Un fuerte vaporón se desató en el infierno con la llegada de Augusto Pinochet.
El diablo lo recibió con un homenaje a la maldad, acompañado de Richad Nixon, Arístides Calvani, José María Escriba de Balaguer, Eduardo Frei, Jorge Eduards y otros tantos miembros del Opus Dei y el Ku Kux Klan, como Prescot Bush y Ronald Reagan que participaron en cantidad de asesinatos políticos.
Hitler le dio la bienvenida.
Pinochet llegó con las manos quemadas como Rómulo Betancourt quien le recibió con su pipa en la boca.
En la conversación inicial juraron vengarse de los pueblos que quieren la libertad de su destino.
Josep Marcinkus, antiguo administrador del Vaticano tenía preparado el rito de rigor que se aplica a los asesinos que llegan al infierno, estaba acompañado por, los antiguos cardenales Jean Villot, Agostino Casaroli, Ugo Poletti, antiguo vicario del Vaticano, José Ignacio Velzaco, entre otros jerarcas de la curia, con capello, junto a los mafiosos: Roberto Calvi, Umberto Ortolani, Licio Gelli.
El ObispoMarcinkus y los Cardenales fueron responsables de la muerte de Albino Luciani, El Papa Juan Pablo I. Asesinado cuando desenmascaraba a los mafiosos del Opus Dei que controlaban las finanzas de la iglesia católica apostólica y romana junto al banco Ambrosiano y la mafia de Chicago que manejaba el dinero en bancos chilenos controlados por Augusto Pinochet.
Conversando con Arístides Calvani, Pinochet manifestó que le gustaría mucho ver en el infierno a su homólogo ex-presidente de Venezuela, Rafael Caldera quien fue un factor importante, junto a Henry Kissinger para matar a Salvador Allende y eliminar al comunismo que pretendía gobernar a Chile.
Satanás se sintió incómodo pues nunca había conocido un grupo de diablos con más poder que él. Sobre todo cuando hablaban que había diablos más importantes que no habían llegado al infierno y esperaban bajar al fuego eterno, refiriéndose a George Bush padre e hijo.
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