El Capitalismo en Crisis: Una visual marxista a las políticas arancelarias de Donald Trump

Los aranceles impuestos por Donald Trump ofrecen una ilustración de las dinámicas del capitalismo global que Karl Marx y Friedrich Engels describieron en sus obras.

Desde una perspectiva marxista, las políticas arancelarias de Trump se analizan como herramientas proteccionistas que, si bien se presentan como defensoras de los intereses de la nación estadounidense, en realidad sirven a los intereses del capital nacional en un contexto de competencia global intensificada donde se conciben para incrementar su capacidad hegemónica.

Benefician a las élites económicas y dejan afuera a las clases trabajadoras y pobres, siendo por lo tanto una manifestación de la lucha de clases entre oprimidos y opresores.

Que esa manifestación de lucha de clases no esté en lo evidente, es otra cosa.

Estas políticas confirman los análisis de Marx sobre el capitalismo. Las reacciones de las élites mundiales económicas y políticas ante los aranceles evidencian el esfuerzo y la intención capitalista para interconectar a las burguesías de diferentes naciones, las empresas multinacionales, los gobiernos y los mercados financieros, como los actores principales, que reaccionan vigorosamente porque sus cadenas de valor globales y sus flujos de capital dependen de estas decisiones comerciales y que en su mayor parte fueron sorprendidos por las decisiones de Estados Unidos que afectan la direccionalidad de esos flujos.

Así que el marxismo interpreta esta situación como el inicio de una nueva etapa de expansión global del capital, que busca constantemente nuevos mercados y fuentes de mano de obra barata.

Sin embargo, esta integración desde el punto de vista marxista y revolucionario, tiene una naturaleza contradictoria, la unión de los contrarios, lo cual debe divulgarse para contrarrestar la propaganda que copa todas las opiniones contrarias al sistema, ya que por un lado, las burguesías necesitan cooperar internacionalmente para garantizar la acumulación de capital y por otro, compiten ferozmente entre sí, lo que genera tensiones y, en ocasiones, guerras internacionales. Esta falsa unidad entre las élites capitalistas está destinada a romperse cada vez que los intereses nacionales entren en conflicto, lo cual refleja las guerras comerciales y otros enfrentamientos económicos que ya Marx previó.

Más allá de las élites, los trabajadores y sectores pobres enfrentan una realidad muy distinta que se expresaría en la frase la "desunión de los de abajo". Según Marx, esta desunión es una consecuencia directa del sistema capitalista el cual fomenta la competencia entre los trabajadores, exacerbando divisiones nacionales básicamente impulsando las religiones, étnicas y culturales que debilitan su posibilidad de unión. Así con la ayuda de la religión, las élites capitalistas aplican la estrategia de "divide y vencerás" para imposibilitar la formación de una conciencia de clase y solidaridad global entre los trabajadores. En nuestro sub continente del sur y del centro esta división es cada vez más profunda e irreconciliable.

El nacionalismo también juega también en esto un papel clave como herramienta ideológica burguesa para dividir a los trabajadores a nivel internacional, ya que con él se presenta el interés burgués de la nación, como el interés de todas las clases del país. Esta consigna está muy presente en la política de los Estados Unidos, con la frase Estados Unidos Primero.

Así Marx y Engels y por lo tanto los marxistas, argumentarían que esta ideología aliena a los trabajadores al hacerles apoyar los intereses de "sus" capitalistas nacionales, en lugar de reconocer sus intereses compartidos con trabajadores de otras naciones. Para superar esta fragmentación, ellos insistirían en la necesidad de desarrollar una conciencia de clase internacional, siguiendo el llamado del "¡Proletarios de todos los países, uníos!" del Manifiesto Comunista.

Desde la óptica de Marx y Engels, los aranceles de Trump no solo ejemplifican las contradicciones del capitalismo global, sino que también perpetúan las desigualdades estructurales al beneficiar exclusivamente a las élites económicas. Superar estas situaciones requiere que la clase trabajadora trascienda las fronteras nacionales y se organice en una lucha conjunta contra la explotación capitalista. Solo así podría construirse una sociedad que priorice la justicia y la equidad, en lugar de alimentar las beneficios para una clase social ya enriquecida.

Oscar Rodríguez Estrada 15 de abril de 2025



Esta nota ha sido leída aproximadamente 708 veces.



Oscar Rodríguez E


Visite el perfil de Oscar Rodríguez E para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: