Al momento van más de 170 miembros de las Farc asesinados por grupos paramilitares y por militares cercanos al Centro Democrático del caballista asesino del Ubérrimo, declarado enemigo de la paz y la verdad sobre la violencia y el despojo perpetrado a más de 8 millones de víctimas de la violencia, las cuales fueron despojadas de 7 millones de hectáreas de tierra en los peores años del gobierno de la Seguridad democrática (2002-2010).
No obstante que miles de guerrilleros acogieron de buena fe y con entusiasmo los acuerdos firmados por sus Jefes (Timochenko y Cia) con el gobierno del señor Santos y con los representantes del Estado oligárquico, sus esperanzas y certezas se han ido desvaneciendo hasta hacerse humo como consecuencia del fracaso de la implementación de los acuerdos y la construcción de la paz.
Al tiempo que la paz ha sido hecha trizas por el gobierno de Duque, poderosos núcleos sociales han orquestado un plan para asesinar, gota a gota, a los miembros de la guerrilla creada por Manuel Marulanda.
El Estado repite con precisión lo ocurrido con anteriores amnistías y desmovilizaciones de grupos revolucionarios armados.
Para el caso que nos ocupa, quien concentró toda la rabia y el odio oligárquico fue Santrich, una de las figuras más brillantes de la resistencia agraria y popular colombiana. Agréguele la aversión de un ala de las Farc (Timochenko y Cia), en franca conciliación con la elite dominante y traición de los principios y postulados de la resistencia agraria marquetaliana.
La Cia y la Dea, conjuntamente con sus marionetas políticas oligárquicas bogotanas (Y con gente directiva de las Farc), orquestaron una trampa diabólica para comprometerlo con los negocios sucios del narcotráfico y como consecuencia de ello fue encarcelado. Por supuesto, el aplauso y la celebración de Timochenko, Lozada y demás no se hizo esperar. Como no lo pudieron derrotar en el Primer Congreso de las Farc se volcaron a destruirlo políticamente con los peores métodos de la politiquería y la trampa.
Santrich se convirtió en una "piedra en el zapato" para todos estos poderes, razón por la cual la consigna era decapitarlo a como diera lugar.
Debido a sus propias contradicciones políticas y jurídicas, a sus intrigas de poder, no han podido avanzar con toda la celeridad requerida y es muy probable que eso haya precipitado a la facción más radical a servirse de golpes de mano como este de desaparecerlo en una Zona veredal, a quien bien pudieron haber asesinado o extraditado como lo ha hecho la Dea en varios casos por América Latina en los últimos años, o la Cia en sus guerras en Irak y Afganistán, donde han secuestrado a sus enemigos, los montan en un avión, los torturan y después los tiran en Guantánamo.
Es bastante probable que eso haya ocurrido el pasado domingo 30 de junio con Santrich, en una operación en la que muy probablemente han participado militares activos, funcionarios de la Unidad Nacional de Protección (Unp) y paramilitares de las Águilas Negras o los Pachenca, grupos que son fachadas de funcionarios públicos.
Hay que exigir al gobierno de Duque que responda por este espantoso hecho y que deje de montar cortinas de humo y campañas de mentira para desviar la atención.
Nota. Pastor Alape, uno de los socios de Timochenko en la directiva gobiernista de las Farc ahora funge en Barranquilla como prospero constructor con dineros que no se sabe si son de los gastos del Estado en los famosos proyectos productivos o de los programas de sustitución del Penis.