Las gaviotas de El Vaticano acompañaron impasibles la recién colocada chimenea entre las tejas del techado de la Capilla Sixtina, parecían no perturbarse ante la multitud que aguardaba la salida del humo blanco y el tradicional anuncio "Habemus Papam". Lo demás es historia reciente.
Robert Francis Prevost es el primer papa estadounidense, nuestro amigo teólogo Ricardo Corzo ha hecho un llamado de atención a los periodistas de CNN, ya que ellos insisten en decir que es el primer papa americano. Pues no, ese titulo le corresponde a su predecesor Jorge Mario Bergoglio, más conocido como Francisco.
Muchas dudas afloran sobre la continuidad del legado del papa Francisco, quien se caracterizó por su cercanía a los pobres, su postura más inclusiva hacia la homosexualidad y sus llamados a la paz. Razón por la cual hemos sugerido darle a León XIV el beneficio de la duda y esperar al menos -como a los presidentes- cien días de gobierno papal.
Centramos nuestro escrito en comentar acerca de una de las señales distintivas del nuevo pontífice: El nuevo Papa elegido es el primer agustino en dirigir la Iglesia católica. Curiosamente el reformador protestante Martin Lutero también era fraile agustino. Pero, ¿Quién era San Agustín?
Hemos echado mano de la IA. para indagar sobre este pensador nacido al norte de África en lo que hoy es Argelia. Entre sus textos, las *Confesiones* de San Agustín es una obra autobiográfica escrita entre los años 397 y 400 d.C. En ella, Agustín de Hipona narra su vida desde la infancia hasta su conversión al cristianismo y su posterior dedicación a la filosofía y la teología.
La obra se estructura en trece libros y se presenta como una conversación directa con Dios, en la que Agustín confiesa sus errores, dudas y momentos clave que lo llevaron a abandonar el maniqueísmo y el escepticismo para abrazar la fe cristiana.
Además de ser una introspección personal, *Confesiones* es un texto filosófico y teológico que aborda temas como el pecado, la gracia y la redención. Su estilo combina narrativa autobiográfica con reflexión filosófica, lo que la convierte en una obra fundamental para la teología y literatura cristiana y el pensamiento occidental.
Otro texto fundamental de Agustín de Hipona que ha influido en el pensamiento cristiano y filosófico durante siglos es *La ciudad de Dios* escrita entre los años 412 y 426 d.C. La obra se estructura en **22 libros** y presenta una dicotomía entre dos ciudades: La Ciudad de Dios, que representa la verdad espiritual y el cristianismo y La Ciudad Terrenal, que simboliza la decadencia y el pecado.
San Agustín escribió este libro en respuesta a la caída de Roma en el año 410, cuando los visigodos la saquearon. Muchos romanos atribuyeron la desgracia al abandono de los dioses paganos en favor del cristianismo. Agustín refuta esta idea y argumenta que la verdadera ciudad a la que los creyentes deben aspirar no es la terrenal, sino la celestial
A lo largo de la obra, el autor aborda temas como:
- La naturaleza de Dios y el origen del bien y el mal.
- La providencia divina y el destino de la humanidad.
- La relación entre la fe y la razón.
En este contexto, hemos de señalar que el agustinismo no es una corriente teológica anclada en el pasado. Por el contrario, plantea preguntas profundamente contemporáneas: ¿Cómo vivir con coherencia en medio del caos? ¿De qué modo reconciliar el deseo con la fe? ¿Qué papel juega la libertad humana frente a la gracia divina?
A continuación, algunas de sus frases y reflexiones que van más allá de meras frases de autoayuda, vigentes para nuestros días:
1. Autonomía, libertad y Responsabilidad.
"La verdadera libertad no consiste en hacer lo que me da la gana, sino en hacer lo que tenemos que hacer porque nos da la gana". "La ley de la libertad es la ley del amor". "La verdadera libertad está en la alegría del bien obrar". "Los hombres que se aman mutuamente y que aman a Dios, que habita en ellos, constituyen la Ciudad de Dios"
2. Ciudadanía.
"El orden de esta paz consiste primero en no hacer mal a nadie, luego en ayudar a todo el que
pueda...". "El oficio de servir es mérito del recibir". "Hay dos clases de personas, porque hay dos clases de amor. El uno es santo, el otro egoísta; el uno se preocupa por el bien común en aras del entendimiento mutuo y de la fraternidad espiritual, el otro trata de someter lo común a lo propio...el uno trabaja por la paz, el otro es sedicioso; el uno prefiere la verdad a los honores de los hombres, el otro ansía el honor, aunque sea falseado... el uno desea para el prójimo lo que desea para si, el otro desea someter al prójimo..."
3. Interioridad-trascendencia:
"No quieras derramarte fuera, entra dentro de ti mismo, porque en el hombre interior habita la verdad; y si hallares que tu naturaleza es mutable, trasciéndete a ti mismo". "Nos hiciste Señor para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".
"Conócete, acéptate, supérate". "Dios no dice: Tienes que ser menos de lo que eres, sino conoce lo que eres. Conócete débil, conócete hombre, conócete pecador, conoce que Él es quien justifica, conócete manchado. Saca fuera en tu confesión la mancha de tu corazón y pertenecerás a la grey de Cristo"
4. Justicia y solidaridad.
"La medida del amor es el amor sin medida". "Hombre soy, entre hombres vivo, y nada de lo humano me es ajeno". "Las cosas superfluas de los ricos son las necesarias de los pobres. Se poseen bienes ajenos cuando se poseen bienes superfluos, en el caso de que tú tengas cosas superfluas y haya alguien que pasa necesidad: Él carece de dinero y tu de justicia"
"Tú das pan al hambriento, pero mejor sería que no hubiera hambrientos y no necesitarías dar de comer a nadie. ... ¡ojalá todos anduvieran vestidos y no existiese esa necesidad!"
Ismael Noé. Periodista independiente