La costumbre hace la regla, Donald Trump, empresario, fundador de empresas, donde tomaba decisiones pensando en función de sus ganancias y crecimiento, a estas alturas se debe haber dado cuenta que dirigir un estado es diferente, que existe una variedad de intereses en juego, que conlleva a la toma de decisiones en función de dichos intereses, donde se tocan elementos generales o grupales, los efectos son diferentes y eso lo ha probado Trump en cuanta decisión ha tomado en el tiempo que lleva en la Casa Blanca.
La decisión de pechar a las importaciones de acero y aluminio, si bien es cierto es una medida proteccionista de la industria estadounidense, trae consigo coletillas y tiene sus bemoles. Trump le impone tasas de un 25% al acero importado y de un 10% al aluminio, esa decisión tiene resonancia en la industria petrolera y gasífera estadounidense, porque el acero es un elemento importante en su proceso desde la perforación, producción, procesamiento, almacenamiento y transporte utilizan tuberías, y el acero importado con el cual hicieron sus presupuesto, ya las empresas del campo energético están pidiendo trato diferencial para sus portafolios de proyectos, pero no solo la industria petrolera y gasífera estadounidense sufrirá las consecuencias de esa decisión ejecutiva, un cercano aliado de Trump, también sufrirá las consecuencias de esa decisión unilateral, me refiero a Canadá, socio político de Trump, quien es el mayor proveedor de acero y aluminio hacia los Estados Unidos y de la mano contraria, Estados Unidos es el mayor proveedor de equipos manufacturados hacia Canadá, el estimado de compras de bienes, equipos y servicios por parte de la industria petrolera y gasífera canadiense para el periodo 2.017-2.027 en Estados Unidos está estimado en 45,6 Billones de dólares, este monto equivale en el lado norteamericano a 400.000 puestos de trabajo tiempo completo durante esos 10 años, habrá tomado Trump estos números en consideración, porque Canadá en función de la decisión de Trump en el futuro cercano tomará medidas para mitigar el impacto y una de ellas pudiera ser reducir sustancialmente esos 45,6 billones de dólares. Definitivamente manejar una empresa es diferente a manejar un estado.
