Antropológicamente es absolutamente entendible que se denomine semitas a aquellos grupos étnicos originarios del medio oriente mediterráneo. Los árabes de allí son semitas, también los fenicios, los arameos y, sin duda, aquel pueblo hebreo que perdió esos territorios hace dos mil años. Por eso, pretender hoy llamar semitas a una convicción religiosa que, por veinte siglos -cerca de 100 generaciones- se fue estableciendo en diversas partes del mundo, realizando millones de cruces interraciales -para no hablar de reconocimientos patrios- es una absurdidad intencional. La "vuelta" a una supuesta patria hebrea, desaparecida la coincidencia étnica, sólo la sustenta el enorme poder económico del colectivo judío empeñado en llevar adelante una nueva cruzada, con genocidio y todo, en las tierras palestinas.
Lo que allí está ocurriendo alcanza proporciones imposibles de aceptar por cualquier persona con sentido común. Somos espectadores del terrible y continuado drama al que se ha sometido a los verdaderos semitas poseedores por más de cuatro mil años -generación tras generación- de esas tierras. Es además insólito que los que denunciamos esto seamos acusados de antisemitas. Tal absurdidad deriva de la convicción religiosa de los que profesan el judaísmo que, a diferencia de cualquier otra religión, asumen que ella conlleva una ascendencia biológica, una cultura y una nación. Suponen ser escogidos por su dios para someter a los pueblos no judíos del mundo, cuyos dioses no tienen ninguna importancia.
No se trata sólo de exterminar palestinos, las naciones que se han opuesto a esa voluntad totalitaria, hablo de Siria, El Líbano, Irak e Irán; han sufrido las consecuencias de su odio. Para ello cuenta con el apoyo militar de "Occidente" ya totalmente bajo su control, ya lo hemos visto, totalmente. Con ese poder militar facilitado por USA y la UE y el masivo poder económico judío, lo religioso se transformó en doctrina política y mercantil: el sionismo. El capitalismo no sigue a hoy a Hayek o Friedman, es sionista, tiene el apoyo de Trump y del gobierno woke de Bruselas, ya no es no sólo la explotación que conocemos, ahora significa exclusión y muerte. Su libro sagrado dice que los no judíos sólo son ganado sin derechos. Mientras esto ha ocurrido, los marxistas y los nacionalistas hemos dejado de entender que la lucha contra el poder del capital y por la soberanía, ha pasado a un escenario mucho más complejo y urgente, en el cual se pretende desmoronar las nacionalidades, como ya ha ocurrido con las europeas.