El panorama internacional del mercado de la madera atraviesa una fase de reestructuración y volatilidad. Según el reciente Tropical Timber Market Report de noviembre de 2025 de la OIMT, la demanda ha experimentado un notable debilitamiento en mercados clave como Europa y China, tradicionalmente grandes consumidores. En contraste, potencias como Brasil y Vietnam no solo han mantenido su competitividad, sino que la han potenciado, registrando exportaciones récord y consolidando estrategias enfocadas en la sostenibilidad y la trazabilidad. Brasil, por ejemplo, superó los US$18 mil millones en ventas forestales solo en 2024, mientras que Vietnam proyecta ambiciosamente duplicar sus exportaciones para el final de la década (2030), apostando por la modernización y la calidad certificada de sus productos. Simultáneamente, el mercado global observa la firme y sorpresiva demanda de India, impulsada por sus necesidades de madera para construcción incluso durante la temporada monzónica, y los desafíos de Estados Unidos, que enfrenta nuevos aranceles que podrían desacelerar su crucial mercado de vivienda.
El mensaje resonó con fuerza durante la COP30: la Organización Internacional de Maderas Tropicales (OIMT) subrayó la función irremplazable de los bosques tropicales como sumideros de carbono vitales para mitigar el cambio climático y como sustento socioeconómico para millones de personas. El consenso es inequívoco: en el mercado actual y futuro, la ventaja competitiva se define por la gestión sostenible, la certificación forestal rigurosa y el establecimiento de cadenas de valor íntegras y responsables. La madera ya no es una commodity indiferenciada; su valor está intrínsecamente ligado a la confianza, la trazabilidad de su origen y la resiliencia ambiental de su producción.
Mientras el mundo se adapta a estas nuevas reglas, la realidad de Venezuela presenta un panorama divergente. Tras años marcados por una profunda contracción económica y una inflación que, aunque atenuada, superó el 23% en 2024, el país se encuentra incapacitado para capitalizar la coyuntura de la caída de los precios internacionales de la madera. En noviembre de 2025, el precio de la madera de coníferas se ubicó en 464 dólares por cada mil pies tablares (mfbm), equivalente a aproximadamente 197 $/m³, según el Madison’s Lumber Prices Index.
Esta caída de precios, que podría beneficiar a naciones con costos operativos estables como Colombia, se convierte en un impedimento adicional para Venezuela, donde el sector productivo nacional ya enfrenta una escalada de costos logísticos y operativos, incluyendo energía, combustible, insumos industriales, transporte interno e infraestructura aeroportuaria.
Para reinsertarse efectivamente y ganar competitividad, Venezuela requiere una estrategia de cambio que aborde tres pilares fundamentales:
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Estabilización Macroeconómica y Reducción de Costos: Es crucial estabilizar la economía nacional para anclar los costos de producción, financiamiento y transporte, permitiendo al sector forestal operar con márgenes viables y precios internacionales competitivos.
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Certificación y Acceso a Mercados Exigentes: La producción forestal debe transicionar hacia estándares internacionales de certificación (como FSC o PEFC). Este paso es indispensable para abrir las puertas de los mercados más lucrativos y exigentes, especialmente Europa y Estados Unidos, donde la sostenibilidad es un requisito de compliance.
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Diversificación y Valor Agregado: El país debe migrar de la mera exportación de materia prima a la diversificación hacia productos con mayor valor agregado. Esto incluye el desarrollo de industrias de manufactura de muebles, tableros, chapa y otros derivados, maximizando el retorno económico por cada unidad de madera extraída.
Adicionalmente, es imperativo que el país fortalezca su integración regional e internacional. A pesar de los desafíos, Venezuela está formalmente anexa al Acuerdo Internacional sobre la Madera Tropical de 2006 OIMT, habiendo depositado su instrumento de adhesión el 10 de octubre de 2018, ante el Secretario General de las Naciones Unidas (Referencia: C.N.483.2018.TRATADOS-XIX.46). Esta membresía a la OIMT (Organización Internacional de las Maderas Tropicales) puede ser una plataforma para acceder a fondos de cooperación, asistencia técnica y alianzas estratégicas, como las lideradas por Brasil, que ofrecen nuevas vías de financiamiento sostenible y transferencia de conocimientos.
Venezuela posee un vasto y subexplotado potencial forestal. Sin embargo, este potencial permanecerá latente si el país no logra alinear urgentemente su política económica, sus prácticas de sostenibilidad y su gobernanza sectorial con las rigurosas y cambiantes demandas del mercado mundial. La reactivación del sector maderero venezolano no solo es una oportunidad económica, sino también un imperativo de desarrollo sostenible que exige pasar de la inercia a la acción concertada.