Donde el ganador suele ser el menos malo

"En Estados Unidos, ni demócratas ni republicanos tienen en sus
respectivos partidos, ni remotamente, una representación razonable de
la población nacional en las dos áreas críticas que dividen a la
nación: la raza y la economía... Y ese solo hecho plantea, como nunca
antes en la historia de la nación, problemas insuperables para la
gobernación y provoca un estancamiento sistemático que obstaculiza la
negociación, porque añade graves impedimentos en la selección y en la
aceptación de liderazgos que deban ser reconocidos al nivel social. En
Estados Unidos, en todas las elecciones, el mas consistente ganador es
el menos malo".

Así lo interpreta el veterano periodista estadounidense Ben Tanosborn,
en su sitio digital dedicado a tratar temas sociopolíticos de los
cinco continentes y todas las culturas "con el ánimo de que sus
lectores se conviertan en embajadores de buena voluntad de su nación".
El ascenso de Hillary Clinton a la nominación demócrata es un vívido
ejemplo de cómo un probable perder en elecciones generales -si el
partido republicano hubiera presentado un candidato "normal"-
prevaleció sobre el honesto Bernie Sanders.

Tanosborn afirma que los políticos tradicionales en Estados Unidos no
reconocen la estridente disonancia racial que todavía impregna a la
nación. "Tal discordia racial está siendo tratada de la misma manera
ciega, sorda y muda con que tratamos la existencia del sistema métrico
decimal, es decir, con la esperanza de que desaparezcan el uno y la
otra, sin empeño alguno de nuestra parte".

Dado que el duopolio político en Estados Unidos no funciona y ni
ofrece esperanza ni futuro para una sociedad cohesionada, el
periodista propone una solución tan simple como ilusoria:
"Si pretendemos un futuro más brillante y optimista para todos, no
sólo para menos del 20 por ciento de nuestra población como lo hacemos
hoy, Estados Unidos tendría necesidad de acercar a la mesa del juego
político a otras personas e ideas, y no continuar con la
"demo-repugnancia" (demócrata-republicana) que se nos ofrece como una
única vía para alcanzar bienestar físico y económico, así como la
brújula moral para todas las circunstancias".

Tanosborn piensa que, si en vez de dos partidos fueran cuatro, todo
marcharía mejor. Aboga por incorporar a los partidos verde y
libertario a los debates presidenciales para fijarles un lugar
permanente en la historia estadounidense. "Puede que el duopolio haya
servido en el pasado gracias a nuestras ventajas económicas muy
dotadas y benditas, pero esas ventajas han desaparecido o se están
desvaneciendo".

Hoy se ofrecen a la ciudadanía dos opciones indeseables para elegir:
una engañosa y camaleónica mujer neoliberal; y un hombre matón loco e
ignorante, opina Tanosborn. Sin embargo, estos dos personajes, Hillary
Clinton y Donald Trump, son enfocados por la duopólica prensa
corporativa desde un ángulo y en escenarios que reflejan un mayor
interés por el entretenimiento bufón que por el enfrentamiento de las
crisis políticas que acosan a Estados Unidos en los aspectos que van a
determinar su existencia: la crisis de una errónea política exterior;
la crisis en el bienestar económico de su pueblo; la crisis por una
partición racial que continúa sin resolver; y la crisis que se
vislumbra para el futuro de esta nación en un mundo muy competitivo.
Hace casi dos siglos, el teórico político francés Alexis de
Tocqueville en su libro "Democracia en América" (1835) no sólo ofreció
una perspectiva sociológica sobre la igualdad y el individualismo en
Estados Unidos sino lo que puede interpretarse como un estudio sobre
el éxito económico.

Las ventajas económicas sobre otros países ha sido lo que ha mantenido
unido en su diversidad a Estados Unidos. Norteamérica se convirtió en
un éxito económico y geopolítico, un fenómeno de los tiempos modernos
que algunos científicos sociales y políticos explotan con una jerga
ilusoria y aduladora que crea orgullo y patriotismo: el
excepcionalismo o sueño americano, que ahora muestra matices míticos
de descoloramiento.

"Nuestra diversidad, a menudo citada como una importante razón para
el éxito de Estados Unidos como potencia global - dice Ben Tanosborn-
ha llegado a convertirse en un gallinero que está tomando un camino
destructivo y cruel. Ese pegamento mágico único que de alguna manera
pensábamos que nos mantendría trabajando en unísono con un objetivo
común, pierde sus propiedades adhesivas y fuerza cohesiva, dejándonos
divididos; no como simple nación de dos partes, sino fragmentada más
allá de la refriega política liberal conservadora".

Así, en esta 48ª elección presidencial, los estadounidenses serán
convocados a las urnas obligados, una vez más, a votar por el mal
menor.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1239 veces.



Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

Visite el perfil de Manuel Yepe para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes: