Ofidio Pérez sin plegaria, ni fieles que le sigan

Recuerdo, que en la época cuando se solicitaba el referendo, un colega de la Facultad de Ciencias de la ULA, el respetado y respetable doctor Carlos Uzcátegui, me dijo, en son de severa de crítica para con la posición gobierno: “¿y por qué se negarán a contarse?” Claro, el doctor Uzcátegui estaba viendo mucho a Globovisión, y el leimotiv impuesto por los medios era: “¿Por qué tienen miedo a contarse?” La pobre gente sometida bajo el síndrome del secuestro mediático no hacía más que repetir, como los perros de Pavlov, de que el gobierno tenía pánico a ir al referendo.

Una vez que se fue al referendo, los medios impusieron el slogan del fraude, y de que los aparatos habían invertido las cifras y de que los votaron por el “SI”, los convirtieron en “NO”. El doctor Uzcátegui, debió haber quedado totalmente convencido de que en el referendo nos habíamos contado, pero “se había hecho muy mal”. Como seguramente siguió viendo los análisis trasmitidos por Globovisión, con expertos traídos de Harvard o de cualquier otra importante universidad norteamericana (que aseguraban lo espantoso del fraude), pues continuó con su pensamiento uniforme y científico, apegado al concepto de lo que debe ser políticamente correcto en la sociedad occidental.

En aquello días, la oposición apeló a lo del conteo manual, y el CNE lo hizo. Pero igualmente, el vocero más esclarecido de la oposición en aquel momento, el doctor Tulio Álvarez, aseguró, el 9 de septiembre del 2004, que hubo fraude en el voto manual. En su informe explicaba que se detectó perfectamente cuál fue el mecanismo utilizado para cometer las irregularidades en el procedimiento manual. Que se había roto el esquema de los promedios de la población electoral y que en dos meses habíamos pasado de 48 puntos a 53 puntos de proporción en la población electoral. Que eso significaba que cerca de 1,8 millones de personas que nunca habían votado lo hicieron, y se hizo una movilización de una población inexistente para cometer el fraude en la votación manual.

A la posición de Tulio siguieron la de los expertos de la Universidad de Harvard, quienes aseguraron que no se explicaban cómo habiendo ganado la oposición a boca de urna, hubiesen perdido en el conteo electrónico.
A partir del referendo revocatorio, la oposición, en lo del tema electoral realmente tiró la toalla. De allí en adelante todo lo suyo sería hacer amagos y escarceos de querer participar en las elecciones pero siempre poniendo de por medio de que sin las “reglas claras” jamás lo harían. Tales reglas, por supuesto, deberían ser la que ellos quisiesen, y por lo tanto imposible de que Centro electoral en el mundo fuese capaz de avalar. Como ya en el campo de la conspiración, con elementos de las fuerzas armadas, del empresariado y de la iglesia no podrían echar abajo al gobierno, la última metralla la tendían que gastar en descalificar al árbitro electoral. La campaña tendría que ser para la opinión internacional por lo que se dieron a la tarea de decir que Chávez era el dueño de todos los poderes públicos, y que no permitía al CNE que las universidades autónomas y técnicos independientes auditaran rigurosamente el REP y seguiría permitiendo el uso de las maquinitas “tramposas” de Smartmatic; que se negaba a eliminar las captahuellas, que no permitía que se contaran todas las papeletas y que seguía manteniendo el peculado de uso a favor de su reelección.

Si recordamos, poco antes del revocatorio, la oposición mostró con toda claridad lo que buscaba; por intermedio de su vocera más recalcitrante, Liliana Hernández, quien amenazó: "Si no hay revocatorio liquidaremos a este CNE". Para entonces, Primero Justicia fue radical cuando sostuvo que la oposición no debía acudir a los reparos ¿Lo recuerdan? Y ellos aseguraron públicamente, que si perdían las elecciones procederían a la descalificación del CNE ante los organismos internacionales.
Bueno, esa es la táctica que con mucha furia e histérica desfachatez están hoy poniendo en práctica. Todos los medios privados enfilados contra el CNE, y ya están inventando de que existe un CNE paralelo. Ya la oposición no se plantea ni habla de un programa de gobierno, sino que todas sus baterías están enfiladas a desconocer cuanto haga el CNE.
¿Pero se acuerdan también cuando la Conferencia Episcopal, inmediatamente después de realizado el Referendo Revocatorio Presidencial, sacó aquel comunicado, encabezado por el salmo 61,2: "Escucha, oh Dios, nuestro clamor, atiende nuestra plegaria"? y le hacían un llamado a todos los venezolanos para ver con sensatez lo que pasa en nuestra fracturada sociedad. Y hablaban de “serias sombras en los vaivenes, contradicciones y cambios extemporáneos en el reglamento, en las reglas de juego a lo largo del proceso, en las dilaciones en cuanto a los tiempos estipulados y, sobre todo, en la subversión de dos principios básicos en toda estructura legal y ética: la no-retroactividad de leyes y reglamentos, y la presunción de buena fe de quien expresó su voluntad al firmar. Del último Comunicado de los observadores internacionales, puede deducirse que estas medidas conducen a una fractura mayor en la confianza y credibilidad de una institución, el CNE, que se debe al pueblo soberano, y no a parcialidad alguna”.

Ahora, para las elecciones del 3-D, vuelven al mismo tipo de críticas, y “Consideran que el hecho de que las observaciones de auditoría efectuadas por las universidades Católica Andrés Bello, Central de Venezuela y Simón Bolívar no fueran tomadas en cuenta por el CNE, limitan la confianza de los ciudadanos en el proceso general”. Vemos a Ofidio Pérez decir que hubo trampa en las elecciones parlamentarias porque solamente participaron los movimientos afectos al gobierno, y que es antidemocrático que la AN sea monocolor. Como si el hecho de que la oposición decidiera no ir a las elecciones fuese culpa de Chávez.

El gran fracaso de la marcha del sábado revela que la oposición no sólo está severamente averiada en lo moral, en lo organizativo, en lo ideológico, sino que no se podrá recuperar jamás. Lo de las Primarias será para coger palco, sin Teodoro, sin AD y sin pueblo en general. Es decir, siguen dando palos a ciegas, en la esperanza de que el Pentágono finalmente decida una acción de fuerza. Esa es la única acción por la que suspiran. Fin de fines.


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José Sant Roz

Director de Ensartaos.com.ve. Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (ULA). autor de más de veinte libros sobre política e historia.

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