En la consolidación de la idea Estado-Continente, la estrecha relación que se conjuga de los conceptos: Seguridad, Defensa y Desarrollo Integral, resultan esencial en la lucha que emprenden nuestros pueblos por la conquista de los principios de soberanía, auto-determinación, independencia, cooperación y solidaridad.
Sin embargo, la gran estrategia para afianzar la identidad y unión Nuestra-americana, intrínsecamente debe apoyarse en el principio de reconocer nuestras amenazas e intereses comunes, sobre los cuales resulta necesario impulsar la construcción de una doctrina de seguridad colectiva, destinada a preservar los recursos estratégicos que representan la piedra angular del desarrollo de nuestros pueblos, en la cual la UNASUR, tiene un papel fundamental en las coyunturas bajo las cuales los estratagemas imperiales pretenden soslayar nuestras soberanías.
De acuerdo con esto, aunados a nuestra visión dialéctica de comprender los fenómenos que forjan nuestras democracias, bajo la dinámica económica que imprime el sistema capitalista, las amenazas que atentan a la construcción de nuestros procesos democráticos parecieran ser una constante, donde nuestra visión unionista debe transitar en prospectiva de consolidar un polo de poder en este lado del hemisferio, deben de tener presente la seguridad-defensa-desarrollo, como pivote articulador de los ámbitos políticos-social-económico-cultural-geográfico-ambiental-militar y tecnológico.
En síntesis, la esencia de la visión unionista de nuestra América Latina debe estar presta a la implementación de líneas de investigación que nos permita actuar de manera conjunta sobre nuestros intereses comunes, pues la diplomacia bolivariana y las ideas-fuerza que de allí se desprenden, marcan la tendencia de romper con los viejos paradigmas en la cual la integración sólo representaba pactos económicos de clases, bajo las cuales se acentuaba la dominación imperial y las leyes del capitalismos representaban las asimetrías geográficas que pronunciaba la dependencia de nuestros espacios, acompañado este proceso también en una sistemática dominación cultural, donde la imposición de conductas foráneas reclaman en nuestra América la gran revolución cultural y educativa, que desmonte los patrones de dominación impuesto, debido a que en la emancipación de la conciencia de nuestros pueblos, está la consolidación de la Seguridad-defensa-desarrollo que marca nuestro camino en prospectivas a la formación del Estado-Continente.
