¡Pobre Cecilio Acosta, si saliera de su tumba!

Conocí el Colegio Universitario de Los Teques "Cecilio Acosta" en su época de mayor esplendor: egresaban de este centro educacional dependiente del Ministerio de Educación, profesionales como Técnicos Superiores Universitarios, y todos ellos eran ampliamente valorados en sus distintos centros laborales (públicos y privados) por exhibir importantes competencias en cada una de sus áreas de especialización. No obstante, algunos cuestionaban el prestigio de esta institución y la describían como un "liceo grande" en donde socio-culturalmente aún no existían en su comunidad, perspectivas de centro universitario. Y esa dura observación, sin duda alguna, no estaba exenta de una gran verdad, en la medida en que las prácticas gerenciales, administrativas y académicas se circunscribían a una serie de actuaciones ceñidas a la facilitación de titulación, sin ningún atisbo de sistematización de sus propias prácticas y sin la debida contextualización de las necesidades del entorno local, regional y nacional.

De acuerdo a esa realidad de entonces, el Cultca poseía eficiencia y eficacia instruccional. Sus profesores eran catedráticos que instruían en las distintas áreas de conocimiento. Y a juzgar por la buena reputación que luego alcanzaban los egresados de este centro educacional, el currículo de formación de entonces, se adecuaba básicamente a los requerimientos de aquella sociedad; y una vez incorporados en el campo laboral, los egresados seguían ampliando sus competencias hasta adquirir niveles de desempeño aún más significativos.

Creo que ese Colegio Universitario de Los Teques no ha terminado de morir en la memoria de los habitantes de esta pequeña ciudad, y me atrevería a decir que todos guardan de él un recuerdo agradable. Sus muchachos, incluso, eran los jóvenes más combativos en las contiendas por el logro de justas reivindicaciones sociales y académicas. Y no pocos estudiantes de este centro educativo dieron su vida en ello.

Pero de pronto, una gaceta oficial decretó al Colegio, Universidad; le dio rector y vicerrectores. Ingresaron un número significativo de supuestos "camaradas" que trabajaban en la educación básica general, con o sin título de postgrado, que en los concursos de ingreso cometieron todo tipo de fraude académico para ingresar a la institución. Y el Estado le proporcionó a la "flamante universidad", Programas Nacionales de Formación. Determinó que el aprendizaje se adquiría por proyectos, y que el conocimiento sólo se producía a través de perspectivas vivencialistas, y se analizaba a través de enfoques sociocríticos. Toda otra forma de conocer la realidad, era positivismo, del cual todos ellos, por supuesto estaban "muy alejados". Esas decisiones, por supuesto, no se la consultaron a nadie. Era política de Estado, y a quien no le gustara, que no se inscribiera en este centro o que buscara trabajo en otro lugar. Una vez dentro tenías que jugar con esas reglas de juego, y si tus inquietudes académicas iban por otros predios, la casa se encargaba de ignorarte para que supieras ubicarte en el lugar que según ellos te corresponde: siempre debajo de ellos.

Otro fenómeno insólito comenzó a ocurrir en la ahora Universidad Politécnica de Los Altos Mirandinos "Cecilio Acosta", en donde todo acto académico se iniciaba con el himno nacional cantado por el fallecido Presidente Chávez: comenzaron a desvalijar la Universidad. Se robaron desde materiales de oficina, alimentos del comedor, equipos electrónicos, autobuses, cocina industrial… hasta los grifos y los flotantes de las pocetas.

Si en algo se les parece esto a la historia del país en estos últimos años, permitan que me detenga un poco para tomar aliento. Nunca me imaginé que iba a tener que considerar a los adecos y los copeyanos, como niños de pecho frente al fenómeno de la corrupción y el pillaje. Y agrego: Que nadie de la actual directiva de este centro universitario diga que es inocente, porque parafraseando al apóstol cubano, José Martí, quién ve un crimen y no lo denuncia, es también un criminal. ¿Para qué se estudia gerencia en un país donde los directivos de instituciones solapan sus funciones administrativas y académicas por intereses grupales y/o partidistas? ¿Por qué no existen sanciones ejemplares ante la pérdida de bienes nacionales?

Hoy las tres sedes de esta Universidad están tomadas por los trabajadores de esta casa de estudio que exigen la expulsión de esta directiva por parte del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Uno de los miembros del rectorado, valiéndose de las bondades que proporciona estar en el poder, hostiga a los trabajadores que han asumido la bandera de lucha, con los órganos de seguridad e inteligencia del Estado, tratándolos como delincuentes, a pesar de que estas actuaciones están siendo consideradas en el marco de la necesaria contraloría social que deben ejercer siempre las comunidades; y en consecuencia, han intervenido las autoridades del MPPECT para realizar, ciertamente, la necesaria auditoría y mediar entre las partes en conflicto.

Tiempos grises para hombres y mujeres grises. Que se desate la tormenta y salga por fin el sol…



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Gladys Emilia Guevara


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