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He visto con detenimiento lo que ha venido ocurriendo en el mundo desde que Trump llegó al poder. Han sido cien días que han enchiquerado al mundo: ha carajeado a Zelenski, le ha dado una patada por el orto a los europeos (y ha dicho que la Unión Europea es peor que China); le ha marcado con amenazas el territorio de la propia Claudia Sheinbaum, reiterando que enviará militares para enfrentar a los narcos. Se ha burlado de Canadá y Dinamarca considerándolos países insignificantes que cuando a él le dé la gana a uno lo anexa a EE UU y al otro lo despoja de Groenlandia, sin chistar. Todo esto ha dicho a viva voz, descarada y groseramente. De la manera más vulgar y gráfica, insisto, y el mundo está temblando y queriendo BESARLE EL CULO. Para que el presidente de un imperio, dirigiéndose al planeta diga lo que dijo, y de hecho, a partir de allí lo sigan poniendo por las nubes y recibiéndolo como lo reciben como un Alejandro Magno, aplaudiéndole sus desplantes, es porque realmente todas la narices de los mandatarios de Occidente y otros lares, ¡EXTASIADAS!, están incrustadas en su ano.
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EE UU apoya por la calle del medio a los sionistas, a los asesinos de Palestina. El fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), Karim Khan, se puso a condenar a Netanyahu por el genocidio en Gaza, y vinieron los gringos, y aplicaron las mismas técnicas de El Padrino, de manera solapada, le montaron una olla podrida, y hoy es investigado por conducta «inapropiada», y ha cesado temporalmente en las funciones de su cargo, está temblando, y nadie en el mundo puede decir nada, so pena de que le pase lo mismo.
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Nadie se atreve contra lo que decide este inmenso TRASERO. Masacra en Yemen, se mete en el bolsillo a los poderosos hijos de puta del mundo árabe. Fue Trump a Arabia Saudita y no sólo se lo besaron, todos los demás países árabes se pusieron en cuatro manos para orar por su fundillo. De inmediato Arabia Saudita decidió invertir 600 mil millones de dólares en Estados Unidos.
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Todos esto sin contar la guerra mundial de sus aranceles, en la que en esencia casi todo el mundo se ha cagado. Y lo ha aceptado sin chistar mucho. Para completar vienen y les eliminan la visa a altos funcionarios de México y Colombia. Al pobre pendejo Petro se la quitaron y anda llorando. Y nadie en el mundo se atreve a hacer algo similar contra un poderoso gringo.
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Viene este miserable canalla de Trump, monta una cárcel en El Salvador para hacinar allí a quien él considere que se criminal, arbitrariamente, por puro gusto personal, y la ONU se mete su lengua en el orto. En esa cárcel CECOT, "Centro de Confinamiento del Terrorismo", hay presos sin juicio de ningún tipo y de diversas nacionalidades acusados arbitrariamente de criminales. Tienen a más 250 venezolanos presos, acusados de ser del Tren de Aragua. Nadie en el mundo puede decir nada.
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Y sin duda, Trump le está tendiendo una trampa a Rusia en el asunto de las negociaciones con Ucrania, porque Trump sigue enviando poderosas armas a Zelensky. Todavía EE UU le tiene casi diez mil sanciones a Rusia, y más de mil a Venezuela. Rusia y Venezuela son los dos países del planeta más sancionados por Estados Unidos, muerto de la risa. Y Trump sigue amenazando a Venezuela de matarla de hambre o ahogarla en sangre. Él quiere dar lecciones a todo el que se atreva a salir d la línea que él marca, de lo que les pasaría en caso de desobedecerle. ¡Y FUNCIONA! El mundo está en silencio, cagado, basta con verle en esta su última gira, fresquecito y pavoneándose con su stick, a la Teodoro Roosevelt, su más admirado maestro y líder.
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Noboa (Ecuador), Mulino (Panamá) y Milei (Argentina) se han postrado ante aquel abultado y pálido trasero. Lo hizo de manera prolongada, excediéndose en todas sus amplitudes y términos, Nayib Bukele. La fila es larga para ponerse de rodillas y postrarse ante sus fofas nalgas: Boric ha pedido audiencia, ya lo hizo el nuevo primer ministro de Canadá quien salió carajeado como Zelensky. Lula lo ha considerado. La Boluarte ya ha hecho su pedido. Pedro Sánchez envía mensaje tras mensaje para embestir tales augustas posaderas. Petro se lo piensa luego que Trump le bloqueara toda transacción con su sistema SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunication) para negocios con China, y por incorporarse a la Ruta de la Seda. Así es, el poder gringo está al máximo, Trump ha podido demostrarlo como ningún otro mandatario gringo en cien años.