Bolivia ¿Lograrán su desmantelamiento o ganará la unidad?

Secesión. Desmantelamiento. Desunión, Separación, División.... Calificativos, entre otros con el mismo significado, que copan las noticias en torno a Bolivia. Hoy, cosa que viene cobrando fuerza desde hace algún tiempo, el imperio ha iniciado lo que en Latinoamérica podría calificarse como la guerra contra todo intento de ejercicio legítimo de la autodeterminación de los pueblos.

Hoy Bush ha lanzado una vez más los dados en el tablero. Esta vez los frotó pensando en la hija de Bolívar, nuestra Bolivia. Sí. La estrategia es muy clara. También el propósito. Acostumbrado a lisonjear a algunos sectores de la burgesía de los países de Nuestra América, se ha propuesto ejecutar una nueva ruptura en estas tierras. Y es, justamente eso, un asunto de tierras bendecidas por el llamado mene o estiércol del diablo y por ser de alta vocación agrícola.

Eso es Santa Cruz de Bolivia, rica en energía y en actividad agrícola. Pero esa riqueza está en manos de muy pocos. Y el resto, quienes trabajan día a día la tierra, sus indígenas (claramente indentificables en cualquier reportaje televisivo o en la web) se encuentran en la más injusta situación de pobreza. Una pobreza existencial.

Primero fue la Gran Colombia y hoy Bolivia. La misma que ha sido depredada por los colonialistas en un momento y luego por la oligarquía que se forjó al calor de la miseria de su pueblo. Ahora bien, la pregunta clave sería: ¿cuál fue ese pueblo que soportó ese exterminio?. La respuesta es obvia: los pueblos originarios (los Aymara, Quechua, Guaraní, Chiquitano, Ayoreo, Guarayo, Guarasugwe, Tapiete, Uru, Moxeño, Movima), entre otros. Se trata de una gama realmente plural de indígenas, de grupos étnicos originarios.

La secesión que pretenden imponer en Bolivia, por medio de un referendum en el Departamento de Santa Cruz previsto para el 04 de Mayo, y que por lo demás ha sido calificado de inconstitucional por el máximo tribunal del país y por su Congreso, sigue su curso bajo la mirada interesada de la Embajada Norteamericana. Esta acción además de ser clasista y racista se convertiría en la continuación del proceso de resquebrajamiento de los pueblos indígenas de Bolivia. En este caso particular, en Santa Cruz, estaría comprometida la suerte de cinco grupos indígenas que de no desaparecer pasarían a ser esclavos de la oligarquía cruceña-(blanca).

El discurso de quienes auspician esta acción no deja de esconder los intereses de clase que los mueve, ya que tras ellos están los grupos económicos más importantes del país y del continente. Pero su mayor interés está en el enorme potencial económico que posee el Departamento de Santa Cruz, para garnatizar la supervivencia de la nación del altiplano, realidad esta que no están dispuestos a acompartir los Prefectos y sus consortes, la oligarquía de ese país. Los pueblos del mundo estamos obligados a advertir el peligro que hoy corre Bolivia si triunfa la acción secionista que adelanta el imperio, ya que ello constituiría la balcanización de nuestra América. Ante esto debemos expulsar la acción guerrera que nos tratan de imponer sectores de la burguesía de siempre.

Todo esto tiene la intención clara de detener el impacto que en nuestras economías ha generado la política energética que, emergida de la Revolución Bolivariana, se ha venido adoptando para la dignificación de estos pueblos.Por eso el llamado sigue siendo el de la unidad de estos países y su integración, incluso, para lograr dignificar la existencia misma de nuestros hombres y mujeres.

Lo cierto es que aún cuando el referendo sea ganado por los setores pudientes de ese país se impondrá la justicia, pues este acto carece de toda legalidad y, desde luego, legitimidad.


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Martín Padrino


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