Hay varias formar de vivir como de morir, por cierto. El año que acaba de transcurrir, como si fuera ayer, se ha llevado su cuota de tantos muertos por cumplir el deber patriótico. Sin embargo, al nombrar Choukri Belaïd y otros más ¿acaso se puede llamarlos muertos?
Ante todo, Choukri fue asesinado y no ha muerto como el común de los mortales. Luego, éste asesinato abiertamente anunciado, preparado con minucia, ha sido un crimen de Estado. Desde el Ministro del Interior hasta miembros del cenáculo “islamista” en el poder, todos aquellos amenazaron abiertamente su vida, lo que en un Estado de derecho constituye de por si un delito penal. Por consiguiente no es de extrañar ver el dedo acusador dirigirse hacia el movimiento “islamista” Enahdha. En todo caso, la responsabilidad moral y política de tal crimen –entre otros más- recae sobre los dos gobiernos de la llamada troïka dominada por Enahdha, además de la responsabilidad penal directa de los matones, comendatorios, conspiradores y co-responsables locales y extranjeros que se esconden detrás de una cortina de humo. Por cierto, Choukri mártir atormentará sus días y noches. Mientras el bravo pueblo no deja un día por clamar justicia.
Choukri, el nuestro, al que su padre “Tio Salah” llamó Hijo de la Patria, es y seguirá vivo a pesar de la furia de sus asesinos y el odio de los comendatorios. La figura emblemática de este digno hijo, humana y política, se agranda con el pasar de los días, hoy cumpliendo un año ya. Tan sencillo y humilde –originario del abandonado nordeste del país, crecido en un rancho alrededor de la capital-, Choukri no se imaginaba alcanzar un destino de grandeza mientras sabia su vida en peligro.
Para las niñas huérfanas, sus pequeñas a las que tanto quería, para su familia, sus camaradas, sus amigos, sus vecinos y sus colegas la ausencia física de Choukri es tan cruel. Mientras su figura sigue y seguirá presente emocionalmente y con intensidad al estimular la lucha.
Por exigir con tanta rabia la cabeza de Choukri, cabe preguntarse ¿hasta qué punto puede haber alcanzado el odio de esa gente, el miedo o la amenaza que podían percibir?
Aquel abogado con sonrisa amplia y afable, conoció la pobreza y murió sin tener bienes materiales. Fue defensor desprendido de la causa de los débiles, los empobrecidos --y hasta aquellos mismos “islamistas” perseguidos por el régimen anterior, vueltos hoy sus enemigos más despiadados--, aquel ser humano pues jamás respondió al insulto y la amenaza con la misma moneda. Hombre de ley y justicia, era seguramente el más ajeno a toda violencia, verbal o física. Declaraba precisamente la víspera de su asesinato que solo Enahdha beneficia de la violencia. Aquella misma noche propuso la organización de un fórum nacional contra la violencia. Entonces como contestar la pregunta ¿en qué éste eminente patriota podía amenazar los intereses de Enahdha? ¿Cuál serían los beneficios de su eliminación física a manos de esa oscura agrupación, la que hace uso abusivo del Islam como negocio propio para acapararse del poder del Estado y cubrir sus fechorías?
Boom por Boomerang Farhat Hached, aquel patriota fundador a finales de los años 40 de la Unión General de los Trabajadores Tunecinos (UGTT) y militante aguerrido de la lucha independentista fue asesinado a mano de un comando del Estado francés, como se ha revelado ya por documentos oficiales de alto secreto. A unos cincuenta años de distancia cae otro patriota de la lucha de liberación nacional a mano de esbirros protegidos por un gobierno transicional que ha infiltrado el Estado. Nada de extrañar ver al pueblo manifestando el día del sepelio de Choukri con su retrato en alto junto al de Hached. Los dos patriotas fueron abatidos por balas enemigas. El claro objetivo de estos asesinatos era sembrar el mayor terror en el seno de la población. El jefe de Enahdha declaró: “! Nosotros o el caos!”. El mismo propósito del terror y la misma sentencia fueron utilizados por los Hermanos Musulmanes en Egipto, lo que en poco tiempo les causó una derrota estrepitosa anunciada.
Mientras el asesinato de Farhat Hached de hecho intensificó el ardor popular anticolonial; a su vez el crimen contra Choukri Belaïd volcó a las calles cientos de miles de ciudadanos(as) a través todo el país como respuesta al intento de romper la rebeldía popular a través del martirio de Choukri. Fue llorado en una gigantesca comunión con lágrimas de dolor y rabia en un día nublado y frio. Ahora bien, por un efecto boomerang, cayó en ese día el gobierno dominado por Enahdha llevando también al entierro el llamado “Islam político” made in USA.
Circunstancia agravante: apenas seis meses más tarde, del mismo modo se reanudó el crimen con el asesinato de Mohamed Brahmi, miembro de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) y del Frente Popular. Era demasiado. Con un nuevo efecto boomerang, cayó el segundo gobierno de Enahdha haciendo volar su sueño en pedazos. Se paralizaron las actividades de la ANC. En pleno calor veraneo se llevaron a cabo día y noche movimientos de resistencia activa a través todo el país. Allí si, Enahdha tembló y trató de salvar la cara antes de rendirse ante la mayor presión del pueblo con mujeres y jóvenes al frente recordando los días de la insurrección popular. Se creó con urgencia una instancia del dialogo nacional (entre partidos representados en la ANC) por iniciativa y dirección de la UGTT, la UTICA sindicato patronal, organizaciones de la sociedad civil con amplio respaldo de movimientos sociales patrióticos enfrentando Enahdha y sus secuaces. Luego de tediosas negociaciones, no le quedó más remedio a Enahdha sino dejar el poder evitándose una tragedia a la egipcia. Actualmente, un sexto gobierno transicional formado por tecnócratas sin filiación partidista tiene el mandato de remediar en algo el paso de Enahdha por el aparato del Estado y asegurar el proceso electoral hacia la segunda republica.
Haciendo del Islam su negocio privado, Enahdha de corte wahabita (secta religiosa originada en Arabia Saudita, ahora con fuertes apoyos de Qatar) había abusado de tantas artimañas para tratar en vano socavar al Estado y someter al pueblo con acciones tales como: mistificar, agotar, amenazar, forzar, distraer, engañar, torturar, corromper, aterrorizar, asesinar, desmovilizar, doblegar, estresar, deprimir y por ultimo empobrecer al pueblo con una economía al suelo y la bancarrota financiera. De nada le valió. Túnez es un país mediterráneo de modesta superficie, con un pueblo pacífico más sin embargo aguerrido, animado por miles de años de lucha contra los invasores. Recordemos en particular la invasión árabe en el año 647 responsable de un verdadero genocidio de los pueblos originarios del norte de Africa, judíos e Imazighen (mal llamados Berberes por los europeos), la cual fue enfrentada con valor por décadas las armas en la mano.
En los dos últimos años con Enahdha en el gobierno transicional, Túnez ha vivido por primera vez en su historia crimines políticos de Estado, infiltraciones de armas de guerra y grupos terroristas desde Libia, agresiones contra civiles por milicias “islamistas”, graves crisis sociales y políticas, un desmoronamiento de la economía y la moneda del país, un auge del contrabando y la corrupción, la muerte en alta mar de miles de jóvenes ahogados, tratando de emigrar hacia Europa. Otros miles de jóvenes adoctrinados en mezquitas fueron llevados a la muerte en Siria como mercenarios junto con muchachas para servirle de esclava sexual. Los ataques terroristas de los “jihadistas” en el llano y las montañas han costado ya decenas de vidas en las Fuerzas Armadas. Con todo, el pueblo firme ha resistido día a día apoyado cada vez en el auge de los movimientos sociales patrióticos, los cuales están alcanzando mayor eficiencia y prestigio, más sin embargo no así los partidos tradicionales. Precisamente, estos movimientos sociales, con mujeres y jóvenes al frente, son los que han salvado la nueva constitución -recién promulgada- de un verdadero desastre a mano de estos “islamistas” retrogradas, reaccionarios, los que dominan con mayoría relativa los escaños en la ANC.
Tanto Hached como Belaïd habían organizado la resistencia patriótica: el uno en contra del Estado fascista y colonialista francés; el otro en contra del proyecto criminal y antipatriótico de Enahdha infiltrando el Estado y tomando al pueblo como rehén por su terrorismo. Mientras la caída de los Hermanos Musulmanes desde el poder en Egipto fue rápida y estrepitosa, la de su rama en Túnez, Enahdha en el poder, ha sido una caída amortiguada pero fatal.
Enahdha y sus degenerados “salafistas” casi llegan en desfigurado al Islam. Su sueño era levantar un califato islámico patriarcal teocrático sin fronteras sobre las ruinas de los Estados nacionales actuales desde el Atlántico africano hasta el Golfo Pérsico. Demasiada casualidad para ser casual, ese intento converge y coincide con el plan USA-Israel del llamado Nuevo Gran Medio Oriente. Mientras el sueño de nuestro pueblo avanza paso a paso hacia una Patria soberana, una republicana laica, respetando todas las religiones, basada sobre las libertades, el derecho de vivir en paz una vida digna, equitativa para mujeres, hombres y niños.
Un ideal encarnado
“Hay hombres que hasta después de muertos dan luz de aurora”
José Martí
Este 6 de febrero no se presta a ceremonias mortuorias ni discursos elegiacos. Es un día del recuerdo en forma de movilización mayor de las energías por emprender iniciativas concretas, diarias, creativas en todos los terrenos de la vida social, económica, política y cultural. Es un día en que los partidos en su mayoría ineficientes deben echar un paso atrás para reconocer el protagonismo de los movimientos sociales patrióticos. Lamentos y rituales mortuorios deben cesar para celebrar la vida en su esplendor por la cual se ha derramado la sangre de los mártires cuyo sacrificio estimula generaciones de luchadores actuales y por venir.
Choukri vive. Se ha hecho pueblo. Evocar su nombre es apelar a lo nuestro común compartido a través de su voz calurosa, su gran arrojo, su pasión por el cambio, la fuerza de sus ideas encarnadas con ardor y convicción íntima que lo llevó a seguir la lucha toda su vida en la propia senda de los próceres de la independencia. Recordar a Choukri es pensar y hacer. Lo recordamos fortaleciendo el Frente Popular que él contribuyó en crear con voluntad de inclusión, avanzando con firmeza por una estrategia novedosa basada en su visión hacia una luz de horizonte como poeta y visionario. Vale mencionar un logro más de su esfuerzo unitario al movilizar en vida y más aún después de su martirio las capas sociales medias patrióticas las que participaron activamente y sin guía al proceso insurreccional popular o Intifadha al Karama. Este 6 de febrero y demás días, un homenaje a Choukri como a tantos otros hijos dignos de la Patria asesinados o simplemente fallecidos obliga hacia un mayor compromiso en la lucha hasta alcanzar nuestra verdadera independencia y soberanía nacional.
Choukri inició algo fundamental, dejando una semilla fecunda y esencial, relacionado con la necesidad imperiosa para actualizar los análisis teóricos en función de nuevas perspectivas de lucha capaz de aglutinar de forma inclusiva las fuerzas patrióticas del cambio. Para ésta tarea teórica necesaria todavía por desarrollar con audacia y pensamiento crítico, es preciso revisitar primero las ideas petrificadas y estériles del siglo pasado con orígenes tanto europeos como orientales. Tales dogmas siguen siendo mayores obstáculos hacia la verdadera unidad de las fuerzas políticas que han salido de la clandestinidad. Si bien cayó el dictador, no así el sistema que lo sustentaba ni los esquemas rígidos de sus opositores todavía encerrados en sectarismo paranoide, atrapados en una suerte de obliteración ideológica foránea.
Choukri al frente de su pequeño partido de izquierda recién estructurado, llevaba en realidad toda una legua de adelanto en relación con sus seguidores y partidos afines. En breve, su estrategia de renacimiento político se basa en una plataforma a doble nivel interconectado: Hacer frente a la gran emergencia para salvar la Patria en peligro a mano de los “islamistas” y fuerzas neocoloniales. A la vez, de forma concomitante, articular un proyecto de país, aportando propuestas programáticas realistas, concretas, a favor de un desarrollo coherente y congruente a largo plazo. Siendo consecuente, Choukri no escatimaba esfuerzo alguno recorriendo el país de punta a punta, escuchando, orientando, tratando una y otra vez de aglomerar, convencer, unificar fuerzas sociales vivas la más amplias hacia la creación de un verdadero Gran Polo Patriótico antiimperialista.
Observado de cerca por Enahdha, Choukri les parecía no tanto como un adversario político sino su enemigo principal, el líder político que tanto faltó durante el proceso insurreccional pero que surge ahora al fragor de la lucha popular continua. En más de una ocasión varios dirigentes oficiales de Enahdha, sus jefecillos al frente de mezquitas alentaron impunemente con discursos públicos su eliminación física. Un proceso de justicia transicional sin trampa debería un día saldar cuentas con estos delincuentes y sus mandantes en el extranjero.
Las generaciones presentes y futuras no dejarán de acudir a Choukri para orientarlas. De hecho, lo seguirá haciendo en la medida en que transciende su propia formación política, encarna el ideal patriótico, la pasión por el cambio, la permanencia del pensamiento crítico, creativo e universal. En cuanto a la generación del Intifadha, ella se ha enfrascado ya en la vida social, política y cultural con un espirito audaz e irreverente. Rebelde, Choukri a su vez les alentará en su búsqueda para hacer realidad el derecho legítimo por reconstruir el país con equidad, soberanía y libertad para todos.
Choukri Belaïd el Africano, descendiente de Jugurtha –héroe de nuestros pueblos originarios Imazighen- es de la estirpe de Patricio Lumumba, Mehdi Ben Barka y Amilcar Cabral, asesinados todos por los enemigos de la Humanidad. Ellos son nuestros héroes, mártires y guías de la lucha por la liberación nacional.
Túnez, para el 06 de Febrero 2014
www.shaahidun.wordpress.com
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* El autor es miembro del Frente Popular & militante internacionalista
** “Morir por la Patria es vivir” –Himno Nacional Cubano
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