Lo de de Libia, nos tiene que llamar a reflexión al parafrasear a Alí Primera, en su canto “No basta rezar, hacen falta muchas cosas para conseguir la paz”. Y efectivamente, los libios desde la burocracia se les dejó solamente para orar y contemplar. Toda la propuesta del poder popular, la democracia directa, se convirtieron en retórica para exclamar a los diarios y en una que otra conferencia. La verdad verdadera, es que se comenzaron a mantener relaciones internacionales preferenciales, quizás desde los tres últimos quinquenios, con las grandes potencias, en una supuesta relación de tú a tú. Especialmente con el mundo económico de esas naciones europeas, haciendo énfasis con los grupos financieros de éstas. Y con los otras naciones, particularmente las pobres, las vecinas, de dador de migajas en supuestos apoyos materiales. Nada de organización alternativa. Y mucho menos involucrarse en la construcción de una subjetividad libertaria desde los de abajo. De allí el mirar corto y despectivo a las penurias del Cuerno de África. Es la cultura política de solidaridad al mejor estilo ortodoxo cristiano: te doy limosna y me parece normal que estés así. Esa miseria permite mi conmiseración y la redención, para vivir con tranquilidad los lujos de mi cotidianidad.
Por supuesto, no tengo elementos para profundizar en este análisis. Pero me parece ingenuo seguir tirándonos al piso por las supuestas maldades de Obama y los personajes cantinfléricos del líder francés o el italiano. Viendo en paralelo lo que se le viene ocasionando con más desfachatez a los sectores mayoritarios de todos estos países. Millones de familias sin casa, sin salud y principalmente sin trabajo. Llevados al suicidio como reseña la prensa de los ciudadanos griegos. Es cierto que en ningún momento de la historia, las franjas trabajadoras urbanas e inclusive campesinas, creyeron tocar el paraíso del consumo. Telefonía celular en el más recóndito punto de cualquier región africana. Los cortes de moda, llevados por el adolescente más anónimo en cualquier barriada boliviana. En fin, el mercado de las chucherías capitalistas a la disposición de cualquier indigente de las calles caraqueñas y bogotanas.
Desde la propuesta socialista: en el hoy, los acontecimientos cotidianos e históricos del mundo, hacen pensar que eso son sólo proclamas, lo cual no tiene una importancia menor debido a que los destrozos del manejo financiero del gran capital, todavía creo no logramos dimensionar. Al entrar en los mercados, la ingesta de millones de millones de dólares, euros y ahora yuanes, sin ningún origen laboral directo, sin siquiera pisar tablita de ningún espacio de trabajo normal. Sólo desde las despensas del dinero inorgánico del mercado de las drogas y del comercio humano. Qué puede constituir una propuesta socialista a esa realidad, cuando esas presencias son como el oxigeno, que inundan todas nuestras vidas.
Se me ocurre reflexionar en colectivo para lograr un hacer libertario, especialmente con la juventud, de esos acontecimientos que, como mínimo, ya se dan en individuos de cada uno de nuestros colectivos, particularmente con el uso de las drogas. Mi esperanza se apoya en el sufrimiento de nosotros los humanos, ocasionado por este estilo de vida: son millones de seres humanos en el planeta los que alimentan y consumen ese estilo y su banalidad. Hemos visto pasar, sin darnos cuenta, el cortejo fúnebre de las utopías. Quiero fantasear que son adolescentes en estado cataléptico, donde los saberes ancestrales de los mayores podrán insuflar pócimas mágicas retomadas desde el hacer, que hagan revivir lo utópico de la construcción de la historia que ha hecho real la posibilidad de la lucha por los derechos fundamentales de la especie humana.
septiembre 2011.