La violencia, las milicias y los comunicólogos de ayer

El desaparecido Comité Ejecutivo Nacional de AD (CEN) ni el que hacía las veces de directorio de COPEI, hicieron un pronunciamiento para cuestionar la “institución” de la recluta, que si mi memoria no me falla, era una “institución” que procedía de la Venezuela cuando Gómez estaba en el poder. AD ni COPEI se opusieron a esta “institución” simple y sencillamente porque recluta era una “institución” para perseguir pobres y tenerlo de soldados. Los ricos estaban exceptuados del servicio militar (y aún lo están) y la clase media de entonces, buscaba su palanca para que esa excepción los alcanzara. En el tiempo de la democracia puntofijista, la recluta servía para tener los soldados que se distribuían en los teatros de operaciones y batallones de cazadores para perseguir y desaparecer (cazándolos) a los que no compartían los ideales y el “modelo” de país de AD y COPEI. Los Adecos y los copeyanos tenían sus soldados todos provenientes de los barrios y con ellos conformaban sus reservas o milicias. Las desapariciones las hacían matando con fusiles y torturando. Nada raro parecía existir en ese hecho. En opinión de los que tenían el poder ayer y que ahora no dispone de ese recurso; el país era una armonía

Al entrar a la UCV en 1973 y culminado el primer semestre cursé una asignatura con el nombre de teoría de la comunicación y suponía que la temática de esta asignatura era dar los elementos teóricos y conceptuales para ser mejor profesional de la docencia, porque como después lo desarrolló Paulo Freire; la pedagogía muy en el fondo se apoya en una auténtica teoría de la comunicación. No era así; la asignatura tenía como centro temático, realizar un juicio crítico sobre los medios de comunicación y no había un texto de la bibliografía recomendada en la cual los medios de comunicación no quedaran mal parados. Entre las décadas de los sesentas y los setentas fue el momento del despertar y desarrollo de análisis e investigaciones sobre el tema, según la versión de Leoncio Barrios.

Recuerdo que para ese entonces, gozaban de preferencia tres textos escritos entre 1963 y 1969. El primero de Antonio Pascuali (1963) con el título de “Comunicación y Cultura de Masas, el segundo de Marta Colomina (1968) con el título del “Huésped Alienante” y el tercero pertenecía al Profesor Eduardo Santoro (1969) de la Escuela de Psicología de la UCV con el título de “La Televisión y la Formación de Estereotipos en el Niño”. Este último texto se volvió una lectura obligatoria para aprobar el curso y el título ya sugería los impactos que la televisión producía (y produce) en los niños y niñas. Hubo análisis e investigaciones que determinaron el tiempo que niñas y niños permanecían frente a la TV recibiendo bombardeo de violencia. Cualquiera de la referencias bibliográficas sobre medios de comunicación (léase incomunicación) que no destacara la gran carga de violencia que se promovía desde la televisión, carecía de rigor científico. Así no lo enseñaron en la UCV y en esos términos lo planteaban los autores.

De ese momento ahora; la realidad de los medios no han cambiado en nada y las críticas que en ese momento se les hacían a los medios continúan vigente. El cambio no ha operado en lo que era el objeto de investigación y análisis de estos “comunicólogos”, sino en el entendimiento y sentimiento de los que en ese momento se erigieron como “investigadores” y jueces de la Televisión. Reny Otolina sin ser académico ni investigador, vino quedándole grande. La televisión venezolana a pesar de CONATEL, continúa promoviendo la violencia y no hay programa infantil (comic) en el cual los temas no sean de guerras, armas, destrucción, demonios intergalácticos que vienen a destruir y son destruidos. Los “Buenos” y los malos siempre cuentan con poderosas armas en sus manos para destruir a un enemigo que es parte básica de la violencia. La familia que los propios medios y la Conferencia Episcopal reconocen hipócritamente como la célula básica de la sociedad, recibe también lo suyo. No hay novela donde la infidelidad, la envidia, la hipocresía, las trampas y los cachos vayan viéndose como valores propios de la sociedad. La mujer no queda igualmente bien parada. Es simplemente un objeto sexual, cuyo valor y “belleza” depende o se incrementa en la medida en que sus tetas y nalgas estén más llenas de plástico. Todo esto es violencia y discriminación, que es también una de las peores manifestaciones de la violencia

Las comiquitas tienen una profunda carga de violencia y los canales en horario estelar tienen programación de novelas donde el tráfico de droga y la violencia que genera son los temas centrales. Los niños y niñas desde esa edad se van familiarizando con las muertes, las drogas, los ajusticiamientos y todo eso se hace con el uso de armas. Pues eso sucede y nadie (ni CONATEL) se molesta o hace un llamado para colocar esos programas en horario donde la probabilidad que un niño lo vea sea cada vez más remota. Para los amantes de la no violencia y comunicólogos de ayer y hoy, esto no existe. La Conferencia Episcopal que no dejaba de advertirnos sobre el daño que produce la TV, abandonó el tema porque políticamente no le conviene y no hay manera que los obispos se decidan dejar sus intereses políticos y de clase para estar cuestionando esta TV.

Para variar, el Ministerio de la defensa produjo una propuesta para desarrollar la instrucción premilitar en las escuelas y los “padres” y “madres” están angustiándose porque a sus hijos supuestamente lo van involucrar con la violencia y enseñarle un arma. Están coléricamente rabiosas y rabiosos y por supuesto ya están desempolvando el viejo lema “con mi hijo no te metas”. No dejan de verse y comportarse como inmensamente estúpidos y estúpidas. Saben que sus hijos e hijas tienen información sobre las armas reales e imaginarias que usan en la comiquitas para destruir. Saben y no saben por estúpidos que juegan a matar y que mientras más matan con armas poderosas en programas de juegos tienen más puntos.

Saben que sus hijitos han jugados a invadir a Venezuela y en ese juego la clave es exterminar a un Venezolano que no es buen visto por los Estados Unidos ni por ellos. Los expertos de ayer en medios de comunicación (Pasquali, Colomina, Marcelino Bisbal y otros) no conocieron definitivamente nada.

evaristomarcano@cantv.net


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Evaristo Marcano Marín


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