Auditórium

Humala y la izquierda residual

“Si quieres que algo sea hecho nombra a un responsable. Si quieres que algo se demore eternamente nombra una comisión”.

Napoleón… 

Muchos analistas políticos sostienen que el Perú con Alan García mantuvo un crecimiento promedio del 4%  anual sin embargo, nunca en ese país hubo tanto desempleo, miseria, y hambre.                                                                                                                                                                      

El sentimiento del  peruano por nariz el 5/06/201, le dijo que se fuera,  ya que era un gobierno demasiado corrupto. Es en este contexto es, en el que se asoma, la rebelión de Ollanta Humala  y su movimiento ‘Gana Perú’ que cabalgó sobre esa crisis. En otras palabras como dicen los economistas: “Aprovechó el costo de la oportunidad”.

Ollanta Humala viene a ser parte de ese terrible drama social y político, así lo reflejaron las elecciones del pasado cinco de junio así, el pueblo peruano lo acompaño en ese gran sentido de oportunidad política, Humala se apoyó en ese sentimiento general, entrando en escena como virtual  Presidente del Perú por primera vez. El “método del discurso” que utilizó esta vez encontró eco en ese país, logrando obtener presencia política en esa nación.  Su opción de nacionalista pragmático, no hay que mirarlo desde otra óptica, hay que verlo por lo que es, y lo que representa, por lo que es, no por lo que no es. La izquierda latinoamericana tiene que ser muy cuidadosa  con este caso. Lo suyo es un nacionalismo con un alto contenido de pragmatismo.

Exhibe un proyecto político, sin acabados ideológicos. Para, un socialista revolucionario, es mas  prioritario apoyarse en sindicatos, movimientos sociales, en los trabajadores y campesinos, etc. Visualizó su apoyo en los excluidos, los pobres, que pueden ser captados para un proyecto de país mucho mejor.                                                                                                                       

El peruano Juan Carlos Mariátegui dijo: “Ni calco ni copia”. Las revoluciones no se pueden calcar como si una fuera igual, a la que sigue, ni el socialismo es igual en todos lados. Sin embargo, muchos revolucionaros del siglo XX, y el XXI  continúan copiando modelos inmutables, de partidos únicos de la revolución, o sea  donde partido y estado son la misma cosa. O sea, el calco, y la vulgar copia.

Mariátegui fue un eterno censurado, y vetado por el totalitarismo estalinista en todas partes. Este triunfo de Humala es uno de los elementos primordiales, para una revolución socialista en el Perú, pero también debe estar relacionado con otros sujetos políticos de ese país, sino estaría liquidado, la ventaja sobre Keiko Fujimori  fue de pronostico resevado.

Hay que tener  en cuenta, que la izquierda peruana viene de sufrir una gran derrota política en los últimos años. La vigencia política que tuvo en el pueblo cuando fue un poderoso movimiento político/social, se les vino abajo.

Sendero Luminoso, fue una expresión de izquierda que también fue derrotado. Bajo este esquema GANA PERÙ,  aspira consolidarse como una alternativa nacional ante la extrema debilidad que exhiben de las organizaciones de izquierda.

La izquierda peruana tuvo mucha fortaleza combatiendo, contra los gobiernos militares. Se opuso, al intento de estatización de los organismos sindicales, y los movimientos sociales en la primera etapa del gobierno del general Juan Velazco Alvarado entre el 1968 y 1975. 

El intento de estatizar llegó  a su clímax, que el Partido Comunista del Perú intento disolver la central obrera para ponerla gobiernera,  el mismo partido (PCP) mantuvo en esos momentos, que la revolución peruana había cambiado  el enfoque imperante en la América latina, y que serían las Fuerzas Armadas Peruanas , de ahora en adelante la dirección política de la revolución. Hay que  recordar hoy en día estos antecedentes históricos, para comprender los que pasa actualmente en este continente.                                                                                                          

 Los trabajadores peruanos de aquella  época, y otros movimientos sociales, como los estudiantes, y partidos de la izquierda, resistieron ese intento de corporativizar sus organizaciones. Esa resistencia la desarrollaron con más intensidad en la segunda etapa de ese gobierno militar velasquerista, porque ya era la contrarrevolución endógena la que venía a liquidar los avances y conquistas sociales alcanzados en la primera etapa de la revolución.

En  esos momentos, el imperialismo norteamericano pretendió desarticular todas las nacionalizaciones y expropiaciones del gobierno de Velazco. Fue ahí donde se hizo sentir la izquierda peruana, en su oposición a esos intentos  de eliminar las conquistas logradas en la primera  etapa del gobierno  nacionalista de Velazco Alvarado. Ahí demostró su calidad política y eficacia revolucionaria (Alfredo Maneiro) la izquierda peruana.

En la década de los años 70. Hubo en el Perú varias organizaciones de izquierda, muy consolidadas, algunas con mucha influencia y mucha autoridad política en la población. En la Asamblea Constituyente de 1978 la izquierda obtuvo el 38% de los votos nacionales.  A pesar del fraude. Estos datos indican la fuerza que había acumulado la izquierda peruana. En la década de los 80, la Izquierda Unida, ganó la Alcaldía de Lima con Alfonso Barrantes. Esa izquierda institucional, tenía entre sus filas fuertes corrientes radicales que se frustraron por sus inconsecuencias, cediéndole el paso a Sendero Luminoso.

Sendero Luminoso inicio su lucha contra todo el sistema capitalista, pero también le declaró la guerra a la izquierda. Para ellos el poder nacía de la boca del autoritario fusil.

Sendero Luminoso fue perdiendo el apoyo popular, a la medida que sus métodos terroristas, mostraban al pueblo peruano las aberraciones de sus actos, que los trabajadores, y la izquierda rechazaban.

La izquierda peruana tuvo mucha calidad política, y un gran peso social. Todo eso se desplomó. Así fue que se le abrió el camino, a la organización GANA PERÙ de Humala.

La izquierda perdió su proyecto de transformación social. Ese pueblo que quedó libre para el populismo de Fujimori, un gobierno de corte autoritario, manejado por las Fuerzas Armadas,  y Washington. Sin el fracaso de la izquierda no existiría el triunfo de Humala, no existe otra explicación racional.

En este concepto esta la explicación de lo que hace GANA Perú, y  porqué son una alternativa de poder en medio de una gran crisis.

La izquierda hoy tiene que ser educativa, y hacer pedagogía política con sus ideas. Tratando de educar para que se pongan en el terreno de la acción de masas, de la democracia revolucionaria, de los organismos de los trabajadores, de la cultura social de los excluidos.

Las lecciones del siglo XX son muy profundas. Lo primero que hay que constatar es que América latina va a seguir produciendo muchos o parecidos Humala. Washington no debe estar muy contento.

En la izquierda residual hay un fuerte dogmatismo instalado. Un dogmatismo en hacer una copia de la revolución cubana. Este calco y copia resultaría en este cambio de épocas una barbaridad histórica. Los fracasos son totales sobre esos intentos. De tanto repetir esquemas los gastaron, y al final muchos han quedado sin modelo de revolución, y de socialismo a la mano para mostrar.

Tenemos el derecho a la opinión libre y democrática. No se puede olvidar que las cosas mutan, cambian. Ese pesar produce ideas, fuerza. Y en el mundo de los bárbaros de la política estas ideas se dirigen a relanzar la batalla histórica por el socialismo, pero un socialismo con auténtica democracia.

Percasita11@yahoo.es



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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