Las grietas ocultas de la oposición

Para nadie es un secreto que algo huele mal en las filas opositoras porque además de las evidencias de falsas apariencias y las muestras de romance y suspiros anhelantes, la oposición irradia aromas de incienso para confundir el ambiente y evitar que el olor fétido llegue al olfato de sus seguidores. Por ello hace grandes esfuerzos para tapar las grietas que le carcomen el alma y le arrastran hacia las bajas pasiones de la política, donde las fisuras internas cobran fuerza dejando al descubierto las heridas purulentas en la piel escuálida de su cuerpo enclenque y enfermizo.

Quizás por ello han definido un tipo de lucha imposible, absurda, mediocre, irracional, dañina y peligrosa. Ahora más que nunca las carencias de la derecha venezolana comienzan a manifestarse con claridad luminosa y, como dirían, las mismas causas que los condujeron a esta delgada línea de la lucha política equivocada, también los lleva a los laberintos de la derrota inevitable. Las grietas abiertas en la oposición no son sólo el resultado de la disfuncionalidad de una familia política y la incompatibilidad de genes entre sus miembros violentos, sino también como consecuencia de una sistemática practica de violencia y terrorismo contra el Estado, el gobierno y la familia venezolana. De allí que no hay argumento democrático, ni religioso que legitimen las acciones dañinas de la oposición.

En medio de todo este clima de incertidumbres y de inmensa expectación, la oposición ha ido alimentando e inoculando el odio contra el gobierno revolucionario y contra el chavismo fundamentalmente, encrespando los ánimos y así crear una sensación de caos general y con ello justificar todas las acciones de lucha violenta, acaparamiento, desabastecimiento, especulación, bachaqueo y saqueo. Luego lanzan una alfombra de dudas y a través de una operación política folklórica van de cola en cola, murmurando que es el gobierno el gran culpable de todo este desastre. Mientras tanto y como parte del esquema de la guerra económica, las grandes transnacionales de alimentación están acaparando los rubros de la cesta básica, tal lo denunció recientemente Yendry Velázquez, integrante del Comité de Victimas de las Guarimbas y el Golpe Continuado.

Pero a pesar que la Guardia Nacional, el resto de los organismos de seguridad del Estado y la Superintendencia de Precios Justos realizan grandes esfuerzos por garantizar la distribución de alimentos; a pesar de las ventas supervisadas, de las multas a las empresas acaparadoras, personas detenidas, decomiso de toneladas de leche, papel tualé, azúcar, el jabón en polvo, la margarina, lavaplatos, pañales, maquinas de afeitar y pare usted contar; y aún así los partidarios de la oposición siguen con su cantaleta de que todo es culpa de Maduro. ¡Coño! pero la verdad es que son brutos de naturaleza o de verdad son brutos de verdad-verdad.

Yo creo que el tejido de Penélope era de tela más firme que el de la derecha venezolana, porque por más hilos que le pongan a la unidad opositora, se le ve lo roto por lo cosido y las grietas son inevitables. Por ello el caos, el bochinche, la falta de seriedad en los todos los cuadros de las huestes de la oposición. Detrás de toda esa fachada que han montado, se esconde la terrible realidad: la oposición tiene miedo de perder.



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Eduardo Marapacuto


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