McKrrón con salsa KechTrump

Por lo quebradizo que se apreciaba supuse que era una sopa de galletas pero me equivoqué, el plato no era sino McKrrón con salsa KechTrump.

A menudo tengo que revisar mis espejuelos para procurar divisar mejor y, en particular, para divisar la pantallita, ésta, serena distracción cuando es propicia, por ejemplo cuando expone tremendo ramillete de flores noticieras en el noticiario pero, de ordinario, la tele especialmente la privada, y aquí hago una excepción con VTV, luce nefasta dado el hartazgo de malas noticias -y, sazonadas de ejemplos- que propala y siempre a modo con el subrepticio piquete de que todo lo malo es culpa del rrrééégimen.

Cito de Karl Popper algo preciso pero sin que yo me solidarice con su pensamiento general sino que extraigo de él solamente la siguiente reflexión: que los gobiernos democráticos no podrán sobrevivir si no someten a la televisión a un control eficaz que reduzca al menos el ilimitado poderío que hoy exhibe y del que hace uso y abuso.

Sobra explicar que el referido show McKrrón&KechTrump era un plato en la televisión y que no me pareció edificante sino obsoleto y periclitado, malviviente, cromosómico y etcétera epítetos a lo R Mamut.

Aprovecho para referir mi parecer, por cierto, de que la televisión nunca da puntada sin dedal, lo grotesco ahí siempre es deliberado, unas veces como pote de humo para disipar verdades y otras veces para la misma cosa.

Y, de paso, por añadidura -faltaba más faltaba menos- esa televisión aludida le impone o pretende imponer a la mujer que su papel es competir por la belleza y, a los hombres, hacer el ridículo.



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Guillermo Guzmán


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