Los medios de desinformación

¡Qué bueno sería que las advertencias contenidas en el libro
“DESINFORMACIÓN: Cómo los medios ocultan al mundo” (Valencia, España,
2010) llegaran a todos los lectores de noticias del mundo.
Porque en este libro de Pascual Serrano, una muy reconocida autoridad
del periodismo actual en lengua hispana, se advierte acerca de la
nocividad y los peligros del producto ideológico que es consumido día
a día por cientos de millones de lectores, televidentes, radioyentes e
incluso internautas que no tienen plena conciencia de ello.

En él se precisa que el 80 % de la información internacional que se
publica en el mundo procede de cuatro grandes agencias de países del
llamado primer mundo (AP, UPI, Reuters y AFP) que fijan el orden del
día de las noticias según la agenda de sus intereses corporativos.
Al ser la publicidad la fuente principal de ingresos de los medios en
el capitalismo, estamos ante algo así como un sistema de voto
ponderado, porque la prensa dice lo que quieran quienes más le
aportan, que no son los lectores, radioyentes y televidentes sino las
agencias de publicidad que los venden como consumidores en el mercado.
Se difunden noticias falsas basadas en estudios que también son
falsos; las grandes marcas colocan, disfrazados como noticias,
contenidos que solo son publicidad y propaganda corporativa, explica
Serrano.

Es falso que los anunciantes no tengan ideología, en verdad ellos
bloquean o estimulan según su orientación ideológica. ¿Cómo
encontrarle patrocinador a un programa que denuncie la corrupción en
Wall Street, las violaciones de las multinacionales en Nigeria, o que
abogue o defienda la disminución del consumo de algo en aras de un
modelo de desarrollo sostenible?

Fuertes lobbies, fundaciones y grupos de poder político o empresarial
tienen suficiente capacidad organizativa, financiera y política para
llevar a cabo campañas de presión contra los medios o periodistas que
se salen de la línea dominante. Para la mayoría de los medios resulta
menos problemático y más rentable acatar esta presión que enfrentarse
a esos lobbies.

Los mecanismos de desinformación y manipulación son más complejos que
la burda mentira. De ahí que el énfasis de los medios corporativos
esté más en torcer la verdad manipulándola que en violarla.
La competitividad les hace olvidar la realidad y competir por la misma
noticia para no quedar descolgados del pelotón.

El producto televisivo se vale de imágenes y sonidos previamente
elaborados y ensamblados en la producción para esquivar el intelecto y
despertar emociones tales como odio, indignación, rechazo o compasión
ante una supuesta situación informativa. Unas determinadas imágenes
con sonido hacen pasar por estúpido a un líder político o por
carismático a otro, sin que el público haya tenido la oportunidad de
conocer sus posiciones verdaderas.

La dependencia en el video lleva a eliminar ciertas noticias que no
disponen de imágenes espectaculares para incorporar contenidos sin
otro mérito que el de contar con una imagen sugerente o espectacular.
El modelo dominante ha aprendido la importancia de entrar en nuestras
mentes con la bandera de la imparcialidad y la neutralidad, partiendo
de la idea de que la propaganda es más efectiva si se distribuye como
información.

El objetivo de los grandes medios es conformar una determinada
percepción asignándole de antemano una etiqueta positiva o negativa a
las cuestiones sobre las que informan: guerrillas izquierdistas,
terroristas islámicos, teorías conspirativas, pandillas urbanas,
disturbios civiles, sin tener que fijar contexto.

Otro ilegítimo recurso de los medios en el modelo dominante es el de
presentarse como reflejo de la posición ideológica de las mayorías.
Silban o aplauden a nombre de la sociedad cuando en verdad representan
apenas a la línea editorial del propio medio.

El modelo actual de información parte de que presentar varias
versiones interesadas significa recoger todos los elementos de una
noticia. En muchas ocasiones, no se investiga la verdad, ni se
considera importante hacerlo. Para aparentar pluralidad, se limitan a
dar simples versiones diferentes, sin explicar la realidad, explica
Pascual Serrano.

La pluralidad ideológica es aún más falsa. Presentan polémicas y
debates que no son reales porque siempre son mantenidos dentro de unas
coordenadas que no afectan a lo esencial. El lector, o la audiencia,
cree estar asistiendo a una discusión que muestra pluralidad y riqueza
de opiniones como evidencia de libertad de expresión, cuando en verdad
está siendo engañado con una discusión que se mantiene en un espectro
ideológico y de escenarios muy limitados.

En lo tocante a la economía, el espectro ideológico de los medios es
particularmente reducido, solo cabe un modelo, el neoliberal, el que
les permite ganar dinero a los privados y al que se deben los propios
medios.

Otra técnica que los medios imponen de manera sistemática –explica
Serrano- es la política informativa de silencio, cuando no hay interés
o no se quiere que un asunto integre la agenda política y social.
Las enseñanzas que aporta esta investigación de Pascual Serrano,
plasmadas en las más de 600 páginas de este libro suyo, resultan de un
valor incalculable para hacer frente a la agresión cotidiana a que nos
someten los medios corporativos del capitalismo mundial.

manuelyepe@gmail.com


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Manuel E. Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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