Los opositores y la leche del gato

¿Qué infelicidad?, la oposición no cuenta con un argumento para atacar al presidente de la República, Hugo Rafael Chávez Frías, que no signifique el sacrificio del pueblo.

Carecen de un mecanismo diferente a esa manida estrategia de sembrar caos y zozobra entre la gente, para desacreditar al Gobierno nacional.

Los adversarios del proceso revolucionario o mejor dicho, del Presidente, no entienden que esas tretas echadas a rodar y en la que lesionan al pueblo buscando una reacción violenta en contra del orden constitucional, murió, quedó desmontada con el sabotaje petrolero, las guarimbas y aquellas acciones de calles lideradas por Carlos Ortega, Carlos Fernández y Juan Fernández.

Incluso, estas manifestaciones costaron la vida de personas que murieron en una tranca intentando llegar al hospital. Era tal la perversidad de esta y todos esos vándalos que todavía están detrás de derrocar a Chávez, que ni siquiera eran capaces de escuchar los gritos de clemencia de los enfermos para que no los dejaran morir en el interior de los vehículos. Otros inocentes sencillamente resultaron acribillados por francotiradores.

Pero hablando del sabotaje, debo decir que fue terrible para la población. La gente vivió en carne propia la bestialidad de esa oposición que, por capricho, porque a un grupito le daba la gana, el comandante tenía que abandonar el poder. De hecho, una de sus famosas consignas era: ¡Chávez vete ya!, como si esos se tratara de “soplar y hacer botellas”, tal cual decimos en criollo.

El caradurismo en pasta, pues. Pretendían ignorar a ese pueblo que llevó a Chávez a Miraflores y que es quien tiene la última palabra. No se percataban que se les había acabado el “pan de piquito”, y me disculpan tantas expresiones populares juntas, pero de momento siento que caen como anillo al dedo.







Sigamos. Actualmente, la oposición le hace frente a otra acción del proceso: la reforma constitucional. ¿Y cuál creen ustedes, amigos lectores, que es la fantástica maniobra que tienen para enfrentar a Chávez en el referendo que estoy seguro, avalará esa propuesta?, un sostenido desabastecimiento de productos de la cesta básica. Obviamente, otro sacrificio para la gente.

Pero lo importante es que las personas igual que en los tiempos del sabotaje, tienen conciencia de que la raíz de esta escasez reside en la reforma. Intentan hacer creer que poseemos un gobierno incapaz, que no garantiza ni la alimentación, con la ilusa esperanza de derrotarlo en la consulta popular de diciembre.

Si se argumenta que el desabastecimiento es ficticio, llevado a cabo por enemigos del proceso que acaparan los productos, la oposición te dice que eso es falta de gobierno. Si por el contrario, la Fuerza Armada sale a la calle y enfrenta a los especuladores y abusadores, entonces señalan que Chávez es un monstruo, un dictador y que aquí no hay estado de derecho, en fin…

Se niegan a creer que la población les conoce el juego, saben que cada vez que el proceso se encuentra en una etapa decisiva, son atropellados por las brutalidades de esa oposición golpista.

No importa cuan cobarde sean las acciones ejecutadas, porque intentar dejar a los lactantes sin alimento es una atrocidad, una bajeza que no tiene nombre.

Jamás les dolerá el lamento de esas madres que van al mercado y de un lado sostienen la bolsa de alimentos y del otro mantienen a manera de horqueta, el hijo en la cintura.

Sin embargo, admito, que acerca de la escasez padecida, los opositores no han dejado de ser efectivos. Sustentados en acciones mediáticas, crearon una atmósfera de angustia y fomentaron un estado de ansiedad tal, que algunas familias aunque sin niños, piensan que morirán sino desayunan con café con leche y lo peor: sino tienen el alimento preferido del gato.

Y es que en eso son unos expertos, recuerden que ese es el juego del capitalismo: ocasionar un estado de necesidad incontenible, que estimule el consumo desenfrenado.

El pueblo, señores opositores, no está dispuesto a hacer más sacrificios por ustedes. Por eso, se equivocan y en lugar de ganar adeptos, capitalizan el odio de la gente y al final, no les queda más que sacar de los escondites los productos de la cesta básica, la leche de los lactantes y, por supuesto, la del gatico.

*Periodista

albemor60@hotmail.com


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Alberto Morán*


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