Che Guevara en la Europa de hace medio siglo

Es lógico y justo incorporar el fenómeno Che Guevara al conjunto de
acontecimientos que conmovieron al mundo en el año posterior al de su
asesinato. ¿Quién podría separar la imagen y las ideas del Che de la
explosión estudiantil de 1968, que se conoce como el "mayo francés"
que en Francia desembocó en una huelga de 9 millones de trabajadores,
la más grande de la historia del movimiento obrero, y se extendió a
muchos otros países del mundo industrializado?
La consigna más reiterada en los lemas y escritos sobre paredes que
identificaban al movimiento estudiantil que pretendió entonces
revolucionar a la sociedad francesa era la recomendación del Che
sintetizada en la frase "Seamos realistas: hagamos lo imposible".
La imagen fotográfica del Che con el cabello revuelto bajo su boina
negra adornada con una estrella, alcanzó celebridad en las
manifestaciones contra el imperialismo y el orden autoritario y
represivo capitalista, que atestaron hace 50 años las calles de París,
Berlín, Roma y otras ciudades europeas.
Las protestas estudiantiles que tenían lugar en muchas de las grandes
urbes del planeta contra la guerra de Estados Unidos contra Vietnam
-que en marzo del 68 sumó a sus crímenes la atroz masacre de My Lai-
se hacían eco de otra consigna del Che, la de "crear dos, tres… muchos
Vietnam", proclamada dos años antes desde el lugar donde ya combatía
fuera de Cuba.
Para una buena parte de la intelectualidad y los estudiantes de la
izquierda europea, Cuba era una alternativa no ortodoxa, creativa y
original, al burocratizado "socialismo real" de la Unión Soviética y
sus vecinos del Pacto de Varsovia.
"Para un intelectual, es totalmente imposible no ser pro-cubano", dijo
entonces Jean Paul Sartre en una entrevista. "Fidel partió de una
oposición a Batista y, a través de la propia radicalización de su
acción, pronto descubrió que detrás de Batista estaba la fuerza del
ejército y detrás de este último, la fuerza norteamericana. La lógica
de la radicalización es implacable…" Sartre denunció: "El castrismo
no tiene nada que darnos, salvo el ejemplo de su radicalización."
En enero de 1968, ante cientos de intelectuales europeos asistentes al
Congreso Cultural de La Habana, Fidel Castro criticó duramente el
estancamiento de las ideas revolucionarias en el campo socialista.
"Porque no puede haber nada más antimarxista que el dogma, no puede
haber nada más antimarxista que la petrificación de las ideas. Y hay
ideas que incluso se esgrimen en nombre del marxismo que parecen
verdaderos fósiles. El marxismo necesita desarrollarse, salir del
anquilosamiento, interpretar con sentido objetivo y científico las
realidades de hoy, comportarse como una fuerza revolucionaria y no
como una iglesia seudo revolucionaria".
A su regreso a Europa, los intelectuales difundieron vibrantes
testimonios de sus experiencias en Cuba que tuvieron un fuerte impacto
en la juventud izquierdista europea y ensalzaron los avances
revolucionarios en Cuba, su pluralismo cultural y el énfasis en los
estímulos morales en detrimento de los incentivos materiales, para
crear el "hombre nuevo" con que soñara el Che Guevara.
Cualquiera puede suponer que los pronunciamientos críticos tantas
veces expuestos por el Che Guevara acerca de la necesidad de superar
la inmovilidad del marxismo-leninismo en la URSS y demás países del
"socialismo real" no eran bien recibidos en esas naciones.
No podía resultar agradable en los círculos oficiales de la URSS y de
los países de Europa del Este que el Che dijera en Argelia, en ocasión
del II Seminario Afroasiático, que "los países socialistas tienen el
deber moral de liquidar su complicidad tácita con los países
explotadores de occidente y dejar a un lado el supuesto principio de
beneficios recíprocos en el comercio, porque ellos obligan a los
países subdesarrollados a vender con los precios que la ley del valor
y las relaciones internacionales de intercambio desigual imponen a los
países atrasados". O que les llamara a asumir la obligación moral de
asistir al desarrollo de los países dependientes cuya lucha por la
liberación del capitalismo debe costarle a los países socialistas.
En su discurso de clausura del Congreso Cultural de La Habana de enero
de 1968, ante algunos de los intelectuales que encabezarían cuatro
meses mas tarde los acontecimientos del mayo francés, Fidel Castro
dijo, en homenaje a su fiel compañero de luchas: "¿Quiénes fueron los
que enarbolaron su nombre en Europa, los que levantaron y enaltecieron
su ejemplo? ¿Quiénes fueron los que se movilizaron, pintaron letreros
y organizaron actos en toda Europa? Fueron hombres y mujeres honestos,
sensibles, los que tuvieron la actitud de asimilar, de comprender, de
admirar, de hacer justicia; frente a los que se preguntan por qué
murió el Che Guevara, frente a los que son incapaces de comprender, y
que no comprenderán jamás, porqué murió, ni serán capaces jamás de
morir como él murió, ni de ser revolucionarios como él."



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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