En estos días he visto a los economistas Emeterio Gómez y Maxim Ross en la televisión hablando sobre la crisis económica mundial, ambos defensores del capitalismo como único sistema económico posible, Emeterio un tanto más crítico, mientras que Ross, defensor a capa y espada.
A Maxim Ross le escuché decir que la crisis actual no es tan grave como la de los años 30, sencillamente porque ha habido un proceso de aprendizaje de cada crisis, y que finalmente el capitalismo ha salido más fortalecido. Por lo tanto, él ve la posibilidad cierta de una recuperación más o menos rápida con la aprobación del paquete de ayuda al sector financiero norteamericano por parte del gobierno. Por otra parte, también argumenta que ya no existe el capitalismo de laissez faire, que éste murió con las crisis de 1929, a partir de entonces el sistema capitalismo mundial con la proliferación de monopolios y oligopolios entró en una fase de regulaciones, pero no de carácter socialista, sino por el contrario regulaciones para expandir los mercados.
Lo que me llama la atención en primer lugar, lo que señala Ross acerca del aprendizaje del sistema capitalista, si en verdad esto fuera así, las crisis recurrentes del capitalismo no se habrían dado después del 29 y por supuesto, tampoco la que se está padeciendo ahora. Es obvio que no se ha aprendido nada en lo que toca a la previsión de las crisis, estas siguen explotándole en la cara a la gente, y sigue explotándoles de improviso a quienes se suponen que tienen un conocimiento profesional en materia económica y financiera. Y lo que se puede ver por lo que dicen los políticos y los analistas económicos en Estados Unidos sólo tienen una respuesta de apagar el incendio, para después ponerse a pensar en que hacer a futuro para evitar que un desastre similar vuelva a ocurrir. Los analistas económicos no tienen la más mínima idea de cuan profunda puede ser la crisis, hasta donde pueda llegar. Se plantea un plan de salvamento del sector financiero por 700 mil millones de dólares sin que yo haya leído el fundamento de dicha cifra, como saber si será suficiente o no. Y el profesor Maxim Ross pretende convencernos de que ha habido un aprendizaje respecto al manejo de las crisis. Lo que por supuesto, Ross no dijo para nada, fue el mecanismo a través del cual se superarían crisis similares en el futuro en virtud del supuesto aprendizaje obtenido.
Por otro lado, el economista Emeterio Gómez se ve en sus comentarios, más comedido, en cuanto a la posibilidad de que la economía mundial y el capitalismo se recuperen prontamente. Y por lo menos, a diferencia de Ross reconoce que el capitalismo requiere de un cambio profundo. Para el profesor Emeterio este cambio implicaría la aparición de un capitalismo social, según lo denomina él. Se trataría de impregnar el capitalismo tradicional, que sólo busca la maximización de la tasa de ganancia en un capitalismo renovado que integraría una dimensión ética y de atención a lo social. En mi opinión, un sistema capitalista que no busque la maximización de la ganancia ya no puede llamarse capitalista, de hecho, el solo título es contradictorio. Por otro lado, la pregunta que me hago y que por supuesto el profesor Emeterio no ha respondido, es como inyectarle al capitalismo la dimensión ética de justicia social. A lo sumo le he escuchado decir que hay que hacer una campaña de concientización de los empresarios capitalistas, para que se den cuenta que si ellos no aceptan bajar sus ansias de ganancias y toman acciones para fomentar un mayor nivel de justicia social, el capitalismo estaría herido de muerte.
Creo que esa campaña de concientización está condenada al fracaso, pues la realidad en la que se mueven los empresarios los obliga a maximizar la tasa de ganancia. En un medio competitivo, y el profesor Emeterio en ninguna parte dice que la competencia se acabará, las ganancias del capitalista sirven para la inversión en equipos y tecnología, lo que redunda en una mayor productividad, lo que es indispensable para mantenerse en el mercado. Si un capitalista decide meterse a filántropo, y remunera mejor a sus trabajadores que el resto de sus competidores y reparte una parte de sus ganancias con sus trabajadores, hará disminuir su fondo para inversión, y por lo tanto quedará en una posición desventajosa frente a su competencia, arriesgándose a ir a la quiebra. A no ser que la fiebre filantrópica les afecte a todos los capitalistas por igual, algunos prosperarán y otros serán devorados por aquellos capitalistas inescrupulosos que sigan apegados a la maximización de la tasa de ganancia. Por lo tanto, un capitalismo moral y social será cualquier cosa menos capitalismo.
Ahora bien, yo no me atrevo a pronosticar la caída definitiva del capitalismo mundial, la Historia nos demuestra que el capitalismo ha sido capaz de superar mas de 20 crisis a lo largo de su historia, algunas muy graves como la del año 1929. Lo que si se puede pronosticar basándose en la historia pasada, es que pueda haber un reacomodo en la posición que juegan los actores fundamentales del sistema, es probable que Estados Unidos vea muy afectada su posición de primera potencia económica mundial. Al interior de Estados Unidos y los países capitalistas del primer mundo también se dará un reacomodo importante, y esto lo estamos viendo con la compra a precio de gallina flaca del banco Wachovia por parte de Citigroup, lo que lo catapulta al tercer lugar en el sistema bancario norteamericano. Así veremos como las empresas más solventes se apoderarán de las que se declaren en quiebra, podemos decir entonces, que esta crisis como las anteriores que han ocurrido, conllevan a una mayor concentración del capital, un mayor grado de monopolización de las economías. Este mayor grado de monopolización lleva a incrementar la tasa de ganancia, destruyendo la competencia y convirtiendo a los consumidores en espectadores sin poder alguno en la fijación de precios en los mercados. Esta cada vez mayor concentración del capital después de cada crisis, ha llevado a que las mismas se den en combinación con procesos inflacionarios.
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