Ya casi nadie habla de los retenidos en Colombia

El rescate de Ingrid Betancourt y de los tres mercenarios o contratistas norteamericanos, dejó sin esperanzas a cientos de retenidos en Colombia. Ya casi no se habla de cientos de colombianos y colombianas, que permanecen en las selvas. Pareciera que el destino de muchos se encamina por la ruta del olvido.

Tenemos que reconocer que ganó Uribe y su séquito de ministros de guerra. La liberación de doña Ingrid Betancourt y los tres mercenarios norteamericanos, selló la suerte de otros ciudadanos colombianos que también necesitan reencontrarse con sus familiares.

El profesor Gustavo Moncayo, podrá caminar todas las rutas de la indiferencia e indolencia, sin lograr que gobierno alguno se interese por la liberación de su hijo. No recibirá más que unos cuantos aplausos y ovaciones, de la gente de pueblo que se solidariza con su causa.

Muchos, padres y madres en Colombia, podrán hacer todas las marchas y actos públicos por la paz, que no habrá de ahora en adelante quien se interese por la suerte de sus seres queridos. El gobierno pronorteamericano de Álvaro Uribe, los ha condenado a ser ciudadanos y ciudadanas de segunda y tercera categoría, que no representan ningún interés político o estratégico inmediato.

La utilización por parte del gobierno colombiano, de los símbolos de la Cruz Roja y Medialuna Internacional, de otros organismos e instituciones informativas y humanitarias, pusieron en una situación peligrosa a todo intento por mediar por cientos de personas en poder hasta ahora de las FARC y otros grupos.

Ya nadie habla de los que quedaron atrás, son como una especie de colchón mediático e ideológico que le da legalidad, al ya inconstitucional gobierno de Álvaro Uribe Vélez. Esto es una oportunidad política única, que puede ser usada en la campaña electoral, en la cual el señor Uribe pretende otra reelección ilegitima.

La propia señora Ingrid Betancourt, está callada, a ella que no se aplicaran las leyes migratorias o el Protocolo de Retorno que se aplicaran a millones de trabajadores inmigrantes en Europa. Ella, está disfrutando de su libertad y tranquilidad en Francia. Ya está segura y bien lejos de Colombia.

Lejos de la guerra y de las mentiras de las cuales hizo uso, al decir ante todo el mundo, que el gobierno colombiano jamás había utilizado los símbolos y emblemas de las instituciones humanitarias internacionales y de los medios de prensa como Telesur. La mataron políticamente el presidente Uribe y su Ministro de la defensa, al utilizarla gobbelianamente en semejante mentira.

El silencio y complicidad del mismo Comité Internacional de la Cruz Roja y Medialuna Internacional, de las Naciones Unidas y de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, condenan de manera firme e injusta, a los cientos de colombianos y colombianas, que todavía están retenidos por las FARC y otros grupos insurgentes.

Los están engordando y guardando, para cuando sean verdaderamente útiles, para la campaña presidencial de Álvaro Uribe, quien pretende perpetuarse en el poder en Colombia, con el apoyo de los Estados Unidos, a través de las bases militares y tropas elites de comando, proyectadas para estos próximos diez años en ese país.

Están esperando que sean útiles, para dar unos golpes propagandísticos, militares e ideológicos, que no van a ser tan limpiamente quirúrgicos. Todo esto apoyado por la inteligencia militar norteamericana.

Esos retenidos por las FARC, le van a dar al actual gobierno ilegitimo de Colombia, la legalidad que necesita, para perpetuarse en el poder y para servir como factor desestabilizador en la región, como cabecera de playa a las tropas norteamericanas y al Departamento de Estado, contra los gobiernos de Venezuela y Ecuador.

El rescate de Ingrid Betancourt y de los tres mercenarios norteamericanos, quita la presión política sobre el gobierno de Uribe. Desvía toda acción política de los grupos sociales y humanitarios hacia las FARC. Logrando así, un respiro estratégico a Álvaro Uribe, para armar el elemento político táctico, que le permita relanzarse a una aventura electoral en contra de la constitución, la paz y la legalidad colombiana.

El gobierno venezolano y la Senadora Piedad Córdova, salieron utilizados y traicionados por el gobierno de Álvaro Uribe. A la orden del gobierno de Bush, fueron desautorizados, como mediadores del proceso de negociación y mediación de paz, en un vil intento de dañar la imagen de Venezuela y de la Senadora Córdova, y para poder ubicar estratégicamente las posiciones de los campamentos de las FARC, a través de acciones de inteligencia que involucraron toda la tecnología satelital y militar del gobierno norteamericano. Además de la complicidad interna y la traición de algunos sectores políticos dentro de la fuerzas insurgentes.

La presión política que ejercía el cautiverio de la Betancourt, desapareció del panorama político colombiano, facilitando así la posibilidad de una nueva reelección ilegitima de Álvaro Uribe. Condenando a Doña Ingrid, al eterno exilio dorado que le garantiza el gobierno francés de Nicolás Sarkozy.

El serio revés que representaba para las FARC, la liberación de tres mercenarios o contratistas del Departamento de Estado norteamericano, es un fuerte golpe psicológico y militar contra el grupo guerrillero.

Ahora le toca al presidente Uribe Vélez, volver a ganar las elecciones en Colombia, aunque sea de manera ilegal, para que se cumplan todos los planes de desestabilización en la región, planificados por la administración norteamericana.

Ya nada los detendrá, los permisos para la instalación de bases norteamericanas en Colombia están prácticamente dados. La posibilidad que un próximo gobierno de Álvaro Uribe Vélez, se convierta de hecho, en una especie de gobierno de ocupación con el apoyo de tropas norteamericanas, es cada vez más cercana.

Ya está dada la eminente reelección de Uribe, está preparada el arma política propagandística que representa el rescate por la vía militar, de algunos de los retenidos por las FARC. Ya está montada la operación Goebbels, aún a costa de la vida de los mismos retenidos.

Ya nadie, o casi nadie, a nivel internacional, habla de los otros cientos de retenidos por las FARC. Dejaron de ser una preocupación, para los políticos y los gobiernos del mundo. El objetivo político final y único, como que era tan solo la liberación de Ingrid Betancourt y de los tres mercenarios o contratistas norteamericanos.

Quizás el rescate de ellos y ellas, no represente ni la más remota posibilidad de obtener un premio Nóbel de la Paz.



¡El Pueblo Nunca Olvida!


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Obed Juan Vizcaíno Nájera


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