Ganó Lula en medio del Brasil derechista; será buena tapadera de saqueos

En Brasil, el país más poblado de América Latina y con más poder, fue electo presidente –por segunda vez- Lula da Silva quien posee un prestigio de sindicalista y hombre de izquierda socialdemócrata. Las publicaciones señalan que Brasil es pueblo mayoritariamente derechista y que muchos de sus gobernadores son representantes del gran capital, sobre todo San Paulo (la más importante ciudad) quedó en manos del opositor derechista Bolsonaro. Por los problemas que hay en México, Chile, Bolivia, Perú, Argentina, donde las derechas se han fortalecido haciendo alianzas regionales para boicotear cualquier pequeña reforma socialdemócrata, estoy convencido que los presidentes sólo serán una especie de parapeto progresista para tapar los saqueos de grandes negocios que nunca han parado. Estos poderosos que dominan totalmente la economía también intervienen en política para imponer a los gobernantes.

Brasil tiene unos 220 millones de habitantes, pero todos sus gobiernos –como en EEUU, México y casi en toda América- han sido capitalistas tanto desde el lado económico como político. Decir ideología capitalista es siempre conservar las ideas individualistas, de propiedad privada, de importar poco o nada las luchas colectivas de los trabajadores, que –sin importarle los demás- sólo buscan el beneficio individual y de su familia. En varios países han sido proclamados gobiernos socialdemócratas, pero el capitalismo ha continuado siendo absolutamente dominante. Más aún, cuando algún sector de campesinos, obreros, estudiantes, han decidido movilizarse y luchar por sus demandas en las calles, esos gobiernos socialdemócratas –que por principios deberían ser amigos de los trabajadores- los reprimen con el pretexto de ser provocadores o no apoyar al gobierno. Por ese individualismo el mundo es llevado por los imperios hacia el camino de la guerra, la apropiación, el despojo, los asesinatos.

Lula da Silva –como sucede en México- podrá gobernar asuntos pequeños donde no se toquen intereses de los grandes empresarios brasileños y extranjeros. En México, por ejemplo, se entregan escrituras de viejas propiedades, se castigan a cuatro militares (no a los 21) que intervinieron en la desaparición de 43 estudiantes, hay declaraciones de apoyo a Cuba, etcétera, pero no hay aumento del salario mínimo ni pueden tocarse los salarios millonarios de funcionarios, ni castigar a más de mil personajes corruptos de cuello blanco. De Brasil hace mucho que no sé de la alianza BRICS y su afectividad, que siempre aplaudí y muy poca información poseo del Partido de los Trabajadores que fue muy poderoso en las luchas obreras y huelgas. ¿Podrá Lula ayudar a la decena de países de América, como Chile, Perú, Argentina, que quieren ser antimperialistas y que por ese hecho han estado recibiendo bloqueos yanquis?



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Pedro Echeverría


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