Mitos, mentiras y la escuálida posibilidad de una victoria de la oposición

Y allí van... La oposición al Presidente Hugo Chávez celebra de nuevo. Esta vez la razón del alboroto es que finalmente ellos han encontrado a su añorado líder.

Manuel Rosales, el impertérrito conspirador, ha prometido llevar la pelea en contra de “el régimen” hasta “el final”.

A menos de que seamos testigos de eventos fortuitos, el “final” es inevitable: en diciembre, Hugo Chávez será reelecto Presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela para un nuevo periodo de seis años.

Hay un cúmulo de razones que hacen esto una posibilidad inevitable. La mayoría de ellas vienen de la misma oposición. Los adversarios del gobierno venezolano basan su antagonismo en una serie de aseveraciones tan falsas como ridículas.

Una de ellas es que por un supuesto fraude fue que la oposición perdió el referendo presidencial de agosto 2004. No voy a especular sobre como es posible que un gobierno considerado por la oposición extraordinariamente incompetente pudiera haber cometido el fraude perfecto.

La verdad con respecto al “fraude” es que nadie de la oposición ha sido capaz de mostrar pruebas convincentes de las acusaciones que han hecho. Me refiero específicamente a irregularidades que de una manera u otra hayan influenciado los resultados.

La mejor “prueba” de fraude en el referendo es el resultado de un trabajo tan creíble como el cuento que Elvis Presley aún está vivo.

El estudio estadístico que llegó a la conclusión de que hubo un “99% de posibilidad de fraude” en el referendo fue ejecutado por un par de burócratas de la IV República. Además de eso, el estudio fue ejecutado a petición de Súmate.

Sin embargo, lo que más lesiona la integridad del “estudio” en referencia es que los datos usados por los “científicos” fueron también suministrados por la “independiente”, abiertamente anti-chavista y francamente pro-oposición organización civil.

Personalmente, eso es lo que yo llamo “el fraude del fraude”.

Otra de las falsas premisas que llenan de “esperanza” a los que apoyan la lucha en contra del “régimen dictatorial” es que Chávez no tiene el apoyo necesario para ser considerado una fuerza política respetable. El argumento mas fuerte a favor de esta afirmación es “la victoria” de la oposición en las elecciones para la Asamblea Nacional de Diciembre 2005.

Esa elección fue golpeada por una enorme abstención calculada a niveles de 80 por ciento. Los números oficiales de las autoridades electorales son un poco más bajos. En todo caso, líderes de la oposición argumentan que la abstención fue un incuestionable acto de rechazo al “régimen”.

Hay dos razones que explican esta gran abstención.

Una de ellas fue la negativa de los principales partidos de oposición a participar en la contienda alegando que un fraude ya había sido montado. El hecho es que inclusive las encuestadoras de la oposición publicaron encuestas señalando que la mayoría de los venezolanos consideraban que los partidos de oposición se negaron a participar en la contienda porque “sabían que iban a ser derrotados”.

La otra razón por la cual hubo una abstención masiva fueron precisamente los llamados a no votar de algunos sectores de la oposición. Súmate fue una de ellas.

La valiente defensora del voto y de la participación ciudadana pidió que los votantes se fueran a la iglesia el día de las elecciones en vez de cumplir con su obligación ciudadana. De acuerdo a algunos reportes de prensa, la mayoría de la gente terminó en la playa.

Llamar abstención un triunfo va muchísimo más allá de los límites de lo ridículo.

Primero, ellos asumen equivocadamente que todos aquellos en contra del gobierno se abstuvieron de participar. Segundo, también asumen erróneamente que solamente y todos los chavistas votaron.

Por otro lado, alguien se olvidó completamente de las estadísticas de abstención en Venezuela. Esta es de 30 a 40 por ciento y en ocasiones ha sido de niveles más altos.

Eso baja el “apoyo” de la oposición de 80 o 85%, a alrededor de 45%. Este número está más acorde con la realidad. Y eso asumiendo como verídica la remota posibilidad que SOLO y TODOS los chavistas votaron. Suficiente al respecto…

Hay una premisa en particular que seriamente me hace cuestionar el intelecto político de los líderes de la oposición. Ellos están convencidos que “unidad” necesariamente significa mas poder político. Esto no es siempre verdad.

Inclusive desde la perspectiva del más básico principio aritmético, unidad como poderío es para la oposición un cuento de hadas. Es matemáticamente imposible asumir que tres candidatos con un apoyo de 3, 7 y 12% respectivamente puedan por arte de magia atraer más del 50 por ciento de los votantes simplemente por unirse en un solo frente político.

Los que así piensan también se olvidan de las realidades vitales de la vida. Si un “creyente” captura a San Pedro tomándose una cervecita con Satanás, lo más probable es que su FE sufra un poquito.

Los líderes jóvenes que aspiran a ser algún día una fuerza política en Venezuela deberían evitar “tomarse una cervecita” con los cadáveres políticos de la IV República. Ese es un error fatal que “los jóvenes” de Primero Justicia han cometido.

“Dime con quien andas y te diré quien eres”, dice un adagio popular. A eso yo le agregaría que, en el mejor de los casos, terminarás “oliendo” como ellos. Y ellos verdaderamente están podridos….

La lucha de algunos sectores de la oposición por “condiciones” electorales es una medida de lo putrefacto que están nuestros defensores constitucionales. No hay ni una pizca de sinceridad en esta lucha. No importa por donde se le mire, la lucha por condiciones es una asombrosa falsedad.

No es un secreto que en realidad la lucha es en contra de la Revolución Bolivariana. La meta es ponerle un punto final tan pronto como sea posible. Y a cualquier precio, excepto el bienestar físico de sus “aguerridos” líderes.

Las “condiciones electorales”, por un lado, no garantizan una victoria ni de la oposición ni de nadie. Además de eso, todas las encuestas indican el innegable apoyo mayoritario al Movimiento Bolivariano de Hugo Chávez Frías. Ninguna encuesta toma en consideración si las elecciones son “limpias” o “sucias”.

Por otro lado, las “condiciones” tienen un propósito político muy particular: Le da a la oposición otra carta para jugar en el momento adecuado.

Ellos saben, como lo sabe todo el mundo, que es imposible lograr un registro electoral 100% perfecto, sin faltas y sin errores. Cuando se les acaben los motivos, ¡y se les acabarán!, la oposición se levantará enardecida porque dos o tres votantes fueron movidos a un distrito dos cuadras mas abajo del que les correspondía.

A pesar de ser completamente irrelevante para los propósitos de una elección presidencial, por esa razón ellos serían capaces de prenderle fuego a la ciudad de Caracas. ¡Lo han hecho antes!

Ése es el propósito de las “condiciones electorales”.

Que Dios bendiga y proteja a esas almas inocentes, confiadas, puras, inmaculadas, y vírgenes de todo mal que creen que Súmate, o alguien de la oposición, está honesta y sinceramente luchando por sus derechos civiles.

Otra afirmación insípida que hacen desde las huestes anti-chavistas es precisamente que Hugo Chávez es el enemigo.

Algunos extremistas de la oposición proclaman con seguridad que las libertades y los derechos democráticos de los venezolanos dependen de la desaparición política, si es que la física no es posible, de Hugo Chávez.

¡Los pobres no tienen ni idea!

Los líderes de verdad son “peligrosos” porque inspiran a otras personas. Desde esa perspectiva, Chávez ya hizo su “daño”. Gracias a él hay millones de gente “peligrosa” en Venezuela y alrededor del mundo.

Yo no voy a defender al Presidente y a tratar de poner en palabras lo que él significa para esos millones de personas. Al respecto solo diré una cosa:

Esos que proclaman que Chávez es el enemigo ineptamente se olvidan de la gente que piensa, siente y cree que el mundo debería ser como Hugo Chávez piensa, siente y cree que debería ser.

Para derrotar a Hugo Chávez la oposición ahora tiene que completar una tarea relativamente imposible. También tiene que derrotar las aspiraciones de millones de venezolanos que piensan, sienten y creen que Venezuela puede de verdad ser un mejor país, por encima de las limitaciones de nuestra propia idiosincrasia.

Basados en falsas premisas como la del “fraude”, la “victoria”, la “unidad” nacional, las “condiciones” electorales y pensando que Chávez es el “enemigo”, la oposición no puede evitar caer en la tentación de hacer promesas insidiosas.

En una de sus primeras apariciones públicas como candidato presidencial, Manuel Rosales ofreció “un salario mínimo para los desempleados”. “Esa es una mejor manera de distribuir las enormes riquezas del país”, dijo la esperanza adeca.

Presionado por un periodista que le preguntó por qué eso que decía no era “populismo”, Rosales pronunció “brillantemente” lo siguiente:

“Hay una diferencia entre populismo y justicia social”.

¿No creen ustedes que también hay una diferencia entre un líder verdadero y un típico demagogo oportunista?

A pesar de que a veces suena más chavista que Chávez, Rosales no hace ningún esfuerzo para esconder sus verdaderos colores. Él también prometió llamar una constituyente para echar por la borda LEGALMENTE todos los cambios políticos que el Presidente ha logrado desde 1998.

En una ocasión Rosales trató de hacer lo mismo ILEGALMENTE. Un dia de abril del 2002 él puso su firma de aprobación en el fatídico decreto que revocó la Constitución junto con todas las instituciones democráticas y derechos civiles.

Sería tonto pensar que Rosales ha cambiado sus maneras.

Además, es imposible que Manuel Rosales pueda ser más chavista que Chávez. Si eso es lo que él está planeando hacer, mucha gente preferiría quedarse con el “original”.

elio@vheadline.com


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Elio Cequea


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