La anti-siquiatría, al parecer, no se desarrolló mucho en México, a pesar de su enorme importancia

1. Acabo de ver nuevamente –después de 47 años que se estrenó en la CDMX- la importante novela, hecha película, "Atrapados sin salida" cuyo actor principal es nada menos que Jack Nicholson, acompañado de Louise Fletcher. De Nicholson he conocido más de una decena de magníficas películas, pero Atrapados sin salida ha sido de las más importantes. Esa obra me impulsó a revisar las corrientes de psiquiatría y antisiquiatría que me llevó a revisar los trabajos del italiano Franco Basaglia, de Donald Laing y David Cooper, quienes fueron siquiatras que encabezaron un profundo cambio en la forma del trato de las enfermedades mentales.

2. Tengo en las manos –por cariño- los libros de Laing "El cuestionamiento de la familia" y el de Cooper "La muerte de la familia". En ambas obras editadas por Paidós en 1971, se estudia a la familia fundada en modelo de opresión social, la que moldea la personalidad de cada uno de sus miembros. Se preguntan: ¿Qué son la salud y la enfermedad? ¿Cómo quebrar esta estructura deteriorante, este patrón destructivo, para dar paso al afloramiento de otro auténtico? Esto siempre me gustó, sobre todo cuando en algún lado explican el terrible trato que se da en los manicomios sin profundizar en las causas y al poner "remedios" violentos como los llamados "electroxoque" para provocar convulsiones.

3. El italiano Franco Basaglia se adelantó a su tiempo al proponer un nuevo enfoque en la atención psiquiátrica; se ha escrito que la propia Organización Mundial de la Salud tomó la experiencia iniciada por Basaglia, pues se determinó como relevante para entender la psiquiatría actual. Junto con Laing y Cooper, a Basaglia se le conoce como uno de los padres de la "antipsiquiatría". Se opuso a la psiquiatría tradicional, no solo por la ineficacia de muchos de sus métodos, sino también por profundas convicciones éticas. ¿Cómo es posible que hasta hoy se siga atendiendo a los pacientes con desequilibrados, llenándolos de medicinas?

4. Basaglia –según los estudiosos- tenía una idea acerca de las enfermedades mentales. No aceptaba que se tratara de enfermedades físicas, sino que en buena parte las interpretaba como una consecuencia de la marginación y de entornos disfuncionales. O había que preguntar: ¿hasta qué grado la sociedad global está más enferma que quienes la integra? Decía Basaglia: "Una persona con una enfermedad mental entra en el manicomio como ‘persona’ para convertirse allí en una ‘cosa’. El paciente, en primer lugar, es una ‘persona’ y como tal debe ser considerado y atendido (…) Y nosotros estamos aquí para olvidarnos de que somos psiquiatras y para recordar que somos personas".

5. Mi hija Rebelín, que estudió la licenciatura de psicología y algún posgrado, al preguntarle si en Yucatán existía una corriente de antisiquiatría, me pareció que no tenía información al respecto y seguido le pregunté que: "si al paciente se le podía curar sin medicinas"; de inmediato me explicó que, sólo cambiando su pasividad siempre perjudicial en la salud, con actividad, es decir, integrándolo a procesos de participación lo más comunitaria posible, lograría superar su mal. Esto coincidió con Basaglia cuando habla de "talleres, de iniciativas integradoras", como puso en práctica en el hospital psiquiátrico que dirigía en Italia.

6. En 1971 Franco Basaglia fue director del hospital psiquiátrico de Trieste, en Italia. Al llegar había 1.182 personas internas. Para la comunidad, el sitio era esa especie de papelera apartada en la que terminaban todos los individuos "que no se adaptaban a la sociedad" y que, por ello, "molestaban". Basaglia emprendió un proceso de transformación. Sus ideas lograron el apoyo de profesionales, gobiernos e instituciones de todo el mundo que entendieron sus ideas y la necesidad de la revolución que Basaglia planteaba. Desarrolló talleres con los enfermos, que generaran y asumieran iniciativas para hacerlas activas.

7. Lo más importante de todo fue que creó un sistema de hospital abierto. Los internos del hospital podían salir a la calle, volver a la sociedad. Al mismo tiempo, muchos pudieron regresar a sus casas. Además, Basaglia organizaba asambleas dentro del hospital para conocer la opinión de los internos y buscar alternativas de solución entre todos. La cuestión era que los manicomios dejasen de ser lugares apartados y marginados de la dinámica social. La otra cuestión era buscar el apoyo de la propia sociedad para que los internos se pudieran reintegrar. Toda esta experiencia animó a Franco Basaglia a empezar un movimiento que terminara con todos los manicomios y las ideas que indirectamente representaban. Tuvo que enfrentar con buena parte de la psiquiatría de su época. (6/I/23)



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Pedro Echeverría


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