivas_45@hotmail.com

Visite el perfil de Carlos Rivas para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: