Francisco de Miranda regresa y viaja de Caracas a Bogotá

No estoy bolo, ni soy un maje, ni es escribo por jalar bola (palabras y frase cuyos significados aprendí de boca de amigos en los hermanos pueblos de Nicaragua y la República Bolivariana de Venezuela. Cada vez que recuerdo o escucho esas palabras sonrío, al compararlas con lo que significan en mi país Colombia. 

Lo cierto es que anoche estuvimos viendo la película Miranda regresa, con guión de Henry Herrera y dirección de Luis Alberto Lamata. Recibimos la invitación por parte del señor Embajador de Venezuela en Colombia y su equipo de colaboradores. La sala Oriol Rangel del Planetario Distrital, que administra la Orquesta Filarmónica de Bogotá, ubicada en el Planetario, y sitio que todos consideran como uno de los espacios más emblemáticos de la cultura capitalina, se llenó de amigos y amigas deseosos de conocer este esfuerzo de los artistas venezolanos. Entre los asistentes estuvieron Sebastián Gonzalez,defensor de los Derechos Humanos, David Sánchez Juliao, el escritor colombiano autor de esos cuentos inolvidables de la cultura Caribe llamados El Flecha y el Pachangas y el director de teatro y cine Jorge Alí Triana, quien es uno de los mejores directores del cine histórico y de obras de teatro como I Took Panamá, en el Teatro Popular de Bogotá.

Tengo entendido que contar una vida tan interesante y rica en situaciones, como la del gran Francisco de Miranda, enmarcada en una época tan movida por los acontecimientos, no puede ser fácil para nadie, porque siempre los críticos encontrarán algún motivo para hacer leña del esfuerzo de los que se atrevieron. Una obra es una entidad que una vez entra en el mundo, literalmente es indestructible… en los términos de lo que ella es como producto terminado y en el sentido de cómo la acepta nuestra mente. (El Actor Jorge Reyes se arriesga a traer a este siglo la palabra de Miranda… con un guiño a los espectadores, donde notamos que disfruta la oportunidad que le da la vida de participar en esta ficción).  

Lo cierto es que luego de que el Señor Embajador Gustavo Márquez, quien sembró el que él llamó “ El Nogal, Árbol de la Hermandad Bicentenaria”, en la Quinta de Bolívar como un mensaje de paz a Colombia, dio un saludo y explicó el proceso de producción de la película. Luego nos adentramos en la recreación poética e histórica de algunos momentos en la vida del prócer.

La película, es muy buena para nosotros los que interpretamos el ejercicio artístico, partiendo primero del reconocimiento a todos los que aportaron su talento y los recursos para lograr el objetivo, y segundo, como una oportunidad para tratar de disfrutar y hallar los elementos que nos produzcan goce (contando el triste dulce sufrimiento, con el que nos encontramos cuando aparecen escenas que dan ganas de llorar… como cuando la mente siente dolor por situaciones donde, gracias al talento y la calidad del actor, el personaje … nos contagia de sus sinsabores).

Nosotros sentíamos ganas de aplaudir y aplaudíamos; en medio de la acción muchos gritaban como niños: “¡Que viva Francisco de Miranda!” y ese momento especial de la película donde Miranda se encuentra con Simón Bolívar por primera vez… que provocó una explosión de aplausos… me lleva a pensar que la obra tiene un extraordinario valor para abrir nuestra mente, por lo menos, a leer más sobre la vida de estos hombres precursores de nuestra historia...

Particularmente esperaba ver, que se recreara ese momento de Francisco de Miranda en Haití´, con ese poema extraordinario del Presidente Alejandro Petión, tomando el proyecto de Miranda como un asunto personal; verlo entrar hasta el almacén de la presidencia en busca de las primeras telas con las cuales, las mujeres de Haití tejieron el primer tricolor y esa emocionante izada de bandera, las promesas de uno y otro en la madrugada, allí en el puerto antes de zarpar en el Leander… pero ahora pienso que esa sería otra gran película.

Creo que será muy valioso si esta obra llega a los colegios y universidades Colombianas y latinoamericanas en general, para propiciar el dialogo con argumentos que enriquezcan nuestros conocimientos, como un programa permanente de intercambio de saberes.

Entre estos jóvenes estarán los actores, directores, camarógrafos y escritores-guionistas del futuro cine latinoamericano, y sería bueno que la miren, pues esta obra nos acerca en la idea de que somos pueblos hermanos con el mismo destino histórico… así las circunstancias nos  tengan marchando por caminos diferentes… afortunadamente dicen que la tierra es redonda y da vueltas… así en algún punto tendremos que encontrarnos… por ahora el proceso venezolano indica que el cine ocupará los primeros lugares en un futuro cercano. Felicitaciones señoras y señores de la Fundación La Villa del Cine, bien por  Miranda Regresa… la invitación al actor Danny Glover… y sepan que no estoy bolo, ni soy un maje, ni es escribo por jalar bola…    

franciscoamin@hotmail.com


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Francisco Amin Mosquera


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