En el Estado de México se enfrenta la “delincuencia organizada”: el PRI descalabra al PAN y al PRD

1. Sólo los dirigentes y los militantes distinguidos de cada partido niegan que sus organizaciones estén penetradas por el narcotráfico; la gran mayoría de la población lo afirma por lo que ve y siente. Por eso el seco golpe que dio el gobernador del Estado de México, Peña Nieto –el adelantado precandidato presidencial del PRI, de Televisa y TV Azteca- contra la unidad electoral de la derecha panista (que quiere recuperarse de su desgobierno) y la socialdemocracia perredista (desesperada por cargos públicos) no representa otra cosa que lucha entre políticos penetrados por el narco y que muchos de ellos forman parte de la delincuencia organizada. Estos partidos están absolutamente aislados de la población porque los problemas de miseria, desempleo y salarios de hambre les importan un bledo y sólo acuden a ella cuando buscan sus votos. ¿Qué parte del pueblo apoya a estos partidos, que no sea la clase política y empresarial?

2. No debe olvidarse que la delincuencia organizada en México se extiende en todo el país, por ello ya es muy difícil acabarla: está presente en todas las instituciones del gobierno, en el ejército, la policía, entre los partidos, en las organizaciones empresariales, en los medios de información, en la iglesia; podría decirse que en todas las altas jerarquías. No se sabe qué porcentaje de los miles de millones de pesos que dilapidan los partidos y sus dirigentes se origina del narcotráfico. Cada vez que es apresado un jefe narco la TV enseña varios metros cúbicos de billetes bien alineados. ¿Cuántos miles de billones de dólares llenan cientos de cuartos repletos en billetes verdes en la República sin poderse mover? Con razón hace unos 30 años el famoso narco mexicano Caro Quintero, ya en la cárcel, decía: “dennos chance unos años a los narcotraficantes y pagamos toda la deuda de México que nos tiene ahogados por sus intereses”.

3. Es tan gigantesca la cantidad de dólares escondidos por los narcos de todos los niveles, es decir, por narcos empresarios, políticos y líderes, que los bancos decidieron durante un tiempo mediante amplia publicidad –hace unos meses- no aceptar depósitos en dólares. En México podemos tratar con libertad y confianza con los trabajadores y sectores pobres, pero cuando hablamos con políticos y empresarios no sabemos si tratamos con un socio de los ya famosos narcos. Es el motivo por el que todos los movimientos políticos entre los partidos, en especial entre el PRI, PAN y PRD, suelen verse como confrontaciones entre la “delincuencia organizada de cuello blanco” que sabe moverse como si fuera “gente decente”. Por eso también cuando dicen discursos el presidente Calderón o el militar secretario de Defensa nadie les cree porque no se saben si hablan con honestidad o sólo hacen demagogia para vender más caras sus acciones.

4. La realidad es que en el Estado de México el sector corrupto del PRI/Verde le ganó la partida al sector corrupto PAN/PRD. El priísta Nieto les dijo que estaba bien la corrupción pero no tan descarada; que se podía criticar al sistema, pero no destruirlo con tonterías; pidió que por lo menos el PAN y el PRD demuestren que tienen un mismo plan de gobierno, una misma declaración de principios, un programa coherente para que los votantes vean una alternativa distinta a la del PRI. Y preguntó el candidato de Televisa: ¿Cómo es posible, por ejemplo, que el PAN esté contra la legalización del aborto, por la privatización abierta, y el PRD plantee exactamente lo contrario? Parece que se los jodió fácilmente, por eso la respuesta de “tiene miedo” no explica nada. ¿Se olvida que PAN y PRD, además de que originalmente tienen principios antagónicos, la mayoría de los candidatos que usan son los del mismo PRI?

5. El PRI, partido de derecha, que juega siempre ocupando el centro político, ha mostrado desde 1929 –junto con sus gobiernos en todo el país- una enorme capacidad para dominar la escena política nacional. Hasta mediados de la década de los 80 del siglo pasado mantuvo a la derecha panista y sinarquista, así como a la “izquierda socialdemócrata y comunista”, casi en silencio mediante discursos, así como con pequeños empleos y subsidios. Caminando estratégicamente –como un equilibrista- entre Cuba “socialista” y el imperio de los EEUU, repartiendo migajas entre las corporaciones obreras y haciendo buenos negocios con los empresariales, haciéndoles llamados a la “unidad nacional” dándoles por su lado a las izquierdas y las derechas, el gobierno centrista del PRI se mantuvo 71 años en el gobierno en fuerte alianza con el poder. No se sabe lo que pasará en la sucesión de 2012, pero el PRI puede regresar.

6. López Obrador, que sigue siendo el único político electoralista honesto, porque durante casi 10 años no ha dejado de hacer campaña política por la Presidencia de la República y porque sigue siendo un político “sin cola que le pisen”, no lleva todas para ganar, sobre todo si no consigue unificar al PRD y amplios sectores socialdemócratas y de izquierda a su alrededor. Si las decenas de miles de comités que dice AMLO haber organizado en todo el país no cuentan con equipos que los muevan y orienten, todos los electores quedarán a merced de los medios de información y funcionarios de gobiernos priístas que van a echar todo para favorecer a su partido. Parece que el PAN no tiene candidato fuerte ni posibilidad de ganar, pero no es difícil que si López Obrador “crece de manera peligrosa”, el PAN tendrá que devolverle sus favores al PRI porque todos los empresarios, el clero y el gobierno yanqui se lo exigirán.

7. El Estado de México, el de mayor población, mayor riqueza y más grande en número de representantes en el legislativo, va a ser clave –siempre lo ha sido- en la sucesión presidencial. López Mateos ha sido el único presidente de la República (1958/64) originario de ese estado, pero varias decenas de políticos de aquel lugar han sido presidenciables por los altos cargos que han ocupado en política nacional. López Obrador, después de seis años de recorrer semana tras semana el país, si unifica a la socialdemocracia y a la izquierda, es el único que electoralmente puede derrotar al PRI con Peña Nieto (con Beltrones o Paredes), a pesar de ser éste el candidato de los empresarios y los medios de información. Pero no hay que olvidar que a los jóvenes libertarios, a los zapatistas, a los que nunca votan, les importa un bledo las “candidaturas comunes, las coaliciones o los golpes bajos” porque ellos sólo confían en lo que las masas puedan hacer directamente.

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Pedro Echeverría V


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