En estos tiempos coyunturales de batalla electoral, de la batalla de las ideas, donde el poder popular viene cumpliendo un rol protagónico, fundamental y determinante para definir su propio destino, se hace oportuno alertar sobre una de los acciones que viene intentando sesgar las decisiones conscientes y mayoritarias del pueblo venezolano. Quiero alertar sobre la llamada “guerra mediática”: las acciones de muchos medios de comunicación privados que están a la orden de intereses económicos y políticos del imperio y de las burguesías locales, para intentar frenar ese rol protagónico del poder popular, que ha sido posible gracias a la Revolución Bolivariana.
Dicho de otra manera, la guerra mediática forma parte de un todo, pudiera decirse que de una “operación especial” que tiene metas bien marcadas y definidas que resumen el gran objetivo final: “la destrucción del régimen establecido en un país, y la instauración de otro que brinde beneficios a los intereses imperiales (EEUU), independientemente de que su población no esté de acuerdo”.
Esta es una de las formas de dominación implementada por el mundo capitalista, la cual algunos la han asociado con la denominada “Guerra de Cuarta Generación” y pudiera decirse que ambos conceptos son complementarios, porque en algunos casos, parten de la premisa de manejar y manipular información para deformar las realidades y la verdad, a través del uso inteligente de la propaganda, la publicidad, producciones informativas, entre otros recursos.
Nosotros hemos sido testigos de claros ejemplos de guerras mediáticas de “alto calibre”, que casi llegaron a cumplir sus objetivos en nuestro país, específicamente con el golpe de estado del 2002, el paro petrolero y otras acciones, donde los grandes medios de comunicación cumplieron muy bien su parte del plan. Pero esa guerra no descansa, actualmente seguimos siendo “el blanco perfecto” para provocar lo que realmente busca el poder imperial: crear las condiciones necesarias para que sea justificada ante la opinión pública venezolana y mundial, una acción de intervención e invasión a nuestro país, que permita frenar nuestra revolución y poder adueñarse nuevamente de nuestros recursos naturales y de nuestro territorio. Esa es la gran verdad. Hay evidencias claras de ello, constantemente vemos como los medios de comunicación, internacionales, nacionales y hasta regionales, se hacen eco de grandes falacias, distorsionan realidades y por supuesto son constantes violadores de todas las normas y códigos de ética que regulan las funciones de estas empresas y el accionar de los profesionales que en estos laboran. Lo que permite asegurar que realmente no son “medios de comunicación”; son efectivamente medios para la manipulación y la mentira, al servicio de los intereses mas oscuros del capitalismo.
