Mandela fue revolucionario consecuente

La repercusión mundial que ha tenido la desaparición física de Nelson
Mandela cierra una etapa triste, pero también gloriosa, del despertar
africano en la que él fue el más alto símbolo de la resistencia al
racismo y paradigma de la utilidad de la firmeza inclaudicable para la
defensa de los principios justos.

Ahora, Estados Unidos y las potencias occidentales, que tan peligroso
lo consideraron manteniéndolo en la lista de miembros de
organizaciones terroristas hasta 2008 y que con tanto rencor lo
combatieron dando apoyo al régimen del apartheid, pretenden negar a su
intransigencia revolucionaria el mérito por los éxitos de su lucha y
lo presentan como un pacifista apolítico y conformista.

Cuando fue arrestado en agosto de 1962, ya Mandela formaba parte del
Comité Central del Partido Comunista de Sudáfrica (PCS), organización
que se proclama orgullosa de haberlo tenido en sus filas y lo
considera símbolo de la contribución decisiva de los comunistas
sudafricanos a la guerra de liberación en su país.

En el Congreso Nacional Africano (CNA) defendió la alianza con el
Partido Comunista Surafricano argumentando que “el CNA no es un
partido comunista sino un amplio movimiento de liberación que incluye
a comunistas y a otros que no lo son”.

Fue, hasta el final de sus días, gran amigo de Fidel Castro y la
revolución cubana y admirador profundo de Che Guevara.
Cuando salió de su largo encierro en prisión en 1990, se constituyó en
baluarte de la integración de los comunistas en el (CNA), alianza para
la conducción de la lucha por la liberación de la que Mandela era su
líder natural. Desde el CNA veló porque, en su plataforma política, el
objetivo de lograr la reconciliación nacional no negara el de
construir una sociedad sudafricana más equitativa, libre de racismo y
de otras desigualdades sociales, propósitos inalcanzables en las
condiciones de explotación del capitalismo.

En marzo de 1960, tras la masacre de Sharpeville perpetrada por la
policía contra los manifestantes antisegregacionistas que costó la
vida a 69 personas, el régimen prohibió el CNA.

Fundó entonces el Umkhonto we Sizwe (MK) y preconizó el entrenamiento
militar de sus miembros para guerra de guerrillas como doctrina de
combate legítima y necesaria.

Estudió, los escritos de Mao y Che Guevara y se convirtió en un gran
admirador del guerrillero cubano-argentino.

El 5 de agosto de 1962, tras 17 meses de vida clandestina, Mandela fue
arrestado y encarcelado en Johannesburgo, gracias a la información
para su captura que la CIA brindó a las fuerzas represivas del
apartheid. Fue condenado a cinco años de prisión.

El 20 de abril de 1964, en el famoso juicio de Rivonia ante la Corte
Suprema de Pretoria, Mandela presentó un vibrante alegato en el que
subrayó que, frente al fracaso de la desobediencia civil como método
de combate para conseguir la libertad, la igualdad y la justicia, y a
la prohibición de su organización, el CNA no tuvo más remedio que
recurrir a la lucha armada para resistir a la opresión.

Mandela y sus compañeros fueron declarados culpables de sedición y
condenados a cadena perpetua. En condiciones de extrema crueldad,
Mandela vivió encarcelado 18 años en Robben Island condenado a
trabajos forzados

Luego que en agosto de 1963, el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas condenó el régimen del apartheid y llamó a las naciones del
mundo a suspender sus suministros de armas a Sudáfrica, Estados
Unidos, Gran Bretaña y Francia, lejos de cumplir lo dispuesto,
apoyaron al régimen racista surafricano y multiplicaron los
suministros de armas. Igual desacato hicieron en 1976 cuando, tras la
sangrienta represión por la revuelta de Soweto, el Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas impuso un embargo sobre el envío de
armas a Sudáfrica.

El 1971, la Asamblea General de las Naciones Unidas calificó el
apartheid de crimen contra la humanidad y exigió la liberación de
Nelson Mandela pero el elemento decisivo que puso fin al apartheid fue
la estrepitosa derrota militar que fuerzas internacionalistas cubanas
infligieron al ejército surafricano en Cuito Cuanavale en el sureste
de Angola en enero de 1988 que obligó a Sudáfrica a aceptar la
independencia de Namibia en abril del propio año.

Durante su visita a Cuba en julio de 1991, Mandela recordó: “¡Cuito
Cuanavale marca un hito en la historia de la lucha por la liberación
del África austral! Este hecho, conjuntamente con la lucha de nuestro
pueblo dentro del país, fue crucial para hacer entender a Pretoria que
tenía que sentarse a la mesa de negociaciones”.

El 2 de febrero de 1990, el régimen segregacionista, moribundo tras la
derrota de Cuito Cuanavale, se vio obligado a legalizar el ANC y
aceptar negociaciones. El 11 de febrero de 1990, Nelson Mandela
finalmente fue libre tras 27 años de cárcel.

Elegido Presidente del ANC en julio de 1991, Mandela recordó los
objetivos: “En el CNA siempre estaremos al lado de los pobres y los
que carecen de derechos… y vamos a asegurarnos de que más temprano que
tarde sean ellos los que rijan la tierra en la que nacieron y que sea
el pueblo el que gobierne”.


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Manuel Yepe

Abogado, economista y politólogo. Profesor del Instituto Superior de Relaciones Internacionales de La Habana, Cuba.

 manuelyepe@gmail.com

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