Cuba: ¿a cuál Cumbre de las Américas debe ir?

El mundo no sólo continúa girando al revés contrariando la teoría del camarada Galileo sino, especialmente, sigue siendo deformado por quienes igualmente tienen el dominio de los idiomas y los corrompen como a muchas jóvenes que viviendo en la pobreza las conducen a “mejorar” sus condiciones socioeconómicas ejerciendo la prostitución.

 En este mundo de cinco continentes se realizan tantas cumbres como lo ameriten las políticas de la lucha de clases y la lucha entre naciones o Estados. Pero la única Cumbre que tiene nombre correcto en este planeta es la que se denomina “Cumbre de las Américas” como deberían llamarse las otras: “Cumbre de las Europas”, “Cumbre de las Asias”, “Cumbre de las Africas” y, tal vez, “Cumbre de las Oceanías”.

 Estados Unidos representa la América superimperialista, la más guerrerista, la mejor armada, la más poderosa, la que más saquea al mundo, la más influyente, la de arriba y la peor enemiga de los pueblos o naciones con ansia de redención social. Canadá representa la América imperialista, la gran aliada del superimperialismo estadounidense, la que le lava los pies cuando se los ensucia de barro, la que le justifica todas las tropelías que comete en el mundo, la del medio y la que está consciente que por callar otorga. Y el resto de países desde México, pasando por el Caribe, hasta Argentina y con sus notables diferencias, conforma la América subdesarrollada y no imperialista, la de abajo, la explotada y oprimida, la saqueada, la que está obligada a rebelarse si quiere trazarse su propio camino de emancipación social, la que debe integrarse en un solo bloque para defenderse de la jauría superimperialista e imperialista.

 Cuba, hace años por la buena culpa de la revolución, fue execrada de las Tres Américas, porque representaba esa posibilidad de redención que va mucho más allá de las fronteras de un continente. Lamentablemente, la revolución proletaria no se ha producido en ninguna nación del capitalismo superimperialista ni en el imperialista. Por eso, hasta ahora, hemos estado un tanto jodidos en una larguísima transición, caso Cuba, entre el capitalismo y el socialismo que a la larga más perjudica al segundo que al primero. No es ningún descubrimiento que he hecho, sino que eso lo enseñó el camarada Lenin hace casi un siglo. Si alguien quiere o pretende refutar lo que digo en este artículo, debe hacerlo contra Lenin y, a través de éste, contra Marx, Engels, Trotsky y todas esas eminencias del marxismo que jamás creyeron y nunca creen que el socialismo pueda construirse dentro de las fronteras de un solo país. Para ellos el socialismo es algo internacional aunque tenga que ver con lo nacional.

Actualmente, está planteada una polémica que ha llegado hasta la amenaza de no asistencia a la Cumbre de las Américas de varios Estados o gobernantes si se deja por fuera a Cuba. La proposición salió de la boca del Presidente Rafael Correa del Ecuador. A los minutos salió la vocera del Estado colombiano preocupada por la amenaza. Es de suponer que se comunicó con el gobierno de Estados Unidos y éste le dictó el tipo de comentario que debía expresar. Ojalá, por lo menos, los presidentes de las naciones del ALBA no se guíen o tomen como recomendación a seguir las opiniones del Presidente Santos de Colombia en materia internacional.

 Luego saltó la Casa Blanca de Estados Unidos, a través Willian Ostick, portavoz del Departamento de Estado para América Latina, diciendo que “Cuba no cumple con los requisitos para participar en la Cumbre de las Américas”. Para el gobierno estadounidense Cuba debe volver a lo que era antes de enero de 1959: un casino, un garito, un prostíbulo, un central azucarero y un banco regional para los estadounidenses. Para el gobierno de Estados Unidos la única democracia que vale, por lo menos, en América Latina y el Caribe, es aquella que le garantice al Estado imperialista estadounidense la hegemonía en los asuntos internos de la América de más abajo, la subdesarrollada, la de razas inferiores, la de tontos útiles, la destinada a plagarse de miseria en nombre de la libertad otorgada y permitida por Estados Unidos.

 No tengo ninguna autoridad ni potestad para decirle a los gobernantes, especialmente, de los países que integran el ALBA, lo que deben decir o lo que deben hacer ni en materia nacional ni tampoco en lo internacional. Valoro sí sus gestos solidarios con Cuba, aunque el gobierno cubano ha manifestado que no tiene ningún interés en volver, por ejemplo, a la OEA. Es de suponer que los camaradas gobernantes de las naciones del ALBA han sido suficientemente informado por el gobierno cubano para asumir tal decisión de política internacional.

 Sin embargo, permítanme los mandatarios de los países del ALBA que emita una opinión sobre la propuesta de no asistir a la Cumbre de las Américas si no hace presencia Cuba y no están en obligación ni de leerla y, menos, de tomarla en consideración. Creo, sólo lo creo, que es mil veces preferible asistir a la Cumbre de las Américas para decirle de frente o de cara a cara a los representantes de Estados Unidos, Canadá y los de otros países que no estén de acuerdo con la presencia de Cuba lo que tienen o deben decir los delegados de las naciones de la América de abajo (Latinoamérica y el Caribe). Eso es mucho más importante que decirlo y no asistir.

 Por ejemplo decir: si ustedes no están de acuerdo con la presencia de la representación de Cuba, tampoco deben estar de acuerdo con nuestra presencia, por lo cual nos retiramos inmediatamente de la Cumbre de las Américas y nunca más asistiremos hasta que veamos a la representación de Cuba sentarse a nuestro lado con los mismos deberes y derechos que todas las demás naciones de la mal llamada Tres Américas.

 Por ejemplo decir: si ustedes, los de la América superimperialista y la América imperialista, no escuchan nuestras verdades, si siguen desconociendo nuestras realidades y no toman en cuenta las necesidades mutuas de las Américas en igualdad de oportunidades y sin ventajismo para ninguna, entonces nosotros no tenemos ninguna obligación de escuchar vuestras mentiras, ni de interesarnos por vuestro surrealismo mágico y engañoso como tampoco tomar en cuenta vuestras necesidades. Jalen ustedes por su lado que nosotros jalaremos por el nuestro.

 Por ejemplo decir: si la democracia es para ustedes, americanos del superimperialismo y americanos del imperialismo, que nuestras naciones obedezcan a vuestros designios y dejemos que saqueen nuestras riquezas como epígonos de vuestras políticas superimperialista e imperialista, para nosotros la verdadera democracia es la participación de nuestros pueblos en el protagonismo de su destino que no es otro que la emancipación de todo signo de esclavitud social y eso pasa, entre otras cosas, por ser antiimperialista.

 Por ejemplo decir: ustedes, superimperialista e imperialista si se les ocurre poner sus botas y disparar sus fusiles contra alguna de nuestras naciones, creyendo que nos van a volver a colonizar, sepan que nosotros tenemos muchos territorios, muchas montañas, muchos recursos estratégicos, muchas aguas y muchos millones y millones de hombres y mujeres dispuestos y dispuestas a resistir hasta vencer, hasta que salga derrotado el último de vuestros mercenarios de los suelos de América Latina y el Caribe.

 Por ejemplo decir: es hora que ustedes entiendan que se han producido cambios importantes en el mundo que nos han hecho entender la necesidad de integrarnos en la CELAC porque la OEA no representa los verdaderos intereses socioeconómicos de las naciones de América Latina y el Caribe, ya que se convirtió en un organismo político para justificar el intervencionismo, especialmente, del Estado superimperialista estadounidense en los asuntos internos de nuestros países o pueblos. Pues, sepan que Cuba, como el resto de naciones latinoamericanas caribeñas, si caben en la CELAC pero Estados Unidos y Canadá no, porque mientras mantengan esa manera de pensar y de actuar como hasta ahora lo vienen haciendo no habrá espacio para ustedes en la CELAC. Si desean mantener con nosotros buenas relaciones económicas dejen de tanto intervencionismo político en nuestros asuntos internos.

 Por ejemplo decir: entiendan que es tiempo de unir esfuerzos, pensamiento y acción por construir un mundo nuevo posible donde quepamos todos, donde resaltemos la solidaridad por el bien común, donde nos veamos y nos tratemos como hermanos, donde no existan Tres Américas sino una América dispuesta a contribuir con los otros continentes a forjar un nuevo porvenir digno de toda la humanidad. Cuando ustedes, el superimperialismo estadounidense y el imperialismo canadiense, entiendan eso y no execren a Cuba, entonces, nos volveremos a sentar juntos para discutir y llegar acuerdos que nos permitan desarrollar a todos nuestros pueblos y que no sean unos dos o pocos superiores a los demás.

 Eso sería, entre otras cosas, mucho más importante e impactante que negarse a ir a la Cumbre de las Américas alegando sólo la protesta por la no presencia de Cuba. Bueno, así lo creo. Abandonar la Cumbre, dejando dicho lo que se debe decir, es –así lo entiendo- lo más correcto políticamente.



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Freddy Yépez


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