La fase superior de la violencia en Venezuela

Los pronósticos acerca del accionar político de los opositores en Venezuela, han venido cumpliéndose casi con exactitud. La experiencia histórica acumulada por los revolucionarios desde los sucesos de la Moneda en Chile, han permitido que se pueda visualizar con anticipación muchas de las intenciones de la derecha fascista.

La intención está muy clara y bien documentada desde hace algunos años. La derecha venezolana está trabajando para un escenario que contemple como solución definitiva la caída del gobierno bolivariano. Al no tener suficiente fuerza de masas acumulada, y no contar con un sólido aparato de organización que pueda aguantar los rigores de una batalla armada, se opta por aumentar el nivel de confrontación y mantenerlo, buscando una salida que venga desde el mismo pueblo.

En este escenario hay que identificar con mucha precisión el mapa de choque, y los actores que se mueven sobre el terreno y los intereses, y fuerzas que actúan. En primer lugar es importante señalar que la oposición en conjunto es una sola, que se mueve guiada por un único interés de clase, y para quien el socialismo bolivariano es un problema más que económico, ideológico.

Segundo las diversas fuerzas que operan dentro de la oposición, tienen pugnas y conflictos, que no les permite llegar a ponerse de acuerdo en algunas circunstancias especificas, pero obviamente de acuerdo a la magnitud del conflicto esas diferencias pasaran a un segundo plano, para unirse en una causa común contra el socialismo.

La actual táctica de violencia aplicada por algunos sectores de la derecha, es una de esas situaciones en las cuales todo el mundo no está de acuerdo, aunque el objetivo que se persigue es el mismo, pero momentáneamente se difiere del método, se difiere porque se considera que no se cuenta con una fuerza que cualitativamente pueda tumbar al gobierno.

Ese análisis es el que obliga a la oposición un poco más racional a sentarse en la mesa de diálogo, tratando de ganar tiempo y de jugar al deterioro del gobierno, por eso no se desactiva totalmente la violencia, ésta es utilizada como un mecanismo de agitación y subversión que mantiene en un permanente acoso a la revolución.

Este método es conocido como la Duality Power, algo así a traducir como potencia dual, es decir dos conflictos en un solo escenario, y que paulatinamente van coincidiendo, hasta lograr que se cumpla el objetivo, que en este caso especifico es mantener la mecha prendida hasta que se pueda propiciar un clima de incertidumbre y miedo que obligue a los ciudadanos a preguntarse sobre la pertinencia de mantener la revolución bolivariana.

El peligro de aplicar un método como éste en una sociedad democrática como la venezolana, es que si alguno de los dos motores se apaga, el otro queda aislado y dando vueltas fuera de control. Es decir para que la derecha concrete parte de sus objetivos, está obligada a arrancarle prerrogativas de importancia a la revolución en la mesa de diálogo, de allí la insistencia en la Amnistía, y en la salida de Simonovis.

Si no puede concretar sus peticiones y que las mismas cumplan el objetivo de debilitar al gobierno definitivamente la derecha tomará el camino de apoyar la violencia abierta, donde será derrotada porque no tiene apoyo popular. Ese camino ha empezado a transitarse lenta y peligrosamente, con el apoyo encubierto a la táctica de utilización de francotiradores, y de asesinatos selectivos como el de Eliecer Otayza, pero debido a la desesperación tiene necesariamente que pasar a una fase superior de violencia que contemple actos de verdadero terror como los carros Bombas y la quema masiva de bienes públicos. Esa es la fase que viene en los próximos días, y contra la cual solo la organización y disposición de un pueblo consciente y organizado puede salir victorioso.

 



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Luis Figuera


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