El tema de la corporación: la Iglesia católica romana sigue estando en el tapete, ahora con la canonización de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II.
Juan Pablo II (Karol Wojtyla) conocido en el mundo como el “papa viajero” por sus continuos viajes por el mundo, y que estos lo trajeron dos veces a Venezuela, y que muchos en sus reminiscencias aún se conmueven con Adrián Guacarán cuando le cantaba El Peregrino.
También se recordará al papa viajero por su muy publicitada y apoyada (Ronald Reagan y Margaret Thatcher) cruzada contra el comunismo.
Conocidas son la conspiración y alianza de la Iglesia católica romana con la mafia italiana y la CIA para evitar que el Partido Comunista Italiano junto al partido Socialista ganara las elecciones en Italia en 1948.
El papa viajero en 1987, fue a Chile y junto al dictador fascista Augusto Pinochet, salió al balcón del Palacio presidencial de la Moneda (símbolo de lucha y resistencia del pueblo chileno) y ¿olvidaba? que debajo de esa multitud que le recibía yacían decenas de miles de muertos asesinados por quien lo acompañaba en el balcón.
Pero años antes (agosto de 1979) Karol Wojtyla desatendía las suplicas y ruegos del monseñor Romero –arzobispo de San Salvador– cuando denunciaba con pruebas en la mano el genocidio que con el apoyo y anuencia del Gobierno de El Salvador cometían los escuadrones de la muerte (militares, policías y civiles encapuchados) contra el pueblo salvadoreños y líderes políticos y sociales.
El 24 de marzo de 1980, monseñor Arnulfo Romero fue asesinado por un francotirador de los escuadrones de la muerte, el papa enmudeció y siguió viajando en su cruzada anticomunista.
¿Tendría razón la persona que le gritó al papa cuando pasaba con su “papamóvil” por la avenida Sucre: “ese no es ningún santo”?
