Reconstitucionalización del estado de Derecho: nueva tésis del fascismo en América Latina

“Cada arbitrariedad se ampara, la mayoría de las veces, en una disposición escrita”.

Luis Alberto Sánchez.


A estas alturas y en virtud de la sucesión de hechos que le han seguido a lo acaecido en Honduras, creo que nadie en el planeta Tierra tiene dudas que estamos ante un brutal atropello a la voluntad de un pueblo expresado mediante un cruento Golpe de Estado. El Presidente Manuel Zelaya fue secuestrado y puesto en pijamas en territorio costarricense, mientras en su país, las Fuerzas Armadas, la Corte Suprema de Justicia, el Ministerio Público y el Congreso Nacional, junto a los medios de comunicación y una parte minoritaria de la población, terminaban de armar el ardid. Trataban de legitimar lo ilegitimable, es decir, el secuestro de un Presidente, su extrañamiento del territorio nacional y una feroz represión a las libertades democráticas del pueblo de Honduras, entre las cuales podemos contar la libertad de prensa e información, el libre tránsito, la inviolabilidad del hogar, el debido proceso, el derecho a la vida y a la dignidad. Por supuesto la primera víctima de todo este tinglado fue la verdad, mediante el silencio informativo y el eco solidario con el gobierno de facto, reproducido en coro perfecto por las agencias informativas internacionales de la derecha. No obstante, consideramos que si bien es cierto detenerse a enumerar este conjunto de atrocidades, el nuestro no debe ni puede ser un análisis virulento y emocional, que nos lleve a seguir cavando más profundo con una nueva pala, en el hoyo en el que nos hemos metido.

Seguido al Golpe de Estado, nuestro gobierno se apresuró a condenar el hecho con la estridencia que lo caracteriza, junto a los países integrantes del ALBA, el Grupo de Río y apelando a la Organización de Estados Americanos y a la Asamblea de Naciones Unidas, como instrumentos internacionales para conjurar la crisis. Se produjeron como era lógico esperar, las condenas de rigor, a las que nos tienen acostumbrados estas instancias de la burocracia mundial, que resultan buenas piezas de retórica pero que terminan siendo inocuas sobre la realidad de los asuntos acerca de los que se pronuncia, y el hecho es que de aquel tiempo a esta parte, poco o nada se ha logrado para que se restituya el hilo constitucional en Honduras, país a quien incluso, en un ataque de malcriadez el Comandante Chávez fue capaz de amenazar – cuándo no – con una guerra en caso de que nos tocaran nuestra embajada, soslayando el hecho de que antes los golpistas habían detenido a nuestro embajador y a los de otros países latinoamericanos, golpeándolos incluso, sin que se generara ni una cosa ni la otra sino todo lo contrario.

Puertas adentro, aquí en Venezuela, el Alcalde Metropolitano de Caracas – que nos guste o no nos ganó las elecciones Aristóbulo – comenzaba una huelga de hambre en la sede de la OEA en Caracas – que cesó ayer - solicitándole a este organismo que se pronunciara acerca de lo que él mismo ha denominado el golpe de estado continuado, que el gobierno nacional le ha dado a la Alcaldía Metropolitana y a las gobernaciones y alcaldías regentadas por opositores, negándole los recursos y sustrayéndole competencias a contra pelo de la Constitución Nacional. En paralelo, en boca del constitucionalista venezolano Rafael Chaumer, se anunciaba la conformación de una Plataforma Permanente constituida por juristas y decanos de las facultades de Derecho de las principales universidades del país, entre los que se cuentan el mismo Chaumer, Duque Corredor, Cecilia Sosa y Allan Brewer Carías, entre otros, que tiene entre sus objetivos, la consecución de lo que ellos han denominado la Reconstitucionalización del Estado de Derecho en Venezuela, necesaria según sus voceros, ante las flagrantes violaciones de Chávez y su gobierno a la constitución, pero que no es más que una nueva estrategia de la oposición venezolana, para viabilizar y legitimar jurídicamente, el único proyecto político que los une: salir de Chávez, por la única salida que les queda, El Golpe de Estado.

Empantanados en Honduras.

Ante los hechos de Honduras, si algún gobierno del mundo ha salido debilitado y salpicado, es el nuestro. Todo ello en virtud de una política exterior errática, signada por la irracionalidad y que es dictada en desahogo a las emociones de Chávez y no en aras de los intereses nacionales. Para muestra un botón. Durante meses – cuidado sino años – el Presidente Chávez ha despotricado de la OEA y la ONU. De la primera ha dicho que es el Ministerio de las Colonias del Imperio, amenazando con salirse de ella e insultando a su Secretario General, José Miguel Insulza –a quien mandó literalmente pal carajo – luego de apoyarlo en su elección. De la segunda, ha dicho – olor a azufre aparte – que debe refundarse y dejar de ser un instrumento del imperialismo, para la dominación de nuestros pueblos. Ahora bien, ¿cómo debemos entender que en este momento las dos organizaciones internacionales, sí sirvan y deban a nuestro llamado, avocarse a la resolución de un problema para el que no tienen según Chávez, capacidad resolutiva alguna? Y además ¿cómo se entiende que sea el nuestro, el gobierno del mundo que más le haya pedido al Imperio norteamericano, una intervención más contundente en Honduras, en aras de restituir a Zelaya? ¿Dónde quedaron esos encendidos discursos en pro de la soberanía latinoamericana? A estas alturas, ni la OEA, ni el ALBA, ni la ONU, ni nada que se le parezca han logrado nada de nada en Honduras, que no sea el haberle dado preponderancia a la intervención norteamericana en la región y que queramos o no, ha logrado en conjunto con el Gobierno pitiyanqui de Costa Rica, sentar en una misma mesa a Micheletti – goriletti según la jerga chavista – y a Zelaya, para el inicio de unas negociaciones conducentes a la normalización de la situación de Honduras. Como se ve, será difícil recoger el agua derramada con tantos discursos y declaraciones histéricas de nuestro gobierno, a quien por falta de una agenda diplomática coherente y atemperada, le ha vuelto a salir el tiro por la culata.

Pantano en Caracas.

Aquí en Caracas, frente a un hecho que todos los voceros del gobierno y el PSUV han subestimado, la “huelga de hambre” del Alcalde Metropolitano Antonio Ledezma, ha dado sus frutos – el que quiera ver que vea – toda vez que el propio Secretario General de la OEA, el insulso de Insulsa a quien Chávez mandó a su insulseria, le ha prometido al “hambriento y deshidratado” Alcalde Mayor, enviar una Comisión del organismo hemisférico, a constatar la situación venezolana y a propiciar un dialogo político conducente a subsanar – ¿les suena parecido? – las violaciones de los derechos políticos de la oposición y la reiterada transgresión del Estado de Derecho, por parte del gobierno.

A nuestro juicio, las conclusiones a las que arribará la comisión de marras están absolutamente claras, dirán que es cierto, que Chávez viola los derechos humanos, persigue a la disidencia política, violenta la Constitución de la República y que ello amerita un diálogo político orientado a despolarizar la situación política interna y a sentar en una misma mesa a quienes desde que Chávez llegó al poder, no han cesado de conspirar para derrocarlo y al propio Chávez o a quien él designe, para hablar de democracia (¿?). Todo esto no fuera grave, sino nos hubiésemos apresurado en el caso de Honduras, a darle legitimidad a la OEA y a la ONU, frente a quienes prácticamente nos hemos quedado sin argumentos para denunciar su carácter colonial e imperialista, porque ¿si sirve para defender la democracia – la representativa por cierto, no la participativa que nosotros propugnamos – en Honduras, por cuál razón no servirá para defender la democracia – la de la oposición – en Venezuela? Cuando a la burocracia internacional, la injerencia del Gobierno de los Estados Unidos, la acción coordinada de la oposición, sus diarios, sus emisoras de radio y sus canales de televisión, se le sume la virulencia de nuestra política exterior, será tarde. Estaremos suscribiendo un acuerdo con la oposición o aislados del mundo al igual que Honduras, condenados por la OEA y por la ONU, por golpistas y violadores de la Constitución. ¡El mundo al revés pues!

Nos urge un gobierno endógeno.

En tanto y en cuanto nos sigamos ocupando de los problemas de otros países, apuntalando un liderazgo latinoamericano de Chávez y dejando de atender las graves dificultades que internamente confrontamos los venezolanos, le seguiremos dando el pasto que suele rumiar a la oposición mediática y política venezolana. Asuntos como la criminalidad, la crisis penitenciaria, la disfuncionalidad administrativa e institucional de los Ministerios, Gobernaciones y Alcaldías para la resolución de los más elementales problemas de la ciudadanía, tales como basura, huecos en las calles, alumbrado público, agua potable, abastecimiento, hospitales sin insumos, tratamiento y prevención de endemias, tráfico automotor, improvisación, corrupción y especulación, inexplicablemente desatendidos por nuestro gobierno, seguirán en lo sucesivo, siendo explotados por la oposición y los medios de comunicación en aras de quebrar la credibilidad del mismo y apuntando a la agudización de las contradicciones sociales de nuestra sociedad. Recordemos que no es fácil el escenario económico interno, así los voceros del gobierno nos digan lo contrario. Hace rato que aquí la plata rinde menos y que cada día es más difícil cubrir las necesidades más elementales. El que diga lo contrario o no va al mercado o nos está mintiendo descaradamente. Y en este sentido se necesitan de acciones contundentes que permitan desmontar el plan que se cierne sobre Venezuela y nuestro gobierno. No es con bulla que vamos a lograrlo, es con acciones concretas contra el hampa – la de los choros en las calles y la de los comerciantes en sus comercios, que a la postre es la misma – poniendo a trabajar en aras de la satisfacción de las necesidades ciudadanas a las gobernaciones y alcaldías que nosotros gobernamos, dejando de improvisar, dándole chance en las instancias de decisión no al que nos jala más bola, sino al que más sabe y estableciendo una política internacional que anteponga el interés de las próximas generaciones al de las próximas elecciones. De lo contario, seremos nosotros mismos quienes estaremos contribuyendo a dar al traste con este gobierno, que con sus bemoles y errores, sigue siendo la única esperanza que tenemos todavía una buena cantidad de venezolanos.



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Rubén Villafañe


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