Donald Trump asestó un duro golpe a la economía global. El 09 de abril entró en vigor la política de "aranceles recíprocos" que zarandeó la estructura del mercado internacional. Se trata de impuestos muy elevados a todos los productos que ingresen a EEUU, resultando más perjudicados los países asiáticos. China deberá pagar impuestos que alcanzan el 145%. Es una ruptura del orden comercial mundial que no se había visto después de la Segunda Guerra Mundial. El gendarme del planeta ha declarado una guerra económica de impredecibles consecuencias.
México y Canadá tienen una protección parcial contra los aranceles por la vigencia del T-MEC (Tratado México-EEUU-Canadá) firmado durante el primer gobierno de Donald Trump. La Unión Europea, Japón, Corea del Sur y La India son sentenciados con aranceles superiores al 20%. Vietnam y Camboya tendrán que pagar la venganza histórica con 46 y 49%; respectivamente. En américa Latina se impone una tasa de 10% a excepción de Venezuela que alcanza el 15% y Nicaragua con 18%.
El impacto directo sobre todos los países se complementa con los efectos colaterales de la guerra contra la República Popular China a la cual se le imponen aranceles de 145%. Lo que supone una confrontación entre las dos grandes potencias económicas del planeta con incidencia en otros países que verán afectados sus niveles de producción e intercambio comercial y abre las posibilidades de una recesión global.
La respuesta inmediata de la República Popular China fue la imposición de aranceles de corte similar. Se agudizan las tensiones y China no se muestra muy optimista. No cierra el camino de la negociación, pero reconoce que hay muy pocas posibilidades porque están rotos todos los mecanismos de dialogo desde enero de este año cuando Trump asumió la presidencia por segunda vez. China no tiene prisa porque considera que EEUU debe lidiar con la Unión Europea, Canadá y México. Con paciencia, evalúa la dimensión y alcance de una ventaja asimétrica.
EEUU advierte que "golpeará" a cualquier país que responda con impuestos similares, aunque hablan de "aranceles recíprocos". Los "halcones de la Casa Blanca" consideran que EEUU tiene ventajas y China debe ofrecer concesiones que permitan buscar la distensión de las relaciones bilaterales. Donald Trump ha respondido cordialmente a los aliados circunstanciales de EEUU y ha iniciado negociaciones con Japón, Corea del Sur, Israel y la Primera Ministra de Italia, Georgia Meloni, mientras aumenta la presión sobre Vietnam y Camboya. Su estrategia se dirige a consolidar alianzas para enfrentar a China.
En su peligrosa jugada, Donald Trump aplica aranceles recíprocos e impone pausas que se convierten en trastadas para recuperar la hegemonía económica de EEUU y avanzar hacia nuevas formas de dominación imperial. La drástica ciada del Mercado Bursátil y la inestabilidad del Mercado Petrolero marcan las consecuencias inmediatas y mediatas de la política de "aranceles recíprocos". Consecuencias que pueden afectar incluso la economía estadounidense y obligó a decretar una pausa para iniciar conversaciones con los socios comerciales para imponer condiciones en medio de los cambios provocados en la economía global.
Mientras Donald Trump celebra la recuperación y retorno de capital a EEUU, mantiene al mundo en una creciente tensión social, económica y política. Está propiciando cambios que anuncian un Nuevo Orden Económico Global con indicadores macroeconómicos que solo favorecen a las grandes potencias y destruyen las economías en vías de desarrollo.
Ante la pretensión de imponer un Nuevo Orden Económico Global con dominio absoluto de las grandes potencias con su "guerra de aranceles" y acuerdos bilaterales para repartirse dominio y recursos naturales, la respuesta más determinante es la Integración Latinoamericana para cambiar la ecuación geopolítica y establecer relaciones de cooperación y comerciales que garanticen la autodeterminación de las naciones con respeto a la Independencia y Soberanía Nacional.
