Cuando Alemania detiene a los opositores de Madrid, los paralelos son demasiado inquietantes para pasarlos por alto

La detención por parte de Alemania del exiliado ex presidente de Cataluña, Carles Puigdemont sigue la tradición alemana de perseguir y detener a los opositores políticos del "regime du jour" en Madrid desde el putsch fascista lanzado por el Generalísimo Francisco Franco el año 1936.

Puigdemont, quien ha estado en el exilio en Bélgica desde que fue depuesto por el primer ministro de España, el derechista Mariano Rajoy en el mes de octubre del 2017 fue detenido el día 25 de marzo del corriente por la policía alemana en la ciudad de Schleswig-Holstein. La detención de Puigdemont por parte de la policía alemana se basó en una orden de detención europea emitida por España, orden que había sido convenientemente ignorada por las autoridades de Finlandia donde Puigdemont había hablado luego de viajar a Helsinki desde Bruselas en automóvil; Dinamarca, desde donde Puigdemont regresó a Bélgica; Suecia desde donde Puigdemont se trasladó en ferry desde y hacia Finlandia y luego a Bélgica. La orden de detención española fue igualmente ignorada por Dinamarca durante un viaje anterior de Puigdemont a Copenhague; por las autoridades suizas cuando Puigdemont se trasladó a ese país para participar en una conferencia. La solicitud española de extradición se basó en las draconianas acusaciones del gobierno español de "rebelión", sedición y uso doloso de fondos públicos en relación con la declaración de independencia de España luego de un plebiscito en el que la región favoreció su separación de España.

Bajo la ley alemana la "rebelión" no es un delito. Si lo fuera hace mucho tiempo habría extraditado a varios secesionistas que viven en Alemania buscados por sus actividades de rebelión en sus países de origen. Entre ellos están los curdos que son miembros de agrupaciones que desean su independencia de Turquía e Irak y que son numerosos en Berlín y Frankfort; los chinos uighures cuyo secesionista Congreso Mundial Uighur tiene su sede en la ciudad de Munich; los tibetanos cuya organización de exiliados tiene su sede en la ciudad de Bonn; los separatistas chechenos que son numerosos en Berlín; los miembros del Movimiento Nacionalista Baloch, numerosos en Hamburgo y Berlín; los miembros del Movimiento de Liberación de Ambazonia; los secesionistas de Oromo que se encuentran en Frankfort y sus alrededores. Muchos de estos secesionistas son buscados en sus países de origen acusados de rebelión y sedición, en Turquía, China, Rusia, Paquistán, Camerún y Etiopía respectivamente. Últimamente, a estos separatistas se les han unido en Alemania los Rohingya Musulmanes provenientes de Myanmar, los Papuanos Occidentales y unos cuantos Zanzibareños procedentes de Tanzania y Rehoboth Basters de Namibia.

Lo que separa a los diversos secesionistas que reciben asilo y apoyo en Alemania de los dirigentes catalanes como Puigdemont es el hecho que la Agencia Central de Inteligencia, CIA durante años ha confiado en Alemania para que suministre una base de operaciones para uigures, tibetanos, chechenos y otros a quienes califica como "luchadores por la libertad". La independencia catalana jamás ha estado en la "lista de aprobados" de los movimientos independentistas en la sede de la CIA en Langley o en el Servicio Federal de Inteligencia o "Bundesnachrichtendienst" (BND).

Dada la estrecha colaboración que existe entre la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos, el BND y el Centro Nacional de Inteligencia de España (CNI) el rastreo global de los teléfonos celulares de los compañeros de Puigdemont y el dispositivo de seguimiento instalado en su Renault Espace, vehículo en el cual viajaba Puigdemont, pusieron la gran señal de los CINCO OJOS de la inteligencia enfocados en el líder catalán.

"The Guardian" del Reino Unido informó que doce agentes del CNI se ocuparon de seguir a Puigdemont y a su equipo desde Bélgica hacia Helsinki y en su viaje de regreso. El periódico informó que el dispositivo de seguimiento vehicular fue instalado en el Renault en la localidad de Waterloo, Bélgica donde Puigdemont había estado viviendo su exilio. Junto con Puigdemont fueron detenidos en Alemania su confidente Josep María Matamala Alsina, un hombre de negocios catalán, Josep Lluis Alay Rodríguez, un comisionado para las relaciones internacionales del gobierno de la ciudad de Barcelona y Xabier Goicoechea Fernández y Carlos de Pedro López miembros de la fuerza policial catalana "Mossos d’Esquadra"

El juez de la corte suprema española Pablo Llarena, versión moderna del infame Gran Inquisidor Tomás de Torquemada de la Inquisición Española, por lo menos cuando se trata de procesar a los luchadores catalanes por la libertad, estaba considerando acusar a los cuatro compañeros de Puigdemont de rebelión y sedición y solicitar su extradición de parte Alemania hacia España. Llarena encarceló a cinco ex miembros del gobierno catalán incluyendo al ex vicepresidente Oriol Junqueras por sedición y rebelión y piensa acusar a unos veinticinco dirigentes políticos catalanes por lo que él considera delitos contra la caduca monarquía Borbón y al primer ministro franquista Rajoy, quien gobierna España por cuenta del Rey Felipe VI. El rey que ascendió al trono luego de la abdicación de su corrupto padre el rey Juan Carlos I el año 2014 acusó a los catalanes de violar el "imperio de la ley y la soberanía nacional."

En realidad Felipe está acusando a los catalanes de cometer el "delito de lesa majestad", concepto legal feudal en el sentido que los catalanes cometieron una ofensa contra la "dignidad del soberano reinante". Los revolucionarios franceses montaron la escena para relegar a la "lesa majestad" al basural de la historia cuando en el año 1793 guillotinaron al rey francés Luis XVI antepasado lejano de Felipe.

Alemania ubicó a Puigdemont en una celda de unos 32 metros cuadrados en la prisión de Neumünster en la localidad de Schleswig-Holstein, centro de detención, otrora empleado por la Gestapo. La celda de Puigdemont contenía solo un sucio catre, una poceta: un televisor; un escritorio y una silla y un pequeño armario ropero de madera con gavetas. Internet y llamadas telefónicas prohibidas.

El pasado 6 del corriente un tribunal de Schleswig-Holstein dictaminó que la acusación de "rebelión" no constituía basamento para retener a Puigdemont o para extraditarlo a España. Debemos destacar que al ordenar la excarcelación de Puigdemont se cobró la usurera suma de 90 mil euros al tiempo que se declaraba que el tribunal alemán dictaminaba que la extradición a España solo estaba siendo "suspendida" pero no anulada. El tribunal dictaminó que la acusación de España en el sentido que Puigdemont había empleado fondos públicos para financiar el referéndum independentista catalán podría todavía constituir razón para extraditarlo a España. Por otra parte, el tribunal alemán señaló que consultaría con las autoridades españolas y federales alemanas sobre este aspecto.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania destacó la "independencia" del poder judicial español en el procesamiento de los líderes catalanes. La canciller Angela Merkel declaró que ella esperaba que la extradición de Puigdemont a España "siga adelante", Parece que todavía algunos en Alemania aprecian el apoyo alemán a las tradiciones franquistas en el sistema judicial de España y otros "instrumentos" de gobierno en Madrid que son "anti catalanes y anti vascos. La fuerza policial española, la "Guardia Civil" recibió lecciones de parte de Heinrich Himmler y de la Gestapo durante y después de la Guerra Civil Española. La "Guardia", temida durante la dictadura de Franco, aún conserva muchas de las tradiciones básicas de vigilancia de la SS Nazi en su vieja batalla contra los catalanes y los vascos. Es la "Guardia Civil" –en la que el moderno Torquemada, el juez Llarena confía para detener a los dirigentes catalanes para procesarlos y encarcelarlos. Según el Acuerdo de Hendaya del año 1940 entre la Alemania Nazi y la España Franquista, la inteligencia alemana contribuyó a vigilar a los miembros del Gobierno Republicano español en el exilio como también a los veteranos de las Brigadas Internacionales que lucharon al lado de los republicanos españoles durante la guerra civil, agentes de la inteligencia militar alemana, Abwehr, identificaban a miembros y seguidores de los gobiernos catalán y vasco en el exilio en lugares tan remotos como La Habana, Ciudad de México, Montevideo, Bogotá, Santiago, Ciudad de Panamá, Caracas, Buenos Aires, Santo Domingo (en ese entonces llamada Ciudad Trujillo) y Nueva York.

Cuando Francia cayó en manos de los alemanes, la Gestapo revisó minuciosamente los archivos de la policía francesa buscando información sobre los residentes expatriados españoles en Francia y que apoyaban al gobierno. Entre estos había muchos catalanes y vascos, algunos de los cuales habían huido a Francia luego de la brutal represión de la rebelión de Cataluña el año 1934 como también al gobierno vasco en el exilio en París. El servicio de inteligencia de Franco también envió agentes hacia el territorio ocupado por las Potencias del Eje y al territorio neutral con el objeto de "neutralizar" o detener a los catalanes y a otros disidentes. Los agentes nacionalistas españoles se desplazaron hacia Rotterdam, Bruselas, Antwerp, París, Lyons, Marsella, Toulouse, Zurich y Ginebra en búsqueda de los enemigos de Franco y de su Partido La Falange ya sea catalanes, vascos o españoles.

Manuel Azaña, presidente republicano español exiliado en Francia, fue detenido por las autoridades del gobierno de Vichy luego de la ocupación nazi de Francia. Azaña falleció durante su cautiverio en el Campo de Concentración de Montauban. La Merkel y su gobierno, que apoya la detención y la extradición de Puigdemont, tienen mucho en común –y no de manera benigna—con las autoridades del Gobierno de Vichy quienes detuvieron a Azaña.

A cambio de Franco y sus espías, ahora es Rajoy y la CNI la que envía agentes a través de Europa. En el caso de la delegación de Puigdemont, los agentes españoles fueron despachados hacia Bélgica, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Suiza y Alemania para detener a la dirección política catalana. Adolfo Hitler asistió a Franco en el seguimiento de los enemigos del gobierno de Madrid. Hoy en día es la Merkel la que aporta una asistencia similar a Rajoy.

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Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona



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Wayne Madsen

Escritor. Especializado en Asuntos Internacionales


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