Conmemorando el fin de la I guerra mundial, triunfo de las mentiras y los lugares comunes

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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Líderes mundiales se reunieron en París el domingo pasado bajo el Arco de Triunfo para asistir al 100° Aniversario del Fin de la Primera Guerra Mundial. De manera más bien absurda, el arco que data de la época napoleónica resultó ser la sede adecuada –debido a que la ceremonia y la retórica del presidente Emmanuel Macron fue un verdadero "triunfo" de las mentiras y los lugares comunes.

Entre aproximadamente setenta líderes internacionales estaba el presidente de Estados Unidos Donald Trump y su contra parte de Rusia, Vladimir Putin, cada uno sentado a los lados del presidente Macron y su esposa.

A la canciller alemana, Angela Merkel, también se le asignó un primer lugar al lado del presidente francés.

Se suponía que el discurso de Macron ante los dignatarios sería un llamado al multilateralismo internacional. Demandó una "hermandad" para la causa de la paz mundial. También hizo un agudo reproche al "nacionalismo" como peligro para la paz mundial –comentario que pareció dirigido hacia Donald Trump quien recientemente se vanagloreó de su política precisamente con esa palabra.

Pero, irónicamente, todo lo relacionado con la ceremonia y el discurso de Macron resonó como un chovinista nacionalismo francés y no como su declarado multinacionalismo. Mientras los políticos se hallaban sentados bajo el Arco de Triunfo, Macron caminó por la explanada circular a modo de saludo a las tropas francesas formadas, portando fusiles de asalto con bayonetas caladas. El himno nacional francés –La Marseillaise—se tocó dos veces, una por la banda militar y la segunda vez fue cantada por un coro del ejército. Hubo también el sobrevuelo de un avión francés desplegando los colores azul, blanco y rojo del pabellón nacional francés.

Durante su discurso Macron habló acerca de los soldados que vinieron de todo el mundo "a morir por Francia" durante la Gran Guerra de 1914-1918. En cierta parte dijo él, que la guerra se luchó por la "visión de Francia" y por sus "valores universales".

Se trató de fluidas babosadas estilo francés. Con razón el presidente Putin momentáneamente mostró un dejo de aburrimiento mientras Macron sonaba encomiástico.

La conmemoración y el discurseo resultaron completamente divorciados de la actual realidad de conflictos y tensiones internacionales.

Entre la "hermandad" a la cual Macron estaba apelando estaba el Primer Ministro de Israel, Benjamín Netanyahu cuyas fuerzas militares continúan bombardeando y masacrando civiles palestinos en el territorio ilegalmente ocupado. También estaba presente el presidente ucraniano Petro Poroshenko cuyas milicias armadas continúan aterrando las poblaciones de Ucrania Oriental con el descarado objetivo de instigar una guerra entre la alianza de la OTAN encabezada por Estados Unidos y Rusia.

Escuchando a Macron uno pensaría que la I Guerra Mundial ocurrió de manera misteriosa, sin ninguna causa específica y que alrededor de diez millones de soldados fueron todos muertos en heroicas batallas libradas por nobles principios.

Por supuesto que Macron no mencionó que la promoción imperialista de la guerra y el bárbaro sacrificio de seres humanos como esclavos al servicio de poderosos intereses capitalistas nacionales.

De manera grotesca, mientras los líderes internacionales ponían caras solemnes y murmuraban piadosos lugares comunes por la paz, todo el evento constituyó un triunfo encubriendo la realidad y las causas de las guerras en curso, como también encubriendo a los verdadero culpables y responsables de las guerras. Entre los criminales de guerra ataviados en negros trajes de luto estaba el ex presidente francés Nicolás Sarkozy quien lanzó la guerra relámpago de la OTAN contra Libia el año 2011.

Mientras la vacía y auto indulgente retórica se desvanecía, uno no pudo evitar recordar algunas de las más flagrantes contradicciones que fueron bloqueadas con impresionante eficiencia orwelliana.

Justamente esta semana surgieron informes sobre la horrible cantidad de muertos civiles ocasionada por el bombardeo de la fuerza aérea norteamericana contra la ciudad siria de Raqqa. La ciudad fue arrasada por ataques de la fuerza aérea de Estados Unidos el año pasado –supuestamente para derrotar al grupo terrorista ISIS.

Alrededor de ocho mil cuerpos de civiles, principalmente mujeres y niños han sido hasta ahora recuperados por fuerzas del ejército sirio. Eso es solo al despejar una pequeña área de escombros y no de toda la ciudad.

Lo que los norteamericanos hicieron en Raqqa es un monumental crimen de guerra. Cuanto más criminal debido a que las fuerzas norteamericanas junto a sus socios de la OTAN,Gran Bretaña y Francia están ilegalmente presentes y en franco asalto al territorio soberano de Siria.

Mientras Macron hablaba a los líderes internacionales sobre "la visión de Francia" cientos de seres humanos estaban siendo asesinados en Yemen en una guerra dirigida para estrangular a toda una población copando la ciudad portuaria de Hodeida. Esta genocida guerra contra ese país –la cual está poniendo a 16 millones de personas en riesgo de hambruna—ha sido plenamente respaldada por Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña mediante el suministro a las fuerzas agresoras de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos de bombas y aviones de guerra.

Podríamos mencionar específicamente otros conflictos donde los culpables están claramente identificados. Por ejemplo, el apoyo multimillonario en dólares de Washington al Batallón Azov y a otras milicias neo-nazis en Ucrania, hecho que emula la conducta genocida del Tercer Reich de Hitler para exterminar a la etnia rusa.

Podríamos mencionar también cómo las fuerzas de la OTAN lideradas por Estados Unidos continúan expandiéndose hacia el territorio de Rusia en abierta provocación. El montaje a comienzos de este mes de las más grandes maniobras militares de la OTAN desde el fin de la Guerra Fría en la región del Ártico, adyacente a la frontera norte de Rusia, fue una descarada amenaza de ensayo de invasión. La anunciada ruptura de otro tratado de control de armamento nuclear de manera unilateral por parte de Washington es parte del incesante socavamiento de la seguridad global.

Washington amenaza a China con fuerzas navales merodeando cerca de las aguas territoriales de Beiyín en el Mar del Sur de China. Washington bloquea a Irán con una ilegal guerra económica y agita abiertamente un cambio de régimen en ese país. Washington declara a Venezuela, Nicaragua y Cuba como la "troica de la tiranía" y se reserva el derecho de amenazar a cada uno de estos países con una invasión militar en cualquier momento.

Mientras tanto, este fin de semana, Rusia fue el anfitrión de las conversaciones de paz en Moscú entre las partes beligerantes en Afganistán. Esto fue visto como un gran avance en los esfuerzos por llevar la paz al país centro asiático que ha estado asolado por 17 años de violencia desde que las fuerzas militares norteamericanas iniciaran la ocupación del país –supuestamente para luchar contra el terrorismo.

Por otra parte, Rusia está participando con Turquía, Alemania y Francia para llamar a una cumbre para la reconstrucción pacífica de Siria. La última cumbre celebrada en Ankara a fines del mes pasado fue seguida por otros eventos similares en Astana y en Sochi principalmente a solicitud del presidente de Rusia, Vladimir Putin, para encontrar un acuerdo político para finalizar la guerra de casi ocho años en Siria –guerra que fue fomentada de manera encubierta por Washington y sus aliados para provocar un cambio de régimen.

La Francia de Macron habla de "multilateralismo" para la paz mundial. Sin embargo, hasta ahora los dos países que se puede decir que apoyan e implementan el multilateralismo en la práctica son Rusia y China en sus esfuerzos y políticas por la colaboración global y el desarrollo económico.

Y una vez más, son Rusia y China los países que están siendo acosados mediante sanciones por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, además de las provocaciones militares del primero.

El imperialismo unilateral e ilegal que engendró la Primera Guerra Mundial y veinte años más tarde la Segunda Guerra Mundial, todavía está vivo y peligrosamente poderoso. Solo tenemos que echar un vistazo al mundo actual para darnos cuenta de ello. Pero cuando los culpables se refocilan en el triunfo de la mentira, nosotros también nos damos cuenta que el mundo, una vez más, está en grave peligro.

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Finian Cunningham

Analista internacional


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