Por el tiempo que atravesamos,
lo que se nos viene en el 2010 desde Colombia y EEUU, naciones que nos
endosan el delito de negar el derecho a la libre expresión, o de ser
amigos de terroristas iraníes, por lo tanto enemigos de la democracia
norteamericana, haciéndonos responsables de la violencia por no estar
dispuestos a aceptar cualquier compromiso, sino únicamente aquellos
que, a nuestro juicio, es el verdadero sistema social que mas nos conviene,
somos reos de las guerras justificadas por el Nóbel de la paz, por
lo tanto, no basta comprometerse con las causas colectivas, sino que
es necesario no equivocarse en las soluciones que se ofrecen.
Entre nosotros este problema
ha merecido amplias discusiones en conversaciones de café, conferencias,
talleres y artículos, se ha puesto sobre la mesa lo que se considera
un problema crucial, puesto que no atañe solamente a la significación
de la política internacional, sino a la responsabilidad de sostener
la revolución, porque nos quieren abrir brechas profundas, ya que saben
que hemos vivido adheridos por fuerza de las circunstancias a los problemas
que constantemente nos plantea el imperio y nuestra realidad convulsa.
Hemos descuidado meditar sobre
nuestro proceso romántico y su presencia del socialismo en el mundo.
Lo que quiero decir es que, debe existir una oposición entre la filosofía
romántica y el vivir revolucionario. Aunque el objeto de la filosofía
nunca será definido para siempre, puede expresarse en términos más
concretos para ayudar a la conciencia del pueblo de lo que nos espera
en el 2010, hasta la reelección presidencial del 2012, y las inevitables
situaciones de desestabilización en términos para militares de intentos
de golpe reaparecerán, revestidas en un nuevo tono de voz de
la oposición tratando de ocultar los intentos militares.
Siempre los procesos revolucionarios
se encuentran entre la gloria y el olvido. No podemos seguir siendo
revolucionarios a medio tiempo, muchas veces de una manera tal que mas
bien párese que, ser revolucionario es un oficio de contrabando, una
actividad subrepticia plenamente disimulada en las marchas, casi vergonzosa,
que es preciso realizar robando el tiempo, a hurtadillas, como si se
tratara de una actividad prohibida, sin apoyo porque no hay camaradería
y conocimiento.
Sin embargo, la masa sabe que
han heredado una gran tradición de sus antepasados. Son nada menos
que las grandes figuras que en toda la historia nos abrieron la senda
de la libertad y a América la contribución de su talento y rebeldía
para definir revolucionariamente la esencia de las nacionalidades sin
rendirse a los imperios. Prestigio que nos entrega las revoluciones
armadas del pasado.
Pero si el gobierno no entiende
que la libertad no es solo proclamarla, porque para las masas, pan,
techo y empleo, es lo único positivo para apoyar con la vida una revolución
reorientando la acción, en vano también, sin cambiar los valores del
espíritu, no podremos ser una nación socialista de verdad, ni tener
una patria real. No basta el alivio para el hambre sin vivienda y empleo.
Las condiciones económicas
colectivas con tanta crisis y con tanta desorganización son un lujo
ofensivo para quienes, por no entenderlo, piensan que seria dedicar
esas energías a solucionar los problemas sociales en vez de equilibrarlos
con la producción de cultura revolucionaria.