Uribe y su paracomputadora

El gobierno colombiano del presidente Álvaro Uribe, desprestigiado y empantanado como se encuentra por el escándalo de la parapolítica, no podía recurrir a otra artimaña para justificar la injustificable violación de la soberanía ecuatoriana, que la ya tristemente célebre computadora, supuestamente propiedad, del líder guerrillero de las FARC Raúl Reyes.

En realidad, no es preciso tener la experticia de Sherlock Holmes, en materia de pesquisas policiales, para darse cuenta de que el fulano ordenador –o al menos el sorprendente caudal de documentos que se le atribuyen- jamás perteneció al jefe guerrillero masacrado. La única versión creíble es que el aparato en cuestión y todo lo que contiene siempre perteneció a Uribe Vélez y la banda mafiosa con que desgobierna en la Casa de “Narquiño”.

De otro modo, cómo se explican tantos cambios de versiones y tantos desatinos en tan corto tiempo. Uribe y sus secuaces han variado las versiones en tantas oportunidades que la coartada no resiste un análisis medianamente serio y objetivo.

Con la paracomputadora, cuasi mágica y a prueba de bombardeos de Uribe, se ha pretendido difamar a los gobiernos de Rafael Correa y Hugo Chávez, valiéndose de la vieja treta de hacerse pasar por víctima cuando en realidad se es victimario ¡Y vaya clase de victimario! Un gobierno que ordena una incursión armada en un país hermano, dando muerte en forma sanguinaria a una veintena de personas, entre las cuales se encontraban un grupo de jóvenes estudiantes universitarios mexicanos.

A renglón seguido de semejante embarrada, entra en escena la famosa paracomputadora que se ha convertido en una suerte de maná inagotable de donde brotan y brotan archivos, comunicaciones epistolares, papeles de trabajo y demás “documentos” que supuestamente prueban el apoyo de Caracas y Quito a la insurgencia colombiana.

En el ínterin, Uribe ha aprovechado para viajar a México a entrevistarse con su par manito y también cachorro imperial, Felipe Calderón. Allá, en territorio azteca el personajete de la sonrisilla nerviosa no desperdició la oportunidad para asegurar ante la prensa, que los estudiantes de ese país bien muertos estaban, porque –palabras más, palabras menos- nadie los había mandado a reunirse con terroristas.

También se ha señalado como supuesta prueba de la triangulación Quito-Caracas- FARC un intercambio epistolar entre Chávez y Marulanda donde se menciona el número 300. Uribe y su nada santo ministro de Defensa se aprestaron a decir que se trataba de 300 millones de dólares que Chávez le había enviado o enviaría a los insurgentes neogranadinos, sin embargo en ninguna parte del supuesto documento se especifica a que se refería la cifra.

Si partimos de este tipo de especulaciones, bien ha podido tratarse de 300 rehenes para ser liberados y no de 300 fusiles ni de 300 millones de dólares, cómo se ha dicho mal intencionadamente. No olvidemos que el asesinato de Reyes se produjo en pleno apogeo de las negociaciones y la gestión que realizaba Caracas para el intercambio humanitario, el cual avanzaba con frutos tangibles y concretos, como la liberación de 5 rehenes en manos de las FARC en menos de 4 meses.

De igual modo, Uribe dijo en un primer momento que había ordenado la acción comando en respuesta a un supuesto ataque los combatientes de las FARC, no obstante las investigaciones a posteriori revelaron que se trató de una emboscada cruenta y a mansalva.

Tras toda esta payasada de la paracomputadora se esconde una sola explicación: Uribe es una marioneta del gobierno imperial y genocida de George Bush y no le interesa la paz porque la guerra es un negocio gordo y jugoso para la venta de armas y sustancias psicotrópicas.

¡Cuanta falta hace! un gobierno progresista en Colombia y también en Perú para darle puerta franca al sueño bolivariano de la integración y la patria grande latinoamericana. Los cachorros seguirán lamiendo la suela de sus amos del Norte. Entretanto, los pueblos levantiscos de este continente hermoso seguiremos dando guerra al imperio y a los pitiyanquis de las oligarquías internas entreguistas.

dcordovaster@gmail.com


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Daniel Córdova Zerpa


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