El mediocre patriotismo guatemalteco

Los guatemaltecos carecemos de identidad y de sentido de pertenencia, y nos importa un comino, pero eso sí, después del Real Madrid y del Barcelona le vamos con todo a la selección nacional de fútbol y que no se metan con nuestra bandera autografiada por Arjona y Jimmy Morales, porque una arrastrada de cinco cuadras no será suficiente.

Para cuando se acerca la bulla del mes de la patria, en las vísperas del 15 de septiembre, lloramos de emoción, de alegría y orgullo viendo desfilar a las bandas estudiantiles; rezago de imposiciones militares en el país. En una clara apología a la invasión al continente por atracadores españoles. Porque pues, ¿qué es la Independencia en Guatemala? –Hay que leer La Patria del Criollo, Severo Martínez Peláez lo explica con la exquisitez del lenguaje sencillo, totalmente accesible a nuestra inteligencia natural-, país de interminables injusticias y exclusión social.

Tan mediocres somos que permitimos que el sistema de educación imponga concursos de belleza entre las niñas en las escuelas, y las sexualizamos y ponemos a desfilar en traje de baño y en traje de noche, las “disfrazamos de inditas” para que modelen un traje típico; y elegimos a la más bonita para que represente a la escuela en las actividades inter escolares del mes patrio. Damos con esto, seguimiento a un sistema que nos impone estereotipos y patrones patriarcales que solo ven a la mujer como objeto de explotación por su cuerpo y apariencia física. Y lo más cruel: desde la infancia.

Aplaudimos a las batonistas entre más corta tengan la minifalda y más pierna enseñen, y a los gastadores entre más gallardos y fornidos con todo el prototipo del macho alfa. Y nos desvivimos con las bandas escolares interpretando melodías militares, y entre más firme marchen los estudiantes más orgullo sentimos. Y para nosotros eso es la patria: una bandera autografiada, un desfile escolar y cientos de niños y adolescentes marchando bajo el sol, emulando desfiles militares. ¿Y los otros, y los analfabetas que no tienen oportunidad de ir a la escuela? ¿Qué son esos niños para nosotros, son parte también de la patria? ¿Bajo qué parámetro?

Y estamos a punto del desmayo viendo a las niñas “disfrazadas de inditas” y se nos eriza la piel cuando pasa el cipotal con la antorcha ¿sabrán el origen de la misma, es decir; de la Llama Olímpica? Yo toqué redoblante y bombín en la banda del colegio Galilea, en donde estudié parte de la primaria, y nunca supe por qué lo hacía, nos decían que era celebrar la patria. Y también corrí kilómetros y kilómetros con la antorcha de independencia, nunca supe por qué lo hacía, me dijeron como a todos que era para celebrar la patria. Nunca me dijeron qué era la patria y por qué la celebrábamos de esa manera. Las preguntas me las hago hoy como deberíamos hacérnoslas los adultos que permitimos que nuestros niños sigan creciendo con los mismos patrones con los que nos borraron la Memoria Histórica, la identidad y el sentido de pertenencia.

¿Qué es la patria? ¿Es tan poca cosa para reducirla a un desfile escolar con tintes militares? ¿Es tan poca cosa para que pensamos que una bandera y un himno nacional la engrandecen? ¿Tan poca cosa para que nos tenga a nosotros como sus hijos? ¿Qué es la patria? La patria es la inmensidad que no nos merecemos como sociedad.

La patria es la conciencia de clase, es la sensibilidad ante el dolor ajeno, es la integridad individual y colectiva. La patria son nuestras manos juntas trabajando para reconstruir el tejido social. Es buscar juntos la justicia y equidad. La patria es la libertad de los niños jugando en lugar de trabajar. Las niñas jugando en lugar de ser violadas y embarazadas ante nuestra doble moral. La patria son nuestros abuelos viviendo su vejez en la tranquilidad de un sistema incluyente y justo. La patria es el derecho al aborto.

La patria es el derecho de todos a amar a quién queremos sin que se nos juzgue, castigue, discrimine y asesine por ello. Es, el derecho al Matrimonio Igualitario. La patria la hacemos todos en la construcción social de un país donde se pueda vivir en libertad, con la seguridad de tener un sistema y gobierno que en lugar de robar y oprimir invierta en el desarrollo integral de los ciudadanos.

La patria es la familia en todas sus formas. Es la oportunidad a una vida integral. Es la defensa de la tierra. Es la limpieza del agua de los ríos. Son los niños viviendo bajo un techo y no en las calles o basureros. La patria son los anhelos, es la belleza de las flores del campo reverdeciendo en la libertad de la herencia campesina, y no muriendo en la explotación minera. La patria es un país sin explotación laboral y sin explotación sexual.

Es el acceso a la salud y a la educación. Son las clases de Formación Musical y Educación física cinco días a la semana en las escuelas públicas, urbanas y rurales. La patria es la felicidad de una sociedad sana, consecuente y humana.

La patria es la entereza de ver al otro de frente y de tenderle la mano si necesita ayuda, sin pedir nada a cambio como pago, hacerlo porque es el deber humano. La patria no es territorial, la patria es lo que hacemos como seres humanos en la construcción de un mundo equitativo e igualitario. La patria es una universalidad. La patria tiene una sola bandera: la de la paz y la libertad.

Y tiene inmensidad de formas, está en nuestros ojos, en nuestras manos, en los pies del niño descalzo, en la espalda de los cargadores de bultos. La patria está en nuestra voz que denuncia y reclama los Derechos Universales de todo ser humano. Que reclama un alto a la injerencia extranjera que llega para asaltar y oprimir.

La patria es una flor de cordillera al atardecer. El llanto de un niño que llora de hambruna. Una madre en desnutrición. La patria es todos los días, a todas horas, en cualquier lugar: la integridad de una humanidad que crea y transforma en pro del amor, la unidad y el libre albedrío.

Hoy, aquí, en nuestras circunstancias como sociedad: excluyente, clasista, racista, homofóbica, corupta y de doble moral, no tenemos derecho alguno a mencionar la patria y llevarla como nuestro estandarte. No estamos a su altura, lo que sí podemos hacer es comenzar a trabajar en cambiar los patrones y el sistema, para que un día podamos sentirnos dignos de Guatemala y nos merezcamos ser sus hijos.


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Ilka Oliva Corado

Escritora y poetisa guatemalteca. Se graduó de maestra de Educación Física para luego dedicarse al arbitraje profesional de fútbol. Hizo estudios de Psicología en la Universidad de San Carlos de Guatemala, carrera interrumpida por su decisión de emigrar a Estados Unidos en 2003, travesía que realizó como indocumentada cruzando el desierto de Sonora-Arizona.
Es autora de doce libros: Historia de una indocumentada. Travesía en el desierto de Sonora-Arizona; Post Frontera; Poemario de luz de faro; En la melodía de un fonema; Niña de arrabal; Destierro; Nostalgia; Agosto; Ocre y desarraigo; Relatos; Crónicas de una inquilina y Transgredidas, publicados en Ilka Editorial.
Una nube pasajera que bajó a su ladera la bautizó como “inmigrante indocumentada con maestría en discriminación y racismo”.
Sitio web: https://cronicasdeunainquilina.com/

 cronicasdeunainquilina@gmail.com      @ilkaolivacorado

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