Ha muerto el profesor que afirmó "Yo tengo en Cuba todo lo que amo"

Y ojalá que las presentes y futuras generaciones de cubanos sean leales al afirmar: "En Cuba tengo todo lo que amo".

Sabemos que la muerte ha de llegar ineluctablemente algún día en el ciclo vital de cualquier ser humano y pienso que la resignación ante el fenómeno tiene también algo de rebeldía tal como expresara Horacio con su "no moriré de todo", o el sentido existencial filosófico de José Martí al afirmar "Morir es seguir viaje". Son muchas las meditaciones ante la muerte inesperada, súbita, y la esperada por razones biológicas.

Fue mucho antes de este día cuando escribí el viernes 16 de marzo del año 2012, Cuando el amor a Cuba aflora, un intento de atrapar una simple anécdota trascendente.

Y señalaba entonces que en aquel mes recibiríamos en Cuba al Sumo Pontífice. El Papa nos dirá de muchas formas: "A Cuba yo la visito". Y comprobará lo que nosotros le diremos: "En Cuba tenemos todo lo que amamos".

Cuando se arriba a un nuevo año muchas cosas pueden suceder, y todo el mundo puede, a nivel personal o colectivo, desear o vaticinar una miríada de alternativas que luego la realidad tozuda, mezcla del azar y las posibilidades, se encargará de poner en su sitial más evidente. Este 2012 no escapa a esa aseveración.

Por ejemplo, ya es una realidad el anuncio de que el Papa visitará a Cuba del 26 al 28 de marzo, y en torno a ello han surgido y surgirán los más variados juicios, las más discrepantes opiniones, los más controvertidos análisis y, en fin, lo que cualquiera persona convertida en pitonisa quiera pronosticar como realidad posible en el contexto de una visita normal de un jefe de estado, en este caso del Vaticano, y guía supremo de la Iglesia Católica. Es como si lo trascendente y extraordinario no coexistiese siempre con lo normal y cotidiano en un pueblo cualquiera del planeta, y, por lo tanto, el cubano no es una excepción.

Expresaba entonces que tanto los enemigos de Cuba y su Revolución, externos como internos, maquinan para entorpecer o deslucir la visita pastoral, mientras el pueblo cubano y su gobierno aprestan sus mejores sentimientos para recibirle en forma respetuosa, amable y cariñosa, como ha sido tradicional la recepción de visitantes a nuestro país, especialmente de los jefes de estado.

Y a continuación compartía con los lectores una historia breve, representativa de un anecdotario infinito, en que los malintencionados y los ingenuos de toda laya acostumbran a intercambiar con los cubanos, pero que todas tienen en sí mismas una gran riqueza espiritual.

Continuando el relato, contaba que hacía poco tiempo el entonces profesor titular y profesor consultante de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, doctor Raúl Rizo Rodríguez, se encontró casualmente con un joven cubano residente en Miami a quien conocía. Parece que como una manera de halagarle personalmente y ponerle de manifiesto la valoración sobre el precio material de su labor profesional, le preguntó:

-¿Profesor, Ud. sabe que en Miami Ud. podría ser rico o millonario?

El profesor le miró con una ligera sonrisa. Resaltaba en él todo el cabello cano, y la mirada vivaz a través de los espejuelos. Tenía la existencia cargada de satisfacciones plenas y también de necesidades como cualquier mortal de nuestra tierra. La respuesta fue dictada por sus convicciones en que se mezclaban todas las experiencias y acontecimientos de su vida, y fue tan inmediata como escueta y contundente, aunque condescendiente con aquel joven médico que había sido su alumno años atrás.

- Sí, lo sé. Pero aquí en Cuba tengo todo lo que amo.

Su interlocutor pareció no comprender ni sentirse satisfecho con la respuesta. Y es que algunos no están aptos, por naturaleza o por reflejo condicionado propio de amaestrados, para comprender el valor de la virtud y la lealtad como escudo de resistencia de los ciudadanos de la nación cubana, con sus grandezas y pequeñeces, y, por supuesto, con sus abundancias y escaseces

Este fue una simple confrontación entre dos concepciones, dos vivencias, dos conciencias, dos ópticas, dos caminos, dos escogencias, entre dos personas que se encuentran e intercambian casualmente, y que es algo que ocurre muy frecuentemente dentro y fuera de Cuba.

Hoy la noticia es que ha terminado su ciclo vital (13/3/1942 – 6/2/2025) el niño de origen campesino, el joven trabajador devenido estudiante de medicina, el graduado de médico, el especialista en fisiología, el profesor cursante por todas las categorías docentes hasta las académicas máximas de profesor titular, consultante y emérito, el científico, el dirigente de cargos administrativos universitarios, sindicales, políticos, de las reservas militares, el compañero querido.

Solo cabe aspirar que allí en el cementerio del poblado del Cristo, en la tumba familiar, descanse en paz y en combate por su ejemplo y lealtad con su patria y su revolución. Y ojalá que las presentes y futuras generaciones de cubanos sean leales al afirmar: "En Cuba tengo todo lo que amo".

Doctor en Ciencias Médicas. Doctor Honoris Causa. Profesor Titular, Consultante y Emérito de la Universidad de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba. Premio al Mérito Científico del MINSAP por la obra de toda la vida.



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Wilkie Delgado Correa


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