Los luchadores sociales no defienden partidos ni Estado, luchan junto al pueblo oprimido

1. Con excepción de AMLO, que en un tiempo batalló –sin intereses partidarios- junto a los trabajadores petroleros por sus derechos, ningún expresidente de México fue antes un luchador social; todos ellos surgieron de la burocracia gubernamental defendiendo a su partido. La militancia en algún partido (fundamentalmente electoral) ha hecho crecer los intereses personales o individuales de los políticos; si a algún político le han crecido las garras de batallador ha sido por tratar de llevar "agua a su molino", a su partido. Los luchadores sociales son otra cosa: son anarquistas, apoyan las batallas antipoder de los oprimidos de cualquier sector, población o país, donde estas surjan. Basta con leer a Bakunin, Kropotkin, Malatesta, que siempre fueron antipoder.

2. Los campesinos luchan con los campesinos por sus intereses, los obreros batallan con los obreros, los profesores luchan con los profesores; el luchador social lucha o apoya todas las batallas contra el poder, incluso apoya los enfrentamientos de las mujeres, los homosexuales y los locos. Jamás lucha o defiende sus intereses personales o familiares porque considera que éstos siempre son sociales. Obviamente no es un santo al servicio de los demás; el luchador social –al contrario- es un radical que siente cualquier injusticia en carne propia, la hace social y radical buscando que los demás la comprendan y las llevan a la calle, a las plazas, a las escuelas, al campo. La categoría de luchador social no se obtiene en los partidos, en el gobierno, en escuelas o universidades.

3. Lo que sucede es que el trabajo de educación política, de desarrollo de la conciencia social, de lucha de clases, de solidaridad con cualquier batalla de los oprimidos –dado que son batallas sociales- no rinde frutos individuales. Si los campesinos, obreros, maestros obtienen algo en sus lucha, sólo está bien si eso les da continuidad a sus batalles, pero si los paraliza entonces es una derrota por equivocación de la estrategia. Las batallas por la transformación y la igualdad no se acaban nunca. Los campesinos tienen que conquistar la tierra y muchas cosas más; a los obreros no le bastan limosnas salariales y los profesores además de salarios deben transformar la educación. El luchador social siempre debe estar muy atento a todos los problemas para explicar y agitar en torno a ellos.

4. Un luchador social sabe que mientras exista el capitalismo sus batallas tienen que ser anticapitalistas y su objetivo es luchar por una transformación profunda que llegue a la igualdad social. Sabe que los políticos sólo se acomodan a las circunstancias que los ayuden a escalar cargos. ¿Al socialismo? Sí, pero igualitario que jamás ha existido. En Rusia, China, Cuba, Nicaragua o Venezuela, sólo existieron como ensayos fracasados porque el imperio yanqui y el capitalismo mundial –junto a errores burocráticos de sus dirigencias- los destrozaron con violencia de todo tipo. Pero el luchador social sabe también que la clase dominante defiende su poder y sus propiedades con toda la fuerza y violencia de que es capaz; el luchador social sabe que el pueblo, frente a esa violencia, debe defenderse equiparablemente, como pueda.



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Pedro Echeverría


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