El regalo contra natura de Trump a su hijo

El hijo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mutiló a un
elefante disparándole con su fusil y el mandatario decidió premiar al
muchacho disponiendo el levantamiento de una disposición que le
impedía a él, y a todo aquel que deseara hacerlo y contara con los
medios financieros requeridos para ello, sumarse a la matanza y llevar
a su casa, como recuerdo, partes de los cuerpos de elefantes cuya
cacería por el marfil de sus colmillos ha estado prohibida dada la
amenaza que esta "diversión" constituye para esa especie en peligro de
exterminio.

La prensa de Estados Unidos, tanto la alternativa como la principal,
reflejaron la disposición presidencial con titulares como: "Trump se
carga la prohibición casi total para comerciar con marfil de elefante
en Estados Unidos" (Univision), o "Trump revoca moratoria contra el
ingreso de trofeos de elefantes cazados en Zimbabue y Zambia
(Democracy Now).

El periódico español El País escribió "Estados Unidos levanta la
prohibición a las importaciones de trofeos de caza deportiva".
El cambio de la ley dispuesto por el Presidente estadounidense como
obsequio a uno de sus hijos satisfizo la insistente demanda de
numerosos adinerados cazadores norteamericanos sedientos del morboso
placer de asesinar inofensivos elefantes en África y llevar a sus
mansiones, como trofeos los marfiles de sus colmillos y otras partes
comercializables de sus enormes cuerpos.

Pero esta decisión ha provocado justificada indignación en el mundo.
Muchas organizaciones protectoras del medio ambiente y la naturaleza
se están movilizando con vistas a lograr, mediante una protesta global
masiva, que Estados Unidos renuncie a tan ofensiva disposición para la
dignidad humana y su papel en el planeta.

La Avaaz, una organización no gubernamental con más de 46 millones de
miembros que promueve, con el apoyo de algunos países africanos
acciones dirigidas a proteger la vida silvestre, dirigió al Presidente
Donald Trump, al Servicio de Pesca y Vida Silvestre de Estados Unidos
y a las autoridades en conservación de todo el mundo, un mensaje que
esencialmente dice:

"Los elefantes se enfrentan a la extinción y este no es el momento
para quitarles protección. La caza de trofeos incita la matanza de
elefantes, aumenta la demanda de partes de sus cuerpos y proyecta un
doble estándar que dificulta la lucha contra la caza furtiva de
marfil. Les pedimos que hagan todo lo posible para revertir la
decisión del gobierno de Estados Unidos de permitir la importación de
trofeos de elefantes, antes de que sea demasiado tarde".

La administración Trump ha asegurado que solo se permitirá la
importación de trofeos provenientes de Zambia y Zimbabue, países que
dicen tener poblaciones sostenibles y bien administradas de elefantes.
Pero se conoce que la población de elefantes en Zambia es de sólo 21
000 ejemplares, cuando hace apenas 45 años era de más de 200 000 de
esta especie de paquidermos.

Los expertos indican que es prácticamente imposible detener la caza
furtiva mientras haya estadounidenses adinerados cazando elefantes por
diversión. La única forma de salvar a los elefantes de su extinción es
dejar de matarlos o, de alguna otra manera, reducir la demanda que
tienen en Occidente ciertas partes de sus cuerpos.

El escándalo del elefante matado por Trump recuerda el de Cecil, un
león sudafricano que vivió en el Parque Nacional de Matabeleland en
Zimbaue. Era la principal atracción del parque donde era seguido y
estudiado por la Universidad de Oxford como parte de un estudio más
amplio.

Cecil fie inicialmente herido con una flecha por Walter Palmer,
cazador recreacional de gran vuelo estadounidense, luego fue
perseguido y muerto (asesinado) con un rifle aproximadamente 40 horas
después de su primera herida. Cecil tenía 13 años de edad cuando fue
muerto. Palmer tenía un permiso para cazar y no fue acusado de crimen
alguno.

El crimen se convirtió en motivo de atención de los medios
internacionales, causó impacto en los medios conservacionistas,
críticas de muchos políticos y celebridades, con fuerte reacción
negativa contra Palmer.

Cinco meses después de la muerte de Cecil, el Servicio de protección
de los peces y los animales salvajes de Estados Unidos agregó a los
leones de India y de África Occidental y Central a la lista de
especies en peligro de extinción, lo que dificultó a los ciudadanos
estadounidenses el asesinato legal de estos leones.

Cuando el león Cecil fue asesinado, una protesta internacional forzó a
Estados Unidos a prohibir los trofeos provenientes de leones
asesinados. Ahora los conservacionistas llaman a hacer de nuevo una
protesta masiva a nivel internacional exigiendo a Estados Unidos que
detenga este repugnante plan antes de que sea demasiado tarde para los
elefantes.



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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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