Pascuali y Bisbal: Comunicólogos guardianes de la oligarquía mediática local e imperial

Antonio Pascuali y Marcelino Bisbal son dos connotados profesores universitarios especialistas de la comunicación social, comunicólogos de dilatada trayectoria que han devenido en destacados defensores del orden social que la revolución bolivariana esta desplazando. Particularmente Pascuali, de acérrimo critico del quehacer comunicacional de la cuarta república, ahora en su afán oposicionista, se ha convertido, quiera o no, en defensor a ultranza de lo que vehementemente criticaba.

Recientemente, ambos, fueron entrevistados en medios escritos, Pascuali en el semanario La Razón (domingo 24 de mayo de 2009) y Bisbal en El Nacional (domingo 31 de mayo de 2009). El tema del supuesto cierre de Globovisión estuvo gravitando en las dos entrevistas.

Pascuali: El cierre de Globovisión graduaría a Chávez como dictador

Pascuali sostiene que no modifica en lo más mínimo sus análisis iniciáticos sobre el oligopolio de los medios sólo que ahora, con el régimen bolivariano, se ha montado el latifundio comunicacional más grande del país que, dicho sea de paso, el gobierno chavista no ha sabido cultivar.

Manejando Pascuali sus arrestos cuestionadotes de otros tiempos sigue manteniendo el enfoque de que no es correcta la denominación de medios de comunicación porque en ellos no hay simetría ni equilibrio dialógico y, por tanto, adolecen de un coeficiente de comunicabilidad baja, de allí que realmente sea más apropiado hablar de medios de información. Sentencia el profesor de comunicación social que los medios cosifican y producen un efecto paralizante en el receptor, restringiéndole la posibilidad real de la comunicación.

Según el Dr. Pascuali, quien fue subdirector de la UNESCO para el sector de la comunicación, bastaría con someter a los medios “…a una autoridad independiente y obligarlos a prestar el mismo servicio a todos los habitantes, cultivando la cantidad de contenidos y la excelencia tecnológica” para democratizar la comunicación, tornándola más equilibrada y de servicio público.

Pero este gobierno chavista, considera el comunicólogo Pascuali, estando a un paso de asumirse como dictadura pretende desaparecer la comunicación libre y plural, violentando su propia Constitución; solo busca el servilismo de los medios o silenciar la disidencia. El cierre de Globovisión que, de acuerdo con el enfoque pascualista es un canal de contra peso a la manipulación ideológica de los medios oficiales, que reacciona a los excesos gubernamentales que denuncia ilegalidades, constituiría la graduación de Chávez como dictador y su aislamiento en el escenario internacional. Según Antonio Pascuali, esta decisión en contra del canal Globovisión, cuyos propietarios, por cierto, son el banquero Nelson Mezherane, señalado como autor intelectual en el asesinato del fiscal Danilo Anderson, y el empresario Guillermo Zuluaga, incurso en el acaparamiento y especulación de vehículos lujosos, sería un golpe mortal a la democracia venezolana.

Marcelino Bisbal: El gobierno tiene una pelea cazada con Globovisión.

Por su parte el prof. Marcelino Bisbal, en la entrevista que se le hiciera en el cuerpo Siete Días de El Nacional, sostiene que el gobierno tiene una pelea cazada con Globovisión y pronostica que va a cerrar este canal por 72 horas aunque no descarta que el chavismo este dispuesto a asumir el costo político de cerrarlo definitivamente tal cual como sucedió, según él, con RCTV. Piensa Bisbal, que en este caso, se va a ir más allá, buscando la argumentación jurídica para evitar que pueda transmitir a través del cable.

Según el prof. Bisbal, director de postgrado de comunicación social de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), el gobierno ha diseñado una estrategia de política pública de comunicación que intenta neutralizar los medios críticos al régimen chavista. Estrategia que consta de varias vías: la jurídica; el control financiero a través de la pauta publicitaria; la estructural a través de la compra de medios y la vía de los medios oficiales y de los medios alternativos y comunitarios o medios parapúblicos según la terminología bisbalista.

La visón de Marcelino Bisbal parte de la idea de que el gobierno chavista maneja una concepción ideológica anacrónica, anclada en el pasado, que le tiene un profundo miedo a los periodistas y a los medios críticos porque han sido ellos, en su criterio, los que han puesto en evidencia lo que es este proceso político y hacia donde se quiere conducir al país. Este gobierno le teme a quienes hacen transparentes sus actos, a quienes ponen en evidencia la incapacidad, la corrupción, el secuestro de las instituciones, la rendición de la Asamblea Nacional y de todos los poderes del Estado, enfatiza el catedrático ucabista. Por eso el régimen usa todos los mecanismos posibles, que van desde la intimidación, la neutralización, el uso de instrumentos jurídicos hasta la clausura de un medio. Este gobierno usa mecanismos perversos y sutiles en los que aparentemente la libertad de expresión se sigue ejerciendo aunque cada vez se va restringiendo. Si bien es cierto que este es un gobierno que no es absolutamente represivo, como fue el caso de Augusto Pinochet, en Chile, usa mecanismos jurídicos y políticos sutiles dirigidos, hacia lo que Bisbal llama una información monocolor; propósito al cual habría que salirle al paso a través de la acción concertada de todos los medios y periodistas críticos.

Los MAC también llevan lo suyo.

En el análisis que realizan estos comunicólogos en las entrevistas en cuestión, los Medios Alternativos y Comunitarios (MAC) no pasan indemnes, también llevan lo suyo. Pascuali se conduele que la hermosa noción de medios comunitarios introducida en un proyecto de Ley formulado, entre otros por él, en 1995, se haya dislocado de tal manera que hoy en día los MAC, con contadas excepciones son todos del régimen. Chávez, se lamenta este comunicólogo, contrató la instalación de la red de emisoras comunitarias a la empresa cubana Copextel, llaves en manos, a veces con comisario político incluido, demostración esta, según la apreciación del también asesor comunicacional del excandidato presidencial Manuel Rosales, de la estúpida y antihistórica tentativa de instaurar un socialismo real en nuestro país bajo la vergonzosa conducción o inspección de los cubanos.

Marcelino Bisbal, por su lado, también arremete contra los MAC calificándolos de medios parapúblicos o paraestatales que están en la línea de este gobierno; si bien no son propiedad directa del gobierno han sido impulsados por el, incentivados jurídicamente y aupados financieramente.

La lucha es por la hegemonía

Este tópico lo aborda más directamente Marcelino Bisbal. En base a los cálculos de este profesor ucabista la sumatoria de los medios comunitarios con los medios oficiales si acaso alcanza el número de medios del sector privado. Visto el problema desde el punto de vista cuantitativo se mantiene cierto equilibrio según el enfoque de este catedrático. Pero al analizar la situación desde el punto de vista cualitativo, en cuanto a la ineficacia de los medios públicos y de los MAC para transmitir el mensaje político, se puede observar que la preeminencia la mantiene la mediática privada. Es decir, el record de audiencia y el impacto de los medios afectos al proyecto bolivariano son relativamente insignificantes, en otras palabras, apunta Bisbal, la hegemonía comunicacional la conserva el sector privado comercial de medios de comunicación, siendo esta realidad, según Marcelino Bisbal la que explica el ascenso político opositor en las tres ciudades más densamente pobladas del país que es donde Globovisión llega por señal abierta, de allí la obsesión gubernamental de cerrar esta emisora televisiva.

Para Antonio Pascuali la sintonía y audiencia de los medios gubernamentales esta por el suelo, dedicado básicamente al adoctrinamiento ideológico, a la difusión del pensamiento único y a la mitificación del déspota, una evidente desviación que escusa los excesos de los medios no gubernamentales del 2002, por lo cual no deben ser demonizados, más bien hay que agradecerles la función de contra peso para mantener una opinión pública no manipulada, base de la democracia, cumpliendo a su juicio con el axioma del filosofo liberal ingles Stuart Mill: los medios deben ser los guardianes de la democracia.

Nuestro enfoque

Evidentemente que de los argumentos plateados por los catedráticos Pascuali y Bisbal hay mucha tela que cortar y abordarlos como quisiéramos ameritaría de un espacio que no disponemos por el momento, de allí que estamos obligados a una apretada síntesis para expresar nuestro enfoque con relación a los criterios por ellos formulados:

1. En primer lugar, resalta la contradicción reflejada en el prof. Pascuali al reiterar, retóricamente, su cuestionamiento al quehacer comunicacional de los medios privados durante las últimas cuatro décadas del siglo pasado. Documentada crítica de la que no escapaban-naturalmente-las agencias transnacionales de la información y del entretenimiento cultural y que ahora en el plano de lo concreto, de lo real, de la praxis política se desdice para enaltecer lo que antes atacaba tan férreamente. Contrariamente a sus valoraciones sostenidas durante el siglo pasado, Pascuali se erige, en la actualidad, en vocero defensor a ultranza de la acción mediática privada local e incluso de las agencias informativas culturales transnacionales, que como es notorio y perfectamente comprobable, ambas se imbrican con la estrategia imperialista, desestabilizadora, golpista, desarrollada de manera sostenida y concebida en función del derrocamiento del gobierno bolivariano legítimamente constituido.

2. Señalan que el gobierno bolivariano ha propiciado un supuesto latifundio comunicacional pero al mismo tiempo ponderan la necesidad de democratizar la comunicación; otra manifiesta contradicción que se despeja con una sencilla pregunta ¿no estaba mucho más concentrada y descentralizada la actividad comunicacional en el periodo histórico puntofijista que con todo desparpajo ahora defienden?

3. Se alarman ante la posibilidad de la sanción a que hubiere lugar por la violación flagrante y sostenida de la Constitución y de las leyes y reglamentos que rigen la actividad comunicacional por parte de una empresa televisiva que como Globovisión ha estimulado desde el primer día del gobierno bolivariano – incluso desde antes – la disociación en un sector de venezolanos, que miente descaradamente y tergiversa y manipula la noticia en sus espacios informativos ¿Cuál democracia defiende esta planta televisiva, la de las mayorías que han ganado más de 10 elecciones en tantos años o de la minoría empresarial privilegiada que ha usufructuado al país por décadas? ¿A cuál democracia se refieren estos connotados comunicólogos? ¿Será la democracia liberal que nos vino a “descubrir” Vargas Llosa en el acto organizado por CEDICE y que el pueblo venezolano conoció a plenitud en los 40 años de desgobierno puntofijista?



4. Tildan a Chávez de dictador y déspota y lo señalan de estar sometido a los designios cubanos. Argumentos fútiles que no resisten la mas mínima revisión. En cambio, valdría la pena hacerles algunas preguntas a estos comunicólogos, críticos acérrimos del proyecto bolivariano ¿Qué opinión tienen acerca de la dictadura de Carmona, del ontranat, que en sólo 47 horas en el poder, cerró medios de comunicación, violentó los derechos humanos a miles de venezolanos(as), asesinó a decenas de personas y cometió todo tipo de tropelías a todo los largo y ancho del país? ¿Qué opinan del comportamiento de los medios privados en esos difíciles momentos? ¿Sólo cometieron excesos de poca monta, que no deben ser tomados en cuenta ó fueron auspiciadores o cohonestadores del episodio más triste y lamentable de la historia política contemporánea venezolana?.

5. En cuanto al punto referido a los medios alternativos y comunitarios luce pertinente hacer algunas precisiones. Arrogarse para sí, y algunos iluminados, como lo hace Pascuali de alguna manera, de la paternidad del fenómeno de la comunicación popular en Venezuela aún cuando sea en el ámbito radio eléctrico es, por decir lo menos, un acto de petulancia y más insólito todavía de desconocimiento del carácter histórico – social de la comunicación popular en nuestro país, que se remonta a la gesta mirandina e independentista e incluso más allá en el tiempo y que en la presente coyuntura se ha constituido en un vigoroso movimiento social que tiene su expresión a lo largo y ancho del territorio nacional, respondiendo a la necesidad comunicacional de nuestro pueblo, que venía siendo cercenada, precisamente, por quienes en las últimas décadas concentraban el monopolio de la comunicación, la oligarquía mediática local e imperial, los mismos a quienes Pascuali y Bisbal defienden ahora con tanto ardor.

Bien, cierto, es que la comunicación alternativa y comunitaria se ha expandido durante el gobierno bolivariano, en una alta proporción por iniciativa propia de los emprendedores de la comunicación popular que sintieron el compromiso de salir en defensa del proyecto democrático bolivariano, atacado en forma desmedida e inmisericorde por las empresas mediática privadas locales y las agencias transnacionales. Bienvenida sea la asistencia técnica del hermano pueblo y gobierno cubano, aquí también en esta instancia se adelanta y estimula la integración nuestraméricana y se rechaza, con decisión ,ofertas engañosas como la formulada a varias radios comunitarias propiciadas desde la oficina de prensa de la embajada estadounidense en aras del reforzamiento de unos supuestos valores democráticos; a otro perro con ese hueso.

En este mismo punto bien vale la pena abordar el tema del financiamiento. Resulta que los medios comerciales, que indiscutiblemente son empresas mediáticas privadas reciben financiamiento expedito, abundante y permanente de los anunciantes (además del apoyo financiero que les llega a algunos grandes medios desde las agencias imperialistas, verbigracia, como en el caso del periódico derechista “El Mercurio”, de Chile ,durante el periodo de Allende) respondiendo a una innata y consciente solidaridad de clase, los empresarios protegiendo y defendiendo a los medios que a su vez son defensores a toda prueba de los intereses empresariales, es decir, de los intereses capitalistas o lo que es lo mismo de la democracia liberal o dictadura burguesa. Mientras tanto los comunicólogos, bien gracias, aplaudiendo esta transacción mercantil que es otra manifestación “natural” de la libertad de empresa o libertad de expresión como también se le suele llamar.

Mientras esto ocurre en el ámbito mercantil comunicacional, los comunicólogos se apresuran a criticar el pírrico o casi nulo financiamiento que los MAC reciben del Estado. Para los comunicólogos es legítimo que los medios privados reciban apoyo de los anunciantes empresariales – solidaridad burguesa dixit – pero es ontranatural, totalmente ilegitimo, que los medios alternativos y comunitarios reciban apoyo del Estado venezolano, según esta apreciación aquí no vale la solidaridad; si los MAC requieren apoyo económico que recurran a las comunidades donde activan, allí debe estar su fuente de financiamiento. Lamentablemente hay funcionarios del Estado que se hacen eco de este planteamiento burgués olvidándose de la alianza estratégica existente entre la comunicación popular y los MAC y el proyecto bolivariano, abril 2002 presente.

6. Y, finalmente, debemos referirnos al problema de la hegemonía. Aclarándole a los comunicólogos que cuando los revolucionarios hablamos de hegemonía en ningún caso lo hacemos relacionándolo con la hegemonía comunicacional, lo hacemos si con una instancia mucho más amplia, como lo es la cultural de acuerdo a la concepción gramsciana; de tal manera que en este sentido la acción revolucionaria, teniendo como tenemos, en esta coyuntura venezolana, el dominio político, esta dirigida a proyectar nuevos valores, un nuevo sentido de la vida, una concepción del mundo distinta de la que provenimos, nuevas relaciones sociales sustentadas naturalmente en nuevas relaciones económicas, ardua tarea que implica tiempo y mucho trabajo creador sobretodo espiritual. Es decir, la hegemonía cultural hay que construirla y es lo que venimos haciendo desde hace cierto tiempo, incluso desde antes de ganar las elecciones en 1998, en combate pleno pero disparejo con las ideas hegemónicas neoliberales imperantes en las décadas de los años 80 y 90, combate en el que, por cierto, los MAC existentes para la época algún papel jugaron. Nos estamos refiriendo Srs. Comunicólogos a la “Batalla de las Ideas” la misma a la que aludió Fidel y que el pueblo cubano viene librando desde hace unos cuantos años. Esta batalla, estamos conscientes no la vamos a ganar, simplemente, cerrando los medios que Uds. Tanto defienden. Las ideas sólo con ideas se doblegan ,no es con la aplicación de la fuerza y coerción; es con mejores ideas y por ello se hace imprescindible mejorar, fortalecer y extender los medios de comunicación con que contamos para difundir y proyectar nuestras ideas. Con ese Sur nos orientamos.

Antes que perros, estos catedráticos, Pascuali y Bisbal, son comunicólogos guardianes de la oligarquía mediática local e imperial. Cerca de ellos debe estar Andrés Cañizales reclamando también la misma condición.

miguelugas@gmail.com


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Miguel Ugas

Miembro de la coordinación nacional del MoMAC

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