Con Donald Trump en la Casa Blanca, es la barbarie convertida en sistema de gobierno por un troglodita que no respeta a nadie ni a nada. Capaz de crear un cataclismo con tal de satisfacer su ego. Ayer fue Truman; hoy es Trump que amenaza a los pueblos que se niegan a ser el patio trasero y prende las alarmas ante una amenaza nuclear. Noam Chomsky, conocido intelectual y lingüista norteamericano ha dicho que cualquier cosa puede pasar, con un Trump a la cabeza del gobierno gringo; hasta la posibilidad del uso de armas nucleares en el mundo. Hoy este personaje puede emular a Truman e ir más lejos en su obsesión de neo colonizar a la humanidad.
La bomba atómica de Hiroshima el 06 de agosto de 1945, que consternó al mundo, se calcula que murieron más de la mitad de la población; el 70% de las construcciones se vinieron abajo. El cielo se tornó negro; en las calles lo que se veía era escombros,, ruinas y cadáveres. Los que salieron con vida, morían luego con fuertes hemorragias internas y órganos destrozados. Todo fue destrucción a 100 Km a la redoma; tres días después igual fuerza letal de muerte y desastre acabaron con Nagasaki. Se salvaron de haber sido arrasadas las ciudades de Kokura y Miigatas por el mal tiempo. Todo buscaba era amedrentar al imperio japonés. Lo inaudito e insólito es que el emperador Hirohito; había aprobado su rendición incondicional y comunicado por escrito. Eso lo sabía el presidente Truman; pero había que "escarmentar" a ese país por el ataque a Pear Harbor, tres años antes en donde el Japón sin previo aviso, agarrando a todo el mundo desprevenido, lanzó todo su bombardeo aéreo contra la isla, donde estaba la primera base naval de la flota gringa en el Pacifico Décadas después con el mayor sarcasmo y cinismo dijeron que la comunicación existía; pero estaba escrita en "japonés imperial", y no la entendieron; pero tampoco buscaron ayuda para descifrarla. Lo que son las cosas, hoy Japón le lame las botas al imperio gringo.
Hoy el huésped de la Casa Blanca ha enviado mensajes subliminales y no subliminales, dispuestos a cualquier vaina, a los pueblos que se niegan arrodillarse. Trump es un loco montado en una carrera armamentista que poco le importa convertirnos en polvo cósmico. A veces cuando lo vemos amenazar, gesticular o tratando de invadir, a uno de esos países que le tiene el ojo puesto, nos embarga el temor que una nueva bomba atómica se convierta en realidad. Ojalá y Noam Chomski no tenga razón.
