Si revisamos todo lo que se ha escrito sobre Venezolana de Televisión (VTV-canal 8), nos encontraríamos con kilómetros de textos que hacen énfasis en las críticas y sugerencias de lo que debe ser ese poderoso medio en tiempos de Revolución.
Ahora que ha asumido un nuevo equipo de dirección y trabajo en ese emblemático canal, insistiremos en algunas observaciones y sugerencias para la que sin dudas será una nueva etapa programática y de contenidos.
Hemos insistido en que no es sólo un problema de gestión, es un problema más profundo: es la comprensión política del contexto y la visión histórica, estratégica de la propuesta Socialista, de la sociedad que queremos.
Los medios deben estar subordinados al proceso de descolonización mental de un pueblo, de una sociedad. La transformación de los medios debe inscribirse en un proceso que exige desaprender; recuperar nuestra mirada, y dejar de ver, sentir, construir, soñar, desde la desesperanza aprendida del colonizador.
La realidad, las condiciones históricas, el Plan de la Patria y hasta la coyuntura demandan un reformateo, que necesariamente debe ser producto de una reflexión política profunda y que por supuesto no puede perder de vista: la calidad, los empaques, los contenidos, las audiencias y la guerra mediática.
Parafraseando a Pierre Bourdieu hemos dicho que la televisión de la revolución no trastorna; no trastoca, no es subversiva. En ese sentido creo que todas las anclas de las televisoras del Estado, deben poner sus programas a la orden, para facilitar los cambios.
El presidente Hugo Chávez nos enseñó que la política no tiene por qué ser aburrida, él de alguna forma innovó y revolucionó la televisión y la forma de hacer política a través de la misma, recurrió siempre al materialismo histórico y a la pedagogía política.
