La obra de Fidel está sembrada para siempre

El Comandante Fidel Castro Ruz habita el corazón del hombre nuevo.

Su obra está sembrada para siempre.

Ha bebido en las fuentes del humanismo universal.

Se ha consagrado a las mejores causas de la historia humana.

Por eso trasciende, pues trascender es acampar en el alma de los pueblos.

En el ancho espacio de la humanidad, donde germinan innúmeras criaturas, algunas albergan la posibilidad de hacer avanzar la historia y morar en los papiros de la memoria.

Criaturas que encarnan valores inmortales, como la justicia, la dignidad y la solidaridad, remontando los tiempos sucedidos.

En esta hora las palabras no bastan; más sentido tiene lo que mana del corazón, lo que atesora la especie en anaqueles de esperanza.

Desde las profundidades de la tierra nos llega, con arpegio de oro, el tono musical de la Revolución.

Hay los que buscan a perpetuidad, con determinación ecuménica, la liberación espiritual y material que prodiga la Pacha Mama.

Y estoy evocando al Comandante Superior de la gesta libertaria más trascendente de nuestro tiempo histórico: Fidel Castro Ruz.

Mi tributo, Comandante, desde la sencillez de un pregonero, cuyo lema no irradiará, jamás, como tú, una impronta redentora.

Hugo Chávez Frías fue tu mejor amigo -lo dijiste, Fidel-, con memoriosa fe en la causa del que sueña, del que comparte los tesoros de su alma, del que regala preseas de bondad.

Bolívar y Martí, Fidel y Chávez, entonan, en este nuevo tiempo histórico, cantatas de porvenir.

Consigno, aquí, con sagrada palabra, el compromiso de los que soñamos con la fraternidad humana -en un mundo de iguales-, de continuar tu sublime peregrinar hacia la utopía posible".



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Jorge Valero


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